Capítulo 23: Belch y Leyva

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  El hombre lanzó otro golpe que Andy esquivó, luego una patada que el chico recibió al cubrirse con el antebrazo de inmediato. Belch recibió un puñetazo rápido que respondió con un gancho al hígado, haciendo a Andy ahogar un grito y contestar con una patada violenta que hizo dar otro paso atrás al hombre.

  — Eres muy engreído. — dijo John Belch sonriendo. — ¿Qué vas a hacer para vencerme? ¿Pegarme hasta que mi cabeza explote?

  Andy no respondió, se mantuvo callado y jadeando. John sonrió.

  — ¿Qué pasa? — le preguntó al chico mientras se acercaba. — ¿Sientes el cuerpo más pesado de lo normal? ¿Algo no está bien con tus piernas?, creo que tengo la respuesta; balas eléctricas. Son simples, pero hacen que tu cuerpo vaya perdiendo resistencia poco a poco.

  Ismael se puso de pie lo más rápido que pudo e intentó disparar otra bala eléctrica, pero Sofía lo embistió, haciéndolo caer al suelo. Johan se puso a lado de ella mientras los demás subían corriendo por las escaleras.

  — Esto se vuelve molesto. — dijo Johan poniéndose en posición de pelea. — Ya no es un juego.

  — Debemos llevarnos a Andy de aquí. — propuso Sofía. — Lo van a matar si continúan peleando así.

  — Creo que no podremos hacer nada más allá de resistir. — contestó Johan al mismo tiempo que Ismael y Santiago se lanzaban contra ellos.

  Belch volvió a lanzar otro puñetazo que Andy esquivó, una serie de golpes comenzaron a ser intercambiados entre ellos hasta que el hombre logró pegarle al chico en la cara, haciéndolo caer al suelo de foma violenta.
  Andy se puso de pie y se cubrió con sus dos brazos antes de recibir una patada que caía igual a un martillo por parte de John Belch. El chico ahogó un grito y recibió otro gancho al hígado que lo dejó inmóvil.

  — Te comprendo. — dijo John Belch con el puño en el vientre de Andy mientras jadeaba. — Entiendo el dolor y frustración que es entrenar de la forma en la que lo hizo tu padre. Pero piénsalo un poco, si tu padre te enseñó esas cosas, ¿quién se lo enseñó a él?, fue mi propio padre...

  Andy no respondió.

  — Mi padre entrenó al tuyo, ¿y quién crees que me entrenó a mí? — la sonrisa en Belch desaparecía. — Todo lo que tú sabes, yo lo superé de una manera que no imaginas...

  — No... — susurró Andy levantando la vista de forma lenta. — me importa.

  El chico dio un saltó, pegándole a Belch en el vientre con la rodilla. Luego siguió otra patada que hizo al hombre caer de rodillas. Andy comenzó a golpear de manera agresiva y salvaje.
  Sofía se mantenía al margen, esquivaba todo golpe mortal que Santiago le lanzaba con las manos, había aprendido a hacerlo en esas clases de artes marciales que su padre le obligó a tomar. Por su parte, Johan recibía varios golpes de Ismael hasta que logró darle una patada en el vientre. Ambos se estrellaron e intentaron embestirse el uno al otro.
  Dayana seguía peleando contra Pinzas, golpeando al gran chico de manera salvaje y rápida, era como ver a una pequeña ninja pelear contra un gorila enorme. Giselle intentaba golpear a Dafne, pero la chica se cubrió usando el libro de psicología que sacó de la biblioteca, Amanda embistió a Giselle y ambas empezaron a pelear cuerpo a cuerpo.

  — ¿Piensas quedarte de pie mientras los demás pelean? — preguntó David caminando hacia Felipe.

  — Sí, está bajo control. — respondió Felipe sonriendo. — ¿Y tú qué vas a hacer? ¿Vas a matarme?

  — No, eso no me corresponde.

  — ¿Por qué no?

  — Enfrentarme contigo, es algo que no vale mi tiempo, soy una persona más pacífica.

194: InsurrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora