Capítulo 21: Traumas Paternales

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  — ¡¿Qué mierda pasa en tu puta cabeza, Sofía?! — le gritó Andy mientras azotaba una silla en el suelo.

  La chica se encontraba sentada en una silla que estaba en medio del salón que ocupaban los alumnos de computación e informática.
  Era un lugar limpio, frío y con suficiente espacio para unas veinte personas dentro.

  — ¡Siempre es la misma estupidez contigo! — siguió gritándole mientras ella apretaba las manos en sus rodillas de manera nerviosa.

  ¿Hace cuánto que no lo hacía?, desde los siete u ocho años, cuando su papá aún la golpeaba, cuando la niña pelirroja no tomó sus clases de artes marciales porque estaba muy ocupada en su habitación, escribiendo cartas para alguien que jamás las leería.
  "¡Siempre es la misma estupidez contigo!", le gritaba su padre con un cinturón en la mano al mismo tiempo que ella se encontraba sentada en algún escalón de la casa.

  — ¡Estoy cansado de ti! — le dijo Andy, cosa que le hizo girar a verlo.

  La chica intentó levantarse para pedirle disculpas, pero Andy la volvió a sentar de golpe con un empujón.

  — ¿En serio crees que me puedes controlar siempre? — le preguntó Andy poniendo una mano en el muslo de la chica que apretaba con fuerza.

  — Me duele... — respondió Sofía en un susurro mientras intentaba quitar la mano de Andy.

  — Ahora entiendo por qué tu padre te golpeaba.  — dijo Andy haciendo que Sofía empezara a llorar. — Lo buscas, quieres sufrir, no conoces otra forma de vivir, ¿no?

  — Por favor...no... — rogó ella sintiéndose la mayor escoria de todo el universo. — Me iré, luego hablamos, pero...

  — ¡No! — gritó Andy tomando a la chica de su cuello y tirando la silla en la que estaba sentada a un lado. — ¡Nadie va a hacer tu jodida voluntad!

  Apretó la mano en su cuello y la azotó contra la puerta que llevaba al armario de computadoras.
  Sofía entró en pánico, pero no quería ponerle una mano encima a Andy, no podía, era demasiado. El rostro de la chica enrojecía mientras los ojos carmesí del chico la miraban.

  — Llevas jodiendo por días que quieres coger. — comentó Andy soltando su cuello. — Creo ya voy a tomar mi regalo de cumpleaños.

  Jaló de su cabello pelirrojo y la lanzó contra una mesa, Sofía se mantuvo agachada en la mesa, dándole la espalda a Leyva con total miedo.
  Sintió la forma en como le subía la falda negra que tenía puesta y bajaba sus bragas de forma agresiva, el miembro entró de golpe, haciendo que Sofía gimiera por dolor. Lo sentía más grande.
  Intentó levantarse, pero Andy la tomó del cabello y la azotó contra la mesa al mismo tiempo que la penetraba de forma violenta.

  — ¿Eso querías? — le preguntó Andy en voz baja apretando la mano en su cabello. — Te encanta esto, ¿no?

  Ella empezaba a llorar por el dolor mientras la jalaba del cabello, sin embargo, Andy tenía razón; poco a poco el dolor se convertía en placer, el placer de ser golpeada por él. La golpeaba en los glúteos mientras gemía, hasta que Andy la volvió a azotar contra la mesa.

  — No quiero escucharte. — le dijo Andy con voz seria. — ¿Entendiste?

  — S-sí... — contestó Sofía entre jadeos y volvió a ser azotada en la mesa, pero con menos fuerza.

  — ¿Sí qué? — preguntó Andy golpeando los glúteos de la chica agresivamente. — ¡¿Sí qué?!

  — Sí, mi amor. — respondió Sofía jadeando y recibió otro golpe demasiado fuerte en los glúteos.

194: InsurrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora