Capítulo 4: Habla, Johan.

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Sábado 18 de noviembre del 2016, 00:23 a.m.

Casa de Magda, Acapulco de Juárez.

  Otro golpe impactó contra la mejilla de Johan Wayne, su piel pálida y blanca parecía tomar un tono rojo, casi morado. García puso su puño cerrado en un plato hondo con hielo, quemándose los nudillos sangrantes.

  — Muy bien, Johan. — esbozó García acercándose a él, se había quitado el saco y quedado en una camisa llena de sangre que el chico escupió. — Ya basta, no te va a servir de nada ser el héroe que no dice nada. Créeme, incluso no sólo me vas a ayudar a mí, también al mundo entero... ¿No lo crees?, deberías decirme quién es ese maldito chico que está buscando mi droga y la razón por la qué quiere verme muerto sólo por darle a tus amigos algo para divertirse.

  — Ya te lo dije. — contestó Johan cansado. — No sé de qué me estás hablando.

  García empezó a reír mientras sus hombres detenían a Magda, quién miraba la escena horrorizada, rogando a que Johan dijera algo, lo que fuera para que no le dieran un disparo en la cabeza.

  — Johan, por favor. — dijo García sonriendo. — ¿Sabes quién soy?, el único vendedor que podría igualar a tu padre.

  El rostro del joven expresó la completa sorpresa al ver que García sonreía.

  — Así es, niño. — sonrió García. — Ya sé quién es tu padre, "La Corte de Wayne", creo que ese nombre es demasiado dramático, ¿por qué lo usan?, no veo a ninguno con uniformes de policías o de juez.

  — Ya te lo dije. — contestó Johan de nuevo, su voz parecía cansado, sus mejillas rojas y uno de sus ojos estaba morado. — No sé nada de lo que me dices.

  — ¿Por qué lo proteges? — preguntó García acercándose más a él. — Mírate, estás todo golpeado, lastimado y ese chico... ¿Viene a ayudarte?, no.

  — No sé nada. — respondió Johan.

  El hombre suspiró y observó a Johan de manera fría, pensando y analizando todo lo que le decía. Sonrió y le pegó con su puño nuevamente.

  — Vámonos. — ordenó García. — Llévenselo, nos vamos a su escuela.

  Los hombres de García tomaron a Johan de manera violenta mientras Magda les rogaba que se detuvieran meneando su cabello negro con llantos. García sonrió y tomó su saco.

194: InsurrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora