Capítulo 15. Iluso.

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--por lo que veo--hojeo una vez más aquella historia clínica--, tu enfermedad es de nacimiento.
--desde que nací me la vivo en el hospital, algunas personas tienen dos casas, la escuela y la suya, pero yo tengo al hospital y mi casa, pero...rara vez voy haya.
--¿Porqué sonríes?--la miró.
--¿qué sentido tiene la vida si no la disfrutas? Puede que esté enferma pero quiero sonreír siempre.
--tienes 16 años, hay una enorme posibilidad de que te mueras--escupio fríamente su veneno sobre la joven quien únicamente se dedicaba a mirarlo mientras movía suavemente sus pies que colgaban de la camilla de aquel enorme consultorio blanco.
--lose--miro al doctor--pero no pasa nada, sabe doctor...usted...emm...bueno...tiene unos ojos hermoso--y una vez más le sonrió.

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Abrió sus ojos de golpe, la melancolía comenzaba a romperlo en mil pedazos.

Era cierto que aquella joven llegó como una tormenta, fue un hermoso desastre que llenó su ser, lo conforto y sano todas las heridas que estaban aún presentes pero, nada es bueno, nunca nada es para siempre y por ello, como un bello ángel, volvió al cielo.

Llorar ya no tenía sentido, se suponía que era un hombre, pero, el amor sin duda alguna como buena arma de doble filo se encargaba tanto del placer, como del dolor.

Sin duda alguna fue el mayor idiota del mundo.

Enamorarse de una paciente con una enfermedad que tarde o temprano la mataría fue lo peor que pudo hacer, y pedirle matrimonio fue aún peor, vaya que fue un idiota. Tuvo que levantarse del sofá, solo Dios sabía cuánto tiempo llevaba ahí sentado soñando con el pasado, fue por ello que bostezando fue en dirección a la cocina donde había abandonado su teléfono móvil.
El sonido de la estática era su único acompañante en aquella fría noche, debía ser tarde, después de todo la programación no dura más de las 12:00 de la noche. Cuando finalmente había dado con él vio la hora, 4:30 am, sin duda alguna se llevó un buen rato soñando, pero no debía darse el lujo de seguir con sus agridulces recuerdos del pasado; se iba a comenzar a alistar para irse a trabajar, si bien entraba a las 7:00, era preferible salir a las 6:00 para evitar el tráfico.
--ojala estuvieras aquí--suspiro--, contigo a mi lado, no tenia pesadillas--murmuro recordando todas aquellas veces en las cuales sus terrores nocturnos lo atacaban ferozmente, noche tras noche, llevándole desde la adolescencia cerca de la locura, devolviendo sus demonios una y otra y otra vez, como una feroz jauría de lobos, buscando solamente tenerlo al borde del colapso...
Aquella joven era su zona segura, su amada, su puerto seguro.

Era su razón de vivir.

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Apartamento de Monkey D. Luffy

--¿qué haces despierto a esta hora?--escucha el menor.
--¿que yo? A yo...emm... bueno--levantarse temprano es algo que todo estudiante hace día con día, pero este acto no era normal en Luffy, él siempre fue un chico dormilón y perezoso que prefería reprobar antes que dejar su confortable cama atrás, por ello para Ace, verlo levantado a tales horas de la madrugada era una completa sorpresa, algo fuera de lo normal--quiero preguntarte lo mismo--alzo una ceja en su defensa mientras se llavaba las manos a la cintura, como si fuera una especie de madre regañando a su hijo--¿porqué mi hermano esta despierto a esta hora?
--vine por agua tengo sed--le respondió para posteriormente imitar su acción--ahora respóndeme tu a mi.
El monito se quedó quieto--"muy bien Luffy, tú hermano no puede saber que estás enamorado de un alemán...no, no lo debe saber, no debe saber que eres gay, piensa, ¡CONCÉNTRATE HIJO DE--!"
--¿Luffy?
--gato
--¿gato?--ladeo su cabeza Ace.
--¡si un gato! Hay un hermoso gato negro muy bonito que siempre está en el estacionamiento a esta hora, voy a verlo y le doy de comer
--¡oh! Esta bien entonces--le sonrió cálidamente el joven de pecas--si no tiene una enfermedad podrías quedártelo, escuche que mientras sean animales pequeños te permiten las mascotas en este lugar.
--¿de verdad?
--claro que sí, está en el contrato que firmaste, imagino que si es negro su pelaje...--se llevó la mano a la barbilla--¡un collar rojo le quedaría bien!

Gotas rojas, rosas, flores...todo lo que fuera similar aquel color carmín era posible apreciar en esos momentos, Luffy había sufrido una hemorragia nasal--¡¡JESUCRITO!! ¡¡SABO LLAMA A UNA AMBULANCIA!! ¡¡¡LLAMA A UN PUTO DOCTOR, SE NOS MUERE LUFFY!!!

Ante tal escándalo el nombrado se levantó de golpe, supo que, por aquella llamada era algo de verdad urgente, por lo cual gracias a su excelente memoria fue directo a la casa del vecino. Si no mal recordaba Nami mencionó que era doctor.

El vecino de enfrente. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora