Capítulo 19. Charla.

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--mira directo a la luz, muy bien ¿cómo pasó todo eso?
--no debí decir la verdad--respondio el pequeño al mismo tiempo que seguía con la mirada aquella pequeña luz que emanaba la lámpara del doctor--, Sabo se veía muy enojado
--depende--respondio el mayor para después apagar aquella amarillenta lucecita, comenzó a escribir todo lo observado en sus procedimientos y después miró al pequeño--¿qué hiciste?
--rompí la televisión
--esta bien...
--y me comí toda la comida de un mes o una semana...no recuerdo
--vale--siguio escribiendo--¿eso es todo?
--si...pero bueno, sucedieron más cosas, algunas parece que son tontas pero a Sabo le molestaron bastante entonces, es normal que nos haya golpeado tanto, por cierto ¿donde está mi hermano?
--como la doctora Kureha--lo miro--bien am...Luffy, necesito que tomes los medicamentos que te voy a recetar y guardes reposo por dos días, tal vez estando alejado de tu hermano se le pase el coraje.
--gracias doctor Law... ¡Woow que letra más hermosa! Creía que todos los doctores escribían con el culo--nuevamente el menor se llevó las manos a la boca, por alguna extraña razón siempre que estaba cerca del doctor terminaba hablando sin pensar, algo que de verdad odiaba porque al estar cerca de el no podía evitar tratar de ser más culto, y era obvio que al mayor no le llamaba mucho la atención, solo se dedicó a mirarlo con una expresión que dijera: "vaya idiota".
--si bien, solo toma estos medicamentos--le dejo la receta en el escritorio mientras cerraba el fichero--puedes retirarte...
--¿cómo era ella?
--¿disculpa?
Pero ya era demasiado tarde, había abierto su gran boca dejando salir todo lo que pensará y era claro que no se iba a detener--¿porque sigues enamorado de ella? Yo... ¡yo puedo ser mejor!
--¿de que estas..?
--por favor escúchame--quería detenerse antes de arruinarlo todo, pero no podía se sentía un idiota porque seguramente sus palabras lastimarian en secreto al adulto--Law, me gustas, ¡te quiero! ¡te amo! ¡estoy enamorado de ti!, quiero que me permitas estar a tu lado
--estas metiéndote en cosas que no son de tu nivel--se levantó--ni mucho menos de tu incumbencia
--¡si lo es!--fue lo que respondió de inmediato el pequeño al mismo tiempo que se levantaba de la silla--¡jamás podrás estar bien si no haces un esfuerzo!
--¿¡quién mierda dijo que no estoy bien!?--se estaba exaltando, Law sabia bien que lo peor que podía hacer era hablar bajo la influencia de sus emociones, estar enojado y gritar era lo peor, no podía dejarse llevar como siempre por el primer arranque de coraje, se detuvo unos segundos y comenzó a contar al mismo tiempo que respiraba con prisa, intentando calmarse, estaba bien, todo estaría bien...
--Kiddy me lo dijo, y no creo que sea justo que sufras, no es justo que apartes a las personas solo porque aún no lo superas
--escucha, lo que este pasando con mi vida es asunto mío, tu no eres nada más que un paciente en estos momentos--trato de resonar--y fuera de estas paredes solamente eres el vecino molesto que organiza reuniones cada quince días ¡y! Al cual no veo nunca porque salgo muy temprano a trabajar, también porque regreso muy noche, ¿haz comprendido?
--¡dame una oportunidad por favor!
--¿mínimo me escuchaste?
--por favor, quiero que me des una oportunidad
--¿para que?--habia veces en las cuales al mayor le gustaba la gente que tenia persistencia, aquellos que no se rendían y buscaban mil alternativas para alcanzar sus sueños, ese tipo de personas siempre le agradaron pero, este era un caso especial, había decidido ocuparse de ahora en adelante en otras cosas, centrarse en su trabajo y olvidarse de todo aquello que estuviera relacionado con lo amoroso, porque nada bueno salía de ello, la primera vez que se enamoró su amada murió a los pies del altar, mientras que a sus padres, las personas que más amaba murieron en un accidente, había comprendido para ese entonces que la vida no le tenía preparado nada especial, solo debía ocuparse de sus deberes, nada era más importante en esos momentos porque, incluso cuando más deseará que alguien lo liberará de aquella jaula tortuosa era imposible, ya se había rendido, estaba resignado a solamente encogerse en la esquina de una de las cuatro paredes, perderse con el tiempo, dejarlo avanzar sin hacer nada para remediar su dolor, fue por eso que respiro con mayor tranquilidad, recordó que no debía hacerle daño a los pacientes, suspiró para de esa forma ver al menor quien, ahora, se encontraba con un pequeño puchero en el rostro sus puños estaban cerrados con fuerza y su rostro rojo, no sabía que hacer.
--¡dame una oportunidad!--repitio por tercera vez--¡quiero que me des una oportunidad para curar tu corazón!
--escucha
--¡no, tú escucha! Que solamente te lamentes esta mal, estoy seguro que a ella no le habría gustado verte en estas condiciones porque, el mayor dolor para una persona, es ver a quien le gusta sufrir, por favor date una oportunidad, y, y si yo no soy capaz de curar tu corazón entonces mantén las puertas abiertas porque alguien capaz llegará...y te lamentarás mucho si la dejas ir
--repetiste mucho las "y"
--¡no me importa!
Ahora el doctor suspiro, acomodó sus cabellos hacia atrás buscando una forma de hacerlo entender pero era claro que no habría forma, el pequeño estaba encaprichado con aquella idea por lo cual le entregó una tarjeta--ese es mi número, no recuerdo si te lo di...¿estás contento?
El menor asintió rápidamente al mismo tiempo que se abrazaba aquella tarjeta--¡si! ¡te haré muy feliz lo prometo!
--solo quiero que escuches con atención, te has metido en algo muy personal mío...si me decepcionas a la primera adiós, yo no soy de dar segundas oportunidades
--¡no te arrepentirás! ¡deberás!
--vete antes de que cambie de opinión--lo miro--, y nada de abrazos, en estos momentos eres solamente un paciente que me gritoneo...anda largo
--si Law--dichas estas palabras el menor salió de aquel consultorio dejando al mayor solo.

Law camino en círculos durante unos minutos pensando seriamente en lo que hizo, normalmente solo se dedicaba a tener sexo con las enfermeras pero ahora le había dado una oportunidad a un pequeño enamorado, seguramente había sido el mayor de sus errores pero no podía hacer nada en esos momentos, en lo único que si había tenido razón Luffy fue en sus palabras, aquella joven jamás habría querido que él estuviera triste, desde que la vio por primera vez en la sala de urgencias, aquella chica vio la tristeza en sus ojos, todas aquellas cargas emocionales, todo ese dolor...su enfermedad le importaba poco, desde que llegó al hospital solo se dedicaba a sonreírle, animarlo, incluso pasaba horas a su lado escabulléndose en su consultorio para no dejarlo solo. Todo eso lo enamoró, pero ahora no le quedaba nada, nuevamente miró a la puerta ¿hizo bien? Le estaba dando alas a un joven enamorado, después de todo aún no estaba listo para algo sentimental, solamente era un hombre harto de los sucesos dentro de su vida.

Camino unos segundos más dentro de aquella habitación, intentando comprender toda esa oleada de emociones que lo estaban comenzando a llenar, por alguna extraña razón no podía evitar sentirse de esa forma, tuvo que regresar a su silla para pensar en todo lo que había pasado, suspiró y recargo su cabeza en el respaldo de su silla. Estaba cansado, necesitaba dormir, pero solo pudo cerrar sus ojos, dejando que el tiempo pasará a su alrededor, si lo necesitaban lo llamarían pero de momento solo quería quedarse pensando en nada, hacer nada...ser nada.

El vecino de enfrente. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora