Law miraba a Luffy con una expresión de duda, si bien el doctor había escuchado cosas estupidas, como los supuestos diagnósticos de cáncer dados por Google, más falsos que la bondad de la reina de belleza Boa Hancok, está era la primera vez que sentía que aquel niño había sido lanzado con fuerza al piso cuando era un bebé, no quiso ofenderlo, posiblemente era una broma desesperada para romper el silencio que reinaba en el automóvil, pero había niveles incluso para la estupidez.
Siguió mirando al camino en silencio, pero al final habló--¿tú comes?
--¡sí!
--¿eso responde a tu pregunta?-el menor ruborizado desvió la mirada--¿sabes que es una necesidad fisiológica? Porque, a menos que tú nunca lo hayas hecho necesitas urgentemente ir con un doctor.
--l-lo siento...
--¿conoces las necesidades fisiológicas?
--comer...y domir.
--No.--respondio--es, dormir, comer, beber, sexo y lo que preguntaste.El sexo.
Luffy no pudo evitar morder su labio inferior con la vergüenza viva en la piel, sabía que era el sexo, y no respectivamente al género, era ese el cuál se hacía con otra persona, tenía una vaga idea a lo de la penetración gracias a los vídeos porno, después de todo era un pecado no ver mínimo uno en la vida. Ese hombre ¿que era? Si no mal recordaba su hermana y él mismo, dijeron que era un médico alemán.Jugo con sus dedos, ahora estaba más ansioso.
--¿eres virgen?--nuevamente el rubor en las mejillas, odiaba tanto como el calor se le subía a una velocidad sorprentente, la sangre siempre se acumulaba de esa forma, si le decía la verdad seguro que el doctor se burlaría de él, un hombre de 19 años el cual venía de un pais tercermundista siendo virgen, era un estereotipo tan tonto pero él esperaba algo más--veo que si por tu silencio.
--¿que esperabas? ¿Qué tuviera veinte hijos por ser brasileño?
--no porque seas brasileño amas los carnavales y la samba--se detuvo en un semáforo para verlo a los ojos--y no porque yo sea alemán tengo un poster de Hitler en mi habitación.Los estereotipos eran tan comunes, era normal que en un principio se sintiera incómodo pero ahora se sentía mal--lo siento...--termino por decir el menor a lo que el mayor volvió la mirada al camino, la luz del semáforo una vez más estaba en verde. Avanzó.
--descuida yo te llame de vírgen.Su corazón volvió a latir, cada vez con mayor fuerza, no entendía porque era de esa forma, odiaba tanto que eso le ocurriera, cada vez más y más, ante cada bombeada de sangre el calor se intensificaba.
Lo sabía mejor que nadie, después de todo era su cuerpo y lo conocía a la perfección, aquel calor solo significaba algo, se estaba sonrojando. Se acomodó una vez más en el asiento del copiloto, haciéndose pequeño mientras sus manos se refugiaban en su pecho, sentía el golpeteo constante en su pecho que significaba lo cuán atolondrado se encontraba su corazón, estaba perdido.
--llegamos--en cuanto escucho las palabras del alemán se reincorporó de inmediato, intentó abrir la puerta pero esta tenía seguro. Trago saliva completamente nervioso--¿no olvidas algo?--dijo serio el mayor.
--yo...
--cuando una persona te ayuda con algo ¿que sueles decir?
--¿gracias?--Law lo miro serio--¡oh! Y-ya...etto ¡muchas gracias!
--de nada--quito el seguro de la puerta para que el menor saliera--si piensas ir para la próxima por lo menos avisa, odió las sorpresas.
--s-si, gracias, esto...tenga cuidado de regreso--dicho esto el mayor regreso la vista al camino para irse dejando solo detrás el sonido del motor..
.
.Llegó a su departamento donde finalmente sus piernas fallaron, recargandose en la puerta resbalo dejando que sus cabellos caoba resbalaban contra la puerta de metal, era fría pero cada segundo que pasaba apoyado en ella sentía como se calentaba cada vez más, tal vez era obra de su imaginación pero no podía evitarlo, era increíblemente soñador al pensar que aquel hombre siquiera pudo mirarlo de manera especial por solo una breve fracción de segundo.
De verdad, se sentía un crédulo muy especial.
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El vecino de enfrente. [Finalizada]
Fanfiction[Tercera parte de caperuza roja] Su vida siempre fue pacífica hasta ese día, cuando en el elevador quedó atrapado con un niño, su voz aniñada le molestaba, aquella sonrisa y esos ojos. Era molesto que ahora estuviera todo aquello en su mente, mient...