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Corrí hacia el living para tomar mi teléfono que sonaba sin descanso. El número era desconocido, pero de todas formas atendí.

―Hola ―saludé un poco desconfiada

―Hola... soy Sean, cambié de número y quería que me archives en tus contactos ―río nervioso

―¿Sabes que existe WhatsApp? Podrías haber dejado un mensaje

―Si, lo sé ―silencio inhumano ―También, fue una excusa para escuchar tu voz e invitarte a salir ―miré por la ventana, María había llegado y estacionó su BMW serie 4 enfrente.

―Bueno, aceptaré salir contigo ¿Cuándo?

―Esta noche ¿Te parece? Creo que podríamos ir a cenar

―Está bien ―mi abuela entro al Living con una taza de café

―Te recojo a las 8 Pm ¿Te parece?

―Oh no, yo estoy quedándome en lo de mi abuela, dime el punto de encuentro y estaré ahí puntual

―En Jungla, es un buen lugar y se come bien

―Okey, te veo ahí, adiós

Corté la llamada y cuando giré, mi abuela estaba muy atenta esperando que le cuente con quien hablaba. María todavía se encontraba afuera hablando con uno de los vecinos, un señor muy apuesto que sonreía y para hacerlo más interesante ella también.

―¿Quién es el? ―pregunté, mi abuela se acercó a mi posición para mirar por la ventana, por alguna extraña razón mis mejillas estaban ardiendo.

―Cristian Martín, tiene un interés intenso por María

―¿Interés intenso?

―Le gusta Emma, eso quiere decir ―confesó

―¿Y a María le gusta? ―pregunté, mi pecho estaba comprimiéndose a un punto imposible de respirar

―No, ha salido dos veces con él a cenar, pero me ha dicho que no le gusta ―solté el aire que tenía en mis pulmones ―¿Con quién hablabas?

―Oh si, cierto...Voy a salir esta noche ¿Puedes prestarme el auto?

―¿Tiene licencia señorita? ―asentí

―Mi madre me enseñó a manejar cuando tenía 16 y apenas cumplí los 18 años, ella me llevó a sacar la licencia por si ocurría alguna emergencia yo esté preparada

―Está bien, pero no llegues tarde

―Gracias ―besé su mejilla

Me senté en la cocina junto a Marce, estaba preparándome un café y no se lo había pedido.

―¿Cómo estás?

―Bien, he... esta noche saldré con un chico

―Oh ¿Él te gusta? ―me dejó la taza enfrente y las tostadas al lado. Se preparó un café y se sentó enfrente de mí.

―Solo somos amigos ―comenté

―¿Sí?

―Es un chico lindo, inteligente y educado

―Suena ser un chico muy guapo... ―suspiré

―Si también lo es... ―podía existir la posibilidad de que me guste Sean.

Tremenda porquería esto, ¿Quién pone más en la balanza? Nadie, porque ninguna de las personas está concretando un camino a mi lado, Sean lo intenta y María ¡Dios! María es mi puta profesora de literatura y luego de lo que pasó anoche creo que necesitamos hablar sobre eso y aclarar las cosas, o me enamoro más... ¿Qué? ¿Enamorada? ¿Por qué diablos dije eso?

Aroma a CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora