194: Insurrección

Capítulo 19: Acercamientos

Domingo 27 de Febrero del 2017, 4:30 p.m.

Secundaria 194, Acapulco de Juárez.

  — Lleva esas cajas ahí. — indicó Nicole mientras anotaba en su libreta de mano. — A un lado.

  Kevin obedecía mientras tomaba las cajas con drogas y las dejaba en el interior de una pequeña bodega.

  — ¿Será un buen lugar para guardar las cosas? — preguntó Dayana Leyva observando todo.

  — Claro, la vamos a sellar, ni el director sabrá de esto. — respondió Nicole. — ¿En dónde está Andy?

  — No sé. — dijo Dayana. — No me importa, ¿cuánta droga tienen?

  — Es tu hermano y apenas lo acabas de conocer. — comentó Nicole de manera tímida. — ¿No quieres pasar más tiempo con él?

  — Me cae mal. — la voz de Dayana no mostraba sentimiento alguno, era fría, pero tierna. — Es muy feo, pensé que mi único hermano sería lindo.

  — Yo creo que lo es. — dijo Nicole girando a ver su libreta.

  — Claro que sí. — añadió Dayana acercándose a ella. — Si te lo estás cogiendo, es obvio que lo es.

  — ¡¿Quién te dijo?! — exclamó Nicole totalmente sonrojada.

  — Nadie. — contestó Dayana sin expresión. — Lo sé, es muy evidente, te está cogiendo, ¿lo hace bien?

  — No voy a contestar eso. — la voz de Nicole entraba en los nervios.

  — Soy su hermana. — explicó Dayana acercándose a ella. — Debo saber todo sobre él, dímelo.

*

  La pandilla de Giselle caminaba en dirección a la secundaria 194, todos llevaban armas; desde simples palos y cadenas, hasta pistolas y cuchillos.

  — Creí que el señor Belch nos acompañaría. — comentó Santiago mirando detrás suyo. — ¿Qué pasó?

  — Nos dijo que debemos encargarnos de la droga. — explicó Giselle molesta. — Las instrucciones están claras; capturar a Andy Leyva.

  — Eso costará trabajo. — sonrió Santiago y Pinzas lo observó.

  — ¿Por qué? — preguntó Pinzas con una voz grave y profunda.

  — ¡Es un idiota! — respondió Vera Ríos a su lado. — ¡Nos engañó!

  — ¡Pero es muy guapo! — añadió Noria apoyándose sobre su hermana.

  — ¡¿Qué dices?! — exclamó Giselle acercándose. — Es un imbécil.

  — Lo dices porque no lo conoces, Giselle. — dijo Jocelyn poniéndose a un lado de Noria. — ¿Acaso has visto lo que tiene en ese pantalón?

  — Cuida tus próximas palabras, maldita ramera. — le amenazó Noria con un cuchillo y Jocelyn se alejó sonriendo.

  — Andy no es más que un niño estúpido. — comentó Michael observando el cielo. — Mata personas y todos piensan que es una especie de superhéroe, pero no es diferente a nosotros, o a esos asesinos en la cárcel. Es un santo disfrazado.

  Felipe caminaba en adelante de todos, su mirada fría podía observar lo que había más allá de esos chicos aplaudiendo y odiando a alguien, veía a un objetivo, veía a otro semejante.
  ¿Qué tan diferente era Andy de un asesino? ¿De un psicópata? ¿De una rata que sólo quería el dinero rápido que ofrecía el negocio?, Andy podía tener una reputación mala, pero no era más que un peón en ese juego de ajedrez. No sabía que trabajaba para una de las familias más poderosas del mundo entero. No sabía que no era más que un conejillo de indias.

  — ¿Qué harías si lo tuvieras de frente? — le preguntó Giselle a Noria mientras se acercaban. — ¿Besarlo? ¿Abrazarlo? ¿Chuparsela?

  — ¡No! — contestó Vera. — Yo sí.

  — Andy no es más que una tarea, no deben olvidarlo. — les indicó Felipe en un tono serio mientras todos eran detenidos por él. — Vivo, lo quieren vivo, nadie lo va a tocar.

  — ¿Y qué hay de los demás? — le preguntó Giselle. — ¿Qué hacemos si esos idiotas empiezan a pelear?

  — Nos llevamos a los dos infiltrados que están con ellos y matamos a los demás. — dijo Felipe.

  — ¿Hablas de esa chica? — comentó Jocelyn recordando.

  — Sí. — sonrió Felipe. — También, quiero que hagan todo lo posible por matar a alguien. Ya que no podemos asesinar a Andy, creo que deberíamos causarle una herida grande.

  — ¿A quién matamos? — preguntó Giselle.

  — Johan Wayne. — respondió Felipe sonriendo y girando a ver la entrada trasera de la secundaria 194.