LA DAGA DEL DIABLO

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Faltaba menos de una semana para el viaje de Navidad. Los nervios no solo estaban alterados entre los amigos de Victoria, sino que también entre los Jois. Rosé parecía que iba a ir de viaje ella también, había comprado un montón de ropa para su hijastra, además de una enorme maleta para toda esa ropa. Marcus en cambio, averiguaba como conseguir un buen seguro de viaje para proteger a su hija de cualquier situación. "Cómo si el ser bruja no fuera un buen seguro ya" pensó Victoria con una sonrisa divertida mientras observaba a su padre comprobando varias aseguradoras por internet como un maniático.

Marie no estaba nada de acuerdo con el viaje después de saber que sus dos nietas tenían una misión en Barcelona. Y Lana por primera vez en su vida estaba de acuerdo con su madre. Tampoco quería que sus sobrinas se arriesgaran una vez más.

—Iré con vosotras.

—De eso nada tía. Tienes que quedarte aquí, vigilando al detective y cuidando de Rosé y los niños. —le rogó Victoria. Aunque era más bien una orden.

—Si tienes razón. Meredith necesita protección, es muy pequeña aún para dejarla sola con tanto poder.

Victoria asintió. Ella era la única que no se sentía nerviosa ni ansiosa por el viaje. Tenía a Cayden a su lado y su estado de espíritu la podría ayudar a tranquilizarse y a estar al tanto de todo lo que pasaba en Dembourne. Pues el chico podía estar en Barcelona con Victoria y al minuto estar con Meredith en Villa Marie.

Christ estaba en contra de la Legión del Sol, lo había dejado bastante claro cuando se reunieron por primera vez con sus dos miembros, Michael y Brew. No soportaba la idea de que cazaran a los lobos, al fin y al cabo, eran personas, no animales. Cayden por supuesto apoyaba la idea de Christ. Victoria solo había conocido a un lobo, aunque nunca lo había visto transformarse, por lo que nunca había visto a un lobo del todo. Sentía curiosidad, pero al mismo tiempo miedo. Cayden era un buen chico, pero tal vez no todos los lobos eran de la misma forma. Si alguna vez este viaje la ponía nerviosa, esa era la única razón para hacerlo. Lo poco que conocía sobre los lobos.

Christ había estado visitando a Margarett los últimos días con más frecuencia. Estaba tramando algo.

Había llegado el día del viaje con la primera nevada del año. Dembourne estaba literalmente preparándose para la Navidad. Y el instituto ya estaba lleno de adornos navideños por todos lados.

Marcus y Rosé junto con los dos pequeños había acompañado a Victoria con el coche hasta el instituto. Frente al instituto había dos autobuses esperando a ser llenados por estudiantes emocionados. Aparcaron el coche en el parking del instituto y se dirigieron hacia la entrada donde se encontraban los profesores de penúltimo y último curso con listados en las manos contando a los estudiantes.

—Buenos días señor alcalde. —el profesor Anderson fue el primero en saludar.

—Buenos días. ¿Todo en orden? —Marcus y su afán por controlarlo todo, aunque no fuera de su incumbencia.

—Todo en orden. En diez minutos salimos hacia el aeropuerto.

—Bien.

Después Marcus se dirigió hacia su hija con ojos preocupados.

—Lo tienes todo, ¿verdad? —preguntó mientras observaba su gran maleta. —A parte de una gran cantidad de ropa.

—Culpa mía. —dijo entre risas Rosé.

—Sí, no os preocupéis más. Lo tengo todo.

—Recuerda...

—Ten siempre cogido el bolso, no lleves todo el dinero encima y deja el pasaporte en la habitación del hotel hasta el día de volver a casa. —recordó Victoria poniendo los ojos en blanco.

LAS BRUJAS DE VILLA MARIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora