Aroma a Café

9

Otra mañana, otro día y desperté con el celular sonando. El reloj marcaba las 09:03 Am, ni en vacaciones podía dormir hasta tarde, mi celular tenía 20 mensajes sin leer de mi amiga Brooke.

"¿Dónde está mi mejor amiga?

Emma, sé que estas de vacaciones, pero podrías atender el maldito teléfono.

Eres una pésima amiga.

¿Quieres desayunar conmigo? Puedo pasar y comprar café en Starbucks"

Y un montón más, diciendo casi lo mismo. Le deje un texto, contándole que no estaba en casa y que volvería para las clases. Antes de bajar a desayunar decidí tomar una ducha, el día estaba soleado, a pesar de que era invierno, pero como mis defensas son una porquería, tendría que abrigarme de igual forma y es que los cambios de tiempo podrían ser una verdadera pesadilla.

Deslicé la camiseta fuera de mi cuerpo, quedando desnuda ante el espejo del baño, el agua salía tibia y las primeras gotas cayeron sobre mi espalda, sin duda yo necesitaba muchísimo el calor de la naturaleza en estos momentos, estar bañándome en hoteles con mi madre, no fue para nada agradable.

Un rato después, me encontraba eligiendo lo que me pondría para lucir mi extraño cuerpo y parecer una adolescente decente. Tomé un jardinero de jeans, una camiseta blanca y dejé mi cabello suelto para que se secara naturalmente. Bajé las escaleras y en la gran casa no había nadie, sorprendí a Marce en la cocina leyendo el periódico de hoy.

―Señorita, buenos días ¿Qué desea desayunar?

―Marce, puedes llamarme Emma, esto se me hace raro ―ella asintió y sonrió

―Está bien, entonces...

―Un café estaría bien

―¿Quieres hot cakes?

―Oh si, por favor

Mientras ella hacia el desayuno, me senté sobre la mesada de mármol de la cocina y conversamos de su vida, era una señora casada, tenía 3 hijos, la menor de mi edad. Marce tenía 57 Años y trabajaba para mi abuela desde hace 20 años. Mi abuela la trataba bastante bien, a veces comían juntas o desayunaban juntas, me contó. Había un gran lazo de confianza y eso me gustaba.

Depositó mi desayuno en la mesa y con un brinco me bajé de la mesada para irme a sentar en la silla como una niña normal.

―Tengo que ir hacer compras al mercado ¿Te importa si te dejo sola?

―No está bien, ve ―ella sonrió y se retiró.

Ahí estaba yo, sola en la cocina de una casa vacía. Tomé un sorbo de café y recordé que mi celular estaba arriba, me daba demasiada pereza subir las escaleras. Me preguntó ¿Dónde está mi abuela y mi pesadilla?

―Buenos días ―me exalté al escuchar la voz de Milani entrar a la cocina ¿En qué momento llegó hasta acá? La vi tomar una taza y servirse café. Llevaba unos pantalones de mezclilla y una camisa color coral. ― ¿Dormimos juntas que no saludas? ―tragué en seco el pedazo de hot cakes que había metido en mi boca, ya quisieras tu dormir en mi cama desgraciada.

―Buenos días ―se sentó enfrente mí y me robo un hot cakes. ―¿Mi abuela?

―Salió esta mañana hacia la casa de uno de sus hijos ―dijo, mientras le colocaba dulce de leche encima. Este era mi momento para interrogarla.

―¿Desde hace cuánto que conoces a mi abuela?

―Mi madre es... ―lo pensó un momento. ―Su mejor amiga, así que la conozco desde que tengo memoria.