VISIONES

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Victoria permanecía sentada en el jardín bajo la pérgola, mantenía su cabeza ocupada ojeando sus libros de clases. Nunca se había esforzado en el instituto, pero esta vez tenía la intención de hacerlo, era más bien una necesidad.

—¡Victoria! —gritó Rosé desde la entrada de la casa.

—¡Estoy aquí!

Rosé se acercó hasta ella acompañada de una chica bajita, con el pelo y ojos oscuros, llevaba una sudadera negra con pantalones cortos vaqueros y medias de rejilla.

—Brenda Wimton quería verte.

—Hola, no sé si te acuerdas de mí, pero...

—¡Claro! Jugábamos juntas cuando éramos pequeñas. Nosotras dos y Alicia, las tres éramos inseparables. —le cortó Victoria.

Brenda le dedicó una amplia sonrisa, se alegraba de que su amiga aún la recordase.

—Os dejo poneros al día chicas.

Rosé volvió a entrar al interior de la casa, y ambas chicas se sentaron bajo la pérgola.

Victoria no sabía muy bien que decir más, hacía mucho tiempo de aquellos tiempos en los que las tres se divertían juntas y hacían travesuras juntas. Victoria era otra chica, era dulce, risueña, era feliz... Por el tiempo aquella niña fue desapareciendo, se había transformado en una chica dura y fuerte, además de desconfiada. La vida la había hecho así.

—Siento mucho lo de tu madre Vic. —Victoria sonrío al escucharla de nuevo llamarla así. Las tres chicas siempre se llamaban entre ellas acortándose los nombres.

—Ha sido duro, bueno, sigue siendo duro. Pero dicen que el tiempo lo cura todo, ¿no?

—Así es, eso dicen.

Ambas se sonrieron con complicidad.

—Bueno, cuéntame, ¿qué tal tú? Estás muy cambiada.

Brenda soltó una carcajada divertida.

—La vida también me ha dado sorpresas y no muy buenas, ¿sabes?. Hace un par de meses me enteré de que soy adoptada.

Victoria no supo que responderle.

—No te preocupes, lo tengo más que asumido. Me alegro de que sea así, James y Belinda no están a mi altura.

—¡Vaya! Te llevabas muy bien con ellos, además te lo consentían todo.

—Siguen consintiéndomelo todo, pero los detesto. —Brenda parecía enfadada con el mundo.

Victoria no siguió dando cuerda más al asunto, sabía que le estaba molestando a su amiga.

De pronto sintió el móvil de Alicia vibrar en su bolsillo. Lo ignoró.

—Qué fuerte lo de Alicia, ¿verdad? —dijo Brenda cortando el silencio incomodo que había surgido.

—Sí, espero que Ali salga de esto. —Victoria se percató de que Brenda la había llamado Alicia, y no Ali como siempre solía hacerlo. —¿Aún sois amigas?

—No, la verdad es que no. Cada una siguió por separado poco después de que tú te marcharas. Alicia se volvió popular en la escuela y ahora en el instituto. Hizo nuevas amigas y a mí me olvidó por completo.

Al parecer no solo Victoria había cambiado, sus amigas de la infancia también lo habían hecho. Todo era muy extraño, nunca sería lo mismo que antes.

La visita duró poco y cuando Brenda se marchó Victoria sacó el móvil y vio el nuevo mensaje de "X".

"Los secretos pueden llegar a cambiar a las personas, ¿quieres probar? Yo sé algunos tuyos" —"X".

LAS BRUJAS DE VILLA MARIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora