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Si seguía comiendo una verdura más mi cuerpo iba a convertirse en una planta, 2 semanas de dieta y lo único que obtengo es un asco a las verduras. Yo amo comer y lo seguiré haciendo, pero con precaución. Aproximadamente tenía 30 minutos para elegir que iba a ingerir en esta cafetería que se llena de niños completamente hormonales e inquietos. ¡Dios santo! Yo odio los inicios de clases, estaba en el último año de secundaria y agradezco que sea el último, esta escuela apestaba y toda la gente en ella. Me quede mirando extrañada a unos niños que peleaban por una partida de algún juego que desconocía totalmente.

―Emma Blacket ¿Odiando a la humanidad tan temprano? ―esa mocosa que llamó mi atención, era mi mejor amiga desde jardín, nos acompañamos desde siempre y vaya amistad, todavía la aguanto.

―Brooke Wood eres la primera persona que odio en el día. ―ella suelta una audible carcajada, para luego hundirse en mis brazos. Nos abrazamos como si no nos hubiéramos visto en todas las vacaciones. Vivíamos a 15 cuadras y la tuve en mi humilde hogar todo el receso vacacional.

―¿Sabes? Hay nuevos profesores quizás puedas llevarte bien con alguno este año. ―bromeó mientras pasaba su mano por mi hombro y caminábamos hacia las mesas de la gran cafetería.

―Lo dudo demasiado, pero intentaré ser buena persona así la directora me recuerda bien y no como la chica que se escapa de clases.

―Eres muy buena con la ironía. ―reímos.

―Hablando de ironía, tu novio viene hacia acá. ―mi amiga blanqueo los ojos, odiaba que él no me agradara, pero ¿Qué iba hacer yo? Si su novio era un perdedor. Logan Vidal, el típico niño torpe que intenta encajar en esta escuela de personas egocéntricas, no me caía mal solo no me agradaba ¿O es lo mismo? ―En fin, Brooke prefiero verte luego.

El pequeño error de nuestras madres fue separarnos de división, la única materia que coincidimos era la de matemáticas y no podía hacer ninguna broma en esa clase. Margaret Forniet se acercaba a mí con una sonrisa esplendida, blanca y demasiado cuidada. Una mujer de 40 y tantos años, directora de este establecimiento desde que se fundó, me reí. En fin, damas y caballeros mi madre.

―Cariño esta mañana saliste rápido y no me diste la oportunidad de darte un beso de buenos días. ―besó mi frente, odiaba que lo hiciera, pero ¿Qué más da? Si le decía, se ofendía y no me hablaba por dos días y eso es muy literal.

―Hola mamá ―comenzamos a caminar hacia el salón de actos, donde le daría la bienvenida a cada alumno y a los profesores.

―Este año será uno de los mejores ―susurró súper emocionada ―Y tu último año aquí conmigo.

―Gracias a dios ―me regaló una mirada seria y luego golpeo mis costillas con su codo.

Se alejo para ir a hablar con sus colegas, ella era muy feliz a pesar de que mi padre falleció cuando yo tenía 10 años, quizás la muerte fue su salvación ¿Quién sabe? Mi madre antes de eso era muy fría, trabajaba todo el tiempo y no quería llegar a nuestro hogar. Mi padre tomaba y a veces cuando se iba de copas se daba el lujo de golpearla. Por suerte todo eso se acabó cuando su corazón decidió parar. Mi hermano Esteban era instructor de algunos salones y como ven toda la familia estaba unida a esta asquerosa institución, excepto Adeline y Adri que decidieron ser doctores. Así es mi familia se compone de 5 personas. Soy la menor como verán y la más problemática según mi madre.

El acto continúo aburrido y sin gracia, se presentaron 5 profesores nuevos que no preste atención por estar al último en la formación, pero no me afectaba en nada, ellos no iban a darme clases.

―¡Emma espera! ―gritaron a mis espaldas mientras salía del salón para ir a mi primera clase. Gire de mala gana y era Logan, como si fuera poco él tenía clase conmigo y fingía que yo le caía bien para no estar solo. Grandísimo imbécil.

Aroma a CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora