Capítulo 9. Heroína.

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La mañana había llegado, Law se levantó de aquella cama donde la dueña del apartamento dormía, no quería tener una aburrida charla sobre lo ocurrido anoche, le dio placer a cambio de alojamiento era lo único necesario que se debía aclarar, pudo volver a su apartamento pero no quería correr el riesgo que, a medio camino se encontrará con aquel niño y de inmediato se lo comentará a su hermana, quedarse con una de las enfermeras fue lo mejor.

Se vistió calmadamente y salió de aquella casa.

En su automóvil fue tranquilo al trabajo ya en el hospital le pediría a Lami que le llevará ropa, después de todo era sábado, iría sólo por unas 2 o 4 horas dependiendo si se complica o no la operación.

--Lami.
--¿dime?
--necesito que me traigas algo de ropa.
--¡claro! ¿Vas a trabajar hoy?
--solo unas horas, tengo una última operación antes de mis, vacaciones programadas, quiero algo cómodo pero no informal.
--¿esta bien esa ropa? Ya sabes la de la playera negra enseña pecho--rio la pequeña divertida.
--si, tráela.
--¿quieres comer algo?
--por favor.
--oye hermano, ¿puedo ir a verte trabajar? Ya sabes...en el mirador.
Una sonrisa se dibujo en los labios del cirujano mientras marcaba su tarjeta de entrada, aquella petición le trajo un agridulce recuerdo a la mente, cuando ellos dos eran niños siempre le pedían ese favor a sus padres quienes con risas aniñadas les otorgaban el permiso, ambos aprendieron tanto con solo ver, pero claro, eso fue antes de la tragedia donde sus padres fallecieron y pasaron al cuidado de los Donquixote--claro que puedes, la cirugía empieza a las 11:30.
--¡gracias! Pero...¿porque no veniste cuando acabo tu trabajo ayer?
--no quería interrumpir y me quedé a dormir en el cuarto del descanso para doctores.
--oh, esta bien, llego en unos 30 minutos, ¿puedes pedirme un taxi?
--claro, nos vemos--Law colgó el teléfono.

Las enfermeras pasaban saludando de manera respetuosa al mayor, al igual que sus colegas, Law se limitaba a responder con un ademán mientras enviaba un texto al chofer de un taxi que conocía.
--¡Buenos días!
--buenos...--respondió Law a Marco quien se acerco a su oído para gritarle.
--pareces algo apagado, ¿que ocurre? ¿No te gusto la nueva con la que follaste?
--demasiado floja, se nota que estuvo con varios.
--como tu con varías, me sorprende que no contraigas enfermedades.
--lo bueno de coger con enfermeras es que saben cuidarse, por ello no se corre tanto riesgo, además no les molesta que use condón, las prostitutas son a las que les debes temer.
--¿porque?--lo miro intrigado Marco fingiendo inocencia en ese tema.
--caras vemos, enfermedades no sabemos--se limito a decir.
--me encantaría tener tu sistema inmunológico, por más exámenes que te hagamos no tienes ninguna enfermedad.
--no soy tan idiota, se con quien debo y con quien no debo meterme.
--ahora entiendo todo--rio.
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--gracias por la ropa.
--¡de nada!--sonrió la menor mientras Law comía los deformes onigiris que su hermana le había entregado--¿que tal saben?
--nada mal.
Una sonrisa se dibujo en sus labios mientras observaba a su hermano mayor comer tranquilamente, estaba tan contenta que le hubiera gustado la comida que Luffy preparo para él, pero aún era muy temprano para decirle que no fue ella quien los preparo--hermano, algún día... ¿piensas cambiar?
--¿en que aspecto?
--sabes a lo que me refiero--lo miro--estoy segura que Cora espera que sientes cabeza, consigas pareja y hagas una familia, no que andes de flor en flor probando el polen.
--en realidad entierro el aguijón.
--hermano--lo miro sería--deberias darle una oportunidad aquellos que te vean con cariño.
Desvío la mirada--no me siento estable para eso.
--¿y para el sexo?
--ese es otro asunto, Lami eres mi hermana y gracias por preocuparte pero...hay cosas que es mejor no saber.

.
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Sus manos se movían de manera lenta y con elegancia, sus profundos ojos grises estaban atentos a su objetivo mientras con aquellas herramientas hacía su trabajo, nunca en su vida había visto tal cosa, pero era arte, aquel hombre estaba haciéndo algo hermoso.

Acepcia y anticepcia, corte...todo era tan elegante que enamoraba. Luffy no podía apartar su mirada, era tan hipnótico que parecía estar bajo el efecto de alguna droga, era como la heroína que se había inyectado en sus venas, ese doctor era una droga tan elegante que no paraba de enamorarlo.

¿Como era posible que, incluso con un uniforme lleno de sangre y cubierto casta los cabellos se le hiciera tan sensual? Era increíble cuántas sensaciones podía vivir en un solo instante.

--el uniforme quirúrgico siempre es así de ajustado al cuerpo--miro ruborizado a Lami quien parecía leer sus pensamientos--no es que a mi hermano le guste que la ropa sea así de pegada al cuerpo, pero...no vas a negar que te gusto algo que viste.
El menor bajo su mirada sonrojado pero una vez más sus ojos buscaron casi con desespero a ese hombre quien, estaba salvando una vida frente a él, sólo un cristal los separaba, pero deseaba con fuerza que algún día...nada los separé.

El vecino de enfrente. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora