Viernes 17 de noviembre del 2016, 11:45 p.m.
Secundaria 194, Acapulco de Juárez.
Sergio Cárdenas despertó luego de tanto dolor, apenas sentía su entrepierna. Miró el cuchillo enterrado en su miembro y levantó la vista para notar que se encontraba atado en una silla, pero en otro lugar; en la cancha de fútbol más alejada de la secundaria, ni siquiera tenía arcos o algo, sólo era un gran rectángulo pavimentado cubierto de tierra y ramas. La lluvia caía con violencia sobre las cabezas de todos los presentes. Andy Leyva, el chico de piel morena clara y el cabello negro salvaje, le miraba desde una silla delante de él, sentado de forma infantil, una sonrisa apenas visible adornaba su rostro con ojos de tono carmesí. Sergio giró la vista y vio a la chica pelirroja sentada en una silla con una sombrilla a medio metro de ellos, sin moverse, perturbada y con la vista concentrada en el frente. Andy sonrió y se levantó de la silla.
— ¿No es raro la forma en que la lluvia aparece? — comentó Andy acercándose al joven con las manos en su bolsillo. — Siempre en los momentos perfectos, claro que no me refiero al cliché del destino, más bien, a que siempre puedes volver las cosas a tu favor, como la lluvia, hoy puede estar a mi favor, ¿no lo crees?
— ¿Cuál es tu problema? — preguntó Sergio jadeando, su piel morena parecía más oscura, su cabello negro que siempre estaba peinado, parecía caer sobre su frente, su complexión atlética ya era la de un débil infante. — Yo no te hice nada, no sabía que esa era tu chica, nadie me dijo nada, no fue mi culpa...
— Supongo que tienes razón... — respondió Andy llevándose una mano a la barbilla y mirando a otro lado. — Pero, creo que ya no hay vuelta atrás, ¿sabes?, un hombre nunca debe retirar su decisión cuando la tomó.
— Por favor...no diré nada... — suplicó Sergio casi llorando.
— Claro que no lo vas a hacer. — dijo Andy. — Te voy a decir algo, un consejo de vida, porque así soy yo, soy muy genial. Para conservar la paz con el hombre, jamás te debes de meter con dos cosas suyas; su comida y su mujer.
La lluvia seguía cayendo sobre sus cabezas, manifestando un ruido que casi no les dejaba escucharse el uno al otro. Sergio miraba a Sofía, la hermosa joven seguía viendo a la nada, se notaba su estrés, su miedo. El puño de Andy se estrelló contra la mejilla de Sergio, haciendo un ruido seco que hizo saltar a Sofía del miedo.
— Y tú, mi amigo, te metiste con la peor de las dos. — siguió hablando Andy con el puño lleno de sangre, le había abierto los dos labios a Sergio. — Esa es mi mujer, mírame... ¿Crees que soy un hombre caritativo? ¿Crees que sólo te dejaré ir con una advertencia o un susto para que no la vuelvas a ver?, no, no lo haré.
Sergio escupió sangre, comenzó a temblar y a tiritar ruidosamente, el miedo se estaba adueñando de él, esos ojos carmesí se mantenían concentrados en la forma de cómo parecía tener esperanzas, tal vez creía que alguien vendría a ayudarlo.
— Te voy a matar, Sergio. — le dijo Andy en un tono tan serio que incluso Sofía, que sólo escuchaba la lluvia caer, entró en pánico y giró su cabeza para verlos.
— Por favor...lo siento... — lloriqueó Sergio intentando liberarse de sus ataduras mientras Andy se acercaba a Sofía, quien seguía sentada.
— Abre la maleta. — le ordenó Andy, Sofía giró a su izquierda y vio la maleta negra que él había traído consigo. — Hazlo.
Sofía se puso de pie, se agachó y acostó la maleta en forma horizontal, la abrió de forma lenta; varios cuchillos, pistolas y demás objetos de tortura sorprendieron a la chica, quién casi cerró de golpe la maleta.
— Saca el mazo. — dijo Andy mirándola con firmeza.
Ella metió su mano en el montón de armas y encontró el mazo completamente negro. Sofía cerró la maleta, tomó el arma con ambas manos y se acercó a Andy, mojándose en el trayecto. Extendió sus manos al chico, mirando a sus pies. Él lo tomó de manera tranquila y puso su otra mano en el hombro de Sofía. La dejó y ella se sentó de nuevo.
— Te decía... — habló Andy acercándose a Sergio con el mazo. — Soy una persona que cree por completo en que merecemos segundas oportunidades, en eso se basa la historia de la humanidad, por eso te haré un trato... ¡Sofía! ¡¿Puedes venir aquí, cariño?!
La chica, escuchando con problemas debido a lo fuerte que era la lluvia, se levantó y fue con ellos, se puso a lado de Andy mirando a Sergio con miedo. Andy sacó una moneda de su bolsillo y le pidió a Sofía que se diera la vuelta.
— Es fácil. — explicó Andy. — Voy a meter mi moneda en el sostén de Sofía, ella va a cerrar los ojos y a apretar sus senos, obvio, porque la moneda se puede caer y me voy a enojar mucho. Luego, debes adivinar en que pezón está, ¿entiendes?
Sergio asintió con dolor, Andy le ordenó a Sofía cerrar los ojos, metió su mano en la ropa de la chica, quién apretó con sus manos los pechos y giró para encontrarse cara a cara con Sergio. Leyva hizo una señal de que ya podía empezar. Pasaron algunos minutos, Andy jugaba con el mazo en el aire. Finalmente, Sergio eligió el pezón derecho de la chica, Andy le pidió a Sofía que se bajara la blusa para mostrar sus pechos, ello lo hizo y se mostró que la moneda estaba en el lado izquierdo. La expresión de Sergio fue de completo horror junto al de Sofía.
— Mmm...lástima... — comentó Andy de forma tranquila, golpeando a Sergio con el mazo en la cabeza de forma violenta.
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194: Insurrección
ActionUna droga peligrosa, un laboratorio secreto, un tiroteo que cobra la vida de más de 12 estudiantes y demás peligros llegan al puerto de Acapulco, la policía intenta lidiar con eso, pero detrás del telón, cuatro jóvenes son buscados por el causante d...