Capítulo 21. Alma.

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Estaba enamorado, era más que claro, y no podría existir un poema, una novela, una escultura o alguna canción que se asemejara a todo el revuelo que había en su interior, seguramente para muchos era una total exageración pero para aquel pequeño que sufría de un primer amor era todo, su vida, y su ser entero danzando en su mente, escuchando las palabras de aquel hombre ¡lo buscaría! ¡estaba avanzando! Estaba seguro que el mayor pronto sentiría exactamente lo mismo que él, podrían abrazarse juntos y corresponder a sus sentimientos sin miedo o prejuicios, estaba seguro de que eso iba a ocurrir tarde o temprano.

Tomo su almuerzo con una sonrisa llena de calidez en sus labios y prosiguió a comer de forma lenta si parar de reír, maldición, de verdad amaba a ese hombre. Pero tanta dulzura dentro de su corazón preocupaba a sus amigos que únicamente se podían dedicar a mirarlo a lo lejos porque si se les ocurría apagar aquella llama de felicidad en la antorcha humana que era ese joven hiperactivo seguramente acabarían con todo su ser, porque apesar de su gran tenacidad y espíritu, en el fondo no pasaba de ser una vela expuesta a la naturaleza, la cual podría apagarse con la más suave brisa o una simple lluvia, era por ello que les preocupaba tanto, así que solo podían dedicarse a observar a lo lejos.

--oye--el menor se giró para ver a Sanji--has comido lento, eso es admirable ¿te duele algo?--fingio no saber que era lo que ocurría pero lo sabía mejor que nadie, después de todo, tenía a ese hombre hasta de fondo de pantalla en su celular, era más que claro de lo que se trataba.
--voy a salir con Law--se ruborizo.
--¿ya lo llamas por su nombre?--interrumpió abruptamente Zoro, como si de un ataque de celos por parte de un amante se tratase--creí que era solo "Torao"--imito las comillas con sus manos dando a entender que se refería al apodo que inventó su amigo, porque en realidad era eso, Zoro y Luffy eran mejores amigos, esa era la principal razón por la cual estaba más que preocupado por el pequeño quien estaba siendo devorado sentimentalmente y aquel hombre ¡nisiquiera lo veía! Pero por alguna extraña razón lo tenía a su merced.
--ahora somos novios...él también me llamará por mi nombre--pero pareciera que el único que no comprendía la preocupación del joven de cabellera verde era su mismísimo mejor amigo, fue por ello que tuvo que interrumpir de inmediato alguien si no querían que ese par de monstruos se agarraran a golpes en medio patio escolar en un receso tranquilo.
--¿c-cuando es la cita? ¿A donde irían?--Luffy miro al pequeño Chopper, por lo cuál sonrió.
--me dejó elegir el lugar pero...no se a donde deberíamos ir, antes fuimos a comer a un restaurante y luego al parque de diversiones entonces...no tengo muchas ideas.
--este fin de semana se va a estrenar una nueva película de Marvel--animo la situación Usopp.
--¡sería suuuuuupeeer que fuéramos todos!
--¡vamos entonces!--acompaño Nami pero Luffy los miro.
--el cine es una buena opción, le diré a Law que vayamos juntos, podemos ir todos cualquier otro día, no es como si las funciones las quitaran rápidamente, tardan hasta un mes en taquilla una película--sonrió--¿está bien?
A veces era así, Luffy podría actuar de esa forma y nadie diría nada, era como una especie de poder especial que solo Los Reyes tenían para controlar al pueblo, era una especie de don que usaba muy rara la ocasión.
Pero no importaba, después de todo si Luffy los llegaba a ver en el cine sabría que lo siguieron por ello solo les restaba esperar y rogar porque todo fuese bien para su amigo. Y justo como si fuese un par de hojas siendo llevadas por una tranquila brisa de verano, la semana pasó y el tan ansiado encuentro llego.
Luffy no paraba de caminar de lado a lado en la habitación, ese día se levantó temprano para elegir una buena ropa, adecuadas más que nada, llevaba unos pantalones azul marino con una playera roja, había dejado de lado sus características sandalias e incluso su sombrero no iba muy acuerdo con el cine y lo que menos quería hacer era dar una mala impresión hacia el mayor, era una cita oficial, debía darlo todo para pasar de "Mugiwara-ya", "tú" o "oh ese chico" a Luffy.
Ese día se sentía especialmente preparado, como si lo hubiera ensayado todo de manera mental desde el mismo día que acordó con el doctor la salida, le pediría que fueran al cine a ver una película de comedia, si veían algo de acción se tornaría aburrida la situación para ellos dos porque estarían fijos en la pantalla, si elegía una de romance ¡seria mucho peor! No tenía la más mínima intensión de dejar al descubierto lo obvio, por ello optó por una película de comedia, más que nada una de parodia, esas siempre divertían a las personas sin importar que tan serias fueran. Tenia dinero extra, lo había ahorrado toda la semana para poder pagar una parte y así no quedar como "la damisela", si era sincero desde que inició la mañana no paraba de mirar el reloj, ya fuera en su celular o en la pared.

Finalmente llegó la hora, Law tocó el timbre por lo cual, a la misma velocidad de la luz corrió para abrir la puerta, estaba seguro y sus hermanos no estaban en casa, después de todo Sabo se encargó de Ace, de esa forma no andaría de fisgón siguiéndolos a todos lados. Se sentía nervioso, su corazón no paraba de latir con tanta fuera ¡seguro todos oirían como sus sentimientos eran gritados por un órgano! Mientras que sus manos no paraban de sudar, estaba nervioso, acomodó su cabello una última vez y abrió la puerta solo para toparse con el doctor que vestía de una forma tan sensual, aquella playera negra dejaba al descubierto los tatuajes de su pecho, jamás pensó que una simple tinta bajo la epidermis podría ser erótica en una persona, pero eso era porque no conoció para ese entonces a Law, acto seguido bajo su mirada, aquellos pantalones ajustados dejaban mucho que pensar, era claro que el cirujano tenía un buen cuerpo.

Mientras Luffy se dedicaba a mirar de arriba-bajo a su "pareja", Law miraba su celular, como si estuviera revisando una especie de agenta, un minuto después miró a Luffy--¿sabes a donde iremos hoy?
--¿eh? Ah... ¡si! Me gustaría ir al cine
--dejame adivinar, ¿los Vengadores?
--no, más bien pensaba en una película de comedia...pero si quieres ver esa podemos ir...--el menor se mordió la lengua, no quería estar 3 horas sentado junto a su pareja y a un desconocido, pero tampoco quería obligarlo a ver una película tonta.
--me parece bien una de comedia, no me apetece hoy ver a hombres musculosos con ropas pegadas--dijo Law--, bien...vamos al estacionamiento.
--¿para que?
--porque ahí tengo estacionado mi auto, tal vez
Luffy no dijo nada después de eso, no podía evitar sentirse estupido, por alguna extraña razón siempre terminaba actuando o hablando mal frente al doctor, y era todo lo que más deseaba evitar, pero parecía que hasta el mismo universo le obligaba a hacerlo, prefirió tener la boca cerrada, bajaron en total silencio por el ascensor, el menor no decía nada pero no podía evitar acercarse al mayor quien solo se limitaba a hacer dos cosas, ya fuese apartarse un poco o rendirse y dejar que el monito se abrazara a su brazo.

Habían llegado al estacionamiento subterráneo, Luffy siguió abrazado a la extremidad ajena hasta que llegaron al vehículo del doctor, notó algo extraño en el por lo cual habló--creí que era negro...este es rojo
--compre un auto nuevo--le respondió.
--¿y el otro?
--se lo daré a Lami cuando tenga la edad suficiente para conducir, ¿no te gusta? Pensaba que te gustaba el rojo.
--¡e-es hermoso! C-como el dueño...
--¿disculpa?
En ese momento Luffy guardó silencio al mismo tiempo que bajaba la mirada, no tenía el valor para levantarla y ver a Law, pero el mayor no dijo nada, le costaba comprender aquel joven pero hacía un poco de esfuerzo, camino hasta él para poder abrirle la puerta, lo hizo en señal de amabilidad, pero el joven no pudo evitar que sus mejillas se tornaran de un rojo carmín, entró lentamente al vehículo para que la puerta fuese cerrada justo detrás de él, sentía como su corazón latía cada vez más rápido provocando que sus mejillas cambiaran de color, estaba nervioso, le costaba respirar, pero Law solamente se dedicó a entrar al auto y conducir.

El trayecto al cine duraría entre 20 a 40 minutos dependiendo del tráfico, eso sería una oportunidad perfecta para intercambiar palabras pero, no sabía que decir, seguramente si el doctor le preguntaba por la escuela parecería una especie de padre o anciano entrometido, por su parte Luffy no sabía que decir, si le preguntaba sobre su trabajo, sería algo completamente típico en una conversación para luego caer en un silencio incómodo.
--puedes, colocar algo en la radio si quieres--pero al final fue Law quien hablo.
--¿radio?--pero acabo sintiéndose viejo ante la respuesta de Luffy, por lo cual no dijo nada más solo miró al frente en silencio--radio goo goo--aplaudio--radio Gaga--lo hizo de nuevo.
--All we hear is radio ga ga--golpeo el volante suavemente el mayor--Radio blah blah
--Radio, ¿what's new? Radio, someone still loves you~
--no sabía que te gustaba Queen--miro al menor sonriendo.
--¿quién no ama Queen? Son geniales, adoro sus canciones pero no me dieron ganas de ver la película
--me paso igual ¿conoces Led Zeppelin?
--es un clásico, ¿qué opinas de AC/DC?
--que prefiero subir una escalera al cielo, antes de ir por una carretera hacia el infierno, pero no es malo.
Luffy no pudo evitar sonreír, estaba teniendo una conversación completamente normal con Law, no se sentía avergonzado, por ello sonrió.
Estuvieron así tranquilamente, hablando de variados temas, cuando llegaron a sus destino el menor se abrazó sin problema al brazo de Law, iban tranquilos hablando, dejando al descubierto sus sentimientos, estaban seguros, estaban tranquilos...eso le traía recuerdos agradables a Law, no podía evitar tener una fina sonrisa curvada en sus labios cada que el menor, aun abrazado a él, lo miraba hablando enérgicamente, sonriendo y dando finos saltos--Law, yo compro las palomitas y tú los boletos, ya vuelvo--y cuando finalmente lo soltó, se sintió extraño, ajeno completamente al regreso repentino de la frialdad de su cuerpo, ya no se sentía cálido. Mientras pedía los asientos y pagaba las entradas miro al menor que no estaba muy lejos comprando.
--"¿Qué...es esto?"--fue lo que pensó.

El vecino de enfrente. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora