―Niña, tienes a tu madre muy preocupada ―retó mi abuela por llamada, baje del avión hace algunas horas, no me fui hacia esa casa, solo me haría perder tiempo. Y ahora, este era crucial.
―Estoy bien, solo quiero ver a María ―comenté con la respiración agitada.
―Pero ella no está aquí, esta con su padre
―Lo sé, estoy esperando un maldito taxi para ir, Franchesca fue muy amable en pasarme su dirección
―Emma, prometeme que no harás ninguna locura
―Solo quiero verla una última vez, abuela ―susurré
―Bien, ven aquí cuando logres verla
―Te quiero ―colgué la llamada
Hangares 725
La calle donde vivió toda su infancia, pres adolescencia y adolescencia. Le pase la dirección al hombre que se dignó en frenar su coche amarillo, aviso que saldría bastante costoso ese pequeño viaje de 40 minutos, pero valdría la pena. Por ella, valdría la pena.
Llegué a ese pueblo perdido en la nada, un lugar bastante pequeño, poco habitado, pero se notaba de lejos que aquí había dinero.
Solo los ricos se dan el lujo de vivir tan alejados.
No eran esos típicos lugares donde tienen ranchos, no, ¡Claro que no! Las casas eran exageradamente grandes, había negocios, parecía sacado de alguna colección de un famoso arquitecto y artista.
Pequeños lugares, con grandes cosas. El clima aquí parecía tomar mucha más intensidad que en la ciudad, las personas pasaban con el cesto de las compras y conversaban alegremente de lo que sería su día.
Saque mi móvil, intentando que este me de la dirección que buscaba, pero la señal era tan débil que apenas lograba moverse el cursor de la brújula. Estúpido sistema de satélites.
Luego de una caminata en circulo, decidí preguntar, a veces suelo ser tan terca y me niego a hacerlo, pero era necesario. Detuve a un seño de edad avanzada.
—Disculpe —él se detuvo y me regaló una sonrisa.
—¿En qué puedo ayudarla joven?
—Estoy buscando la dirección hangares 725
—Es una casualidad, yo vivo ahí junto con mi esposa, bueno ella no está si es a quien buscas. —no puede ser, estaba muy posiblemente frente al padre de María.
—¿María Milani? —me atreví a preguntar para corroborar si es verídico lo que aquel hombre me decía, el hombre frunció el ceño y se atrevió a examinarme bien.
—Mi hija, ella si está, ven vamos. —en ese momento un ángel bajo del cielo a devolver mi alma, que minutos atrás había perdido por el susto. Recordé la foto en la casa de mi amada, el cuadro familiar. Era el, sin duda.—¿De dónde conoces a mi pequeña? —preguntó amablemente
—Somos amigas, me fui de viaje y quería volver a verla. —el hombre dio una carcajada y se detuvo para mirarme bien.
—¿Eres Emma verdad? —tragué en seco, ¿María había hablado de mi con su padre?
—Si ―susurré con un poco de miedo, esperó que haya dicho cosas buenas y no los hechos tan horribles de mi rebeldía
—Bueno, no debes ocultar nada mi hija me ha contado todo apenas se apareció en mi puerta y admito que me tomó por sorpresa, ¿María enamorada de una mujer? Imposible, no lo creía, es que esa mujer no se quiere ni ella misma, ¿Cómo era posible que amé a una mujer? Pensé cuando me contó todo, quedé muy sorprendido de hecho. —el señor se expresaba de una forma muy divertida y una pequeña risa se escapó de mis labios—Soy Máximo Milani, por cierto.

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Aroma a Café
Storie d'amore¿Qué es el amor? No lo sé, dicen que es una sustancia que entra por tus ojos como una fuerte atracción. Que esta ahí, pero no lo ves hasta que empieza a picar y te saca ronchas enormes. Te lastimas, pero te gusta, es necesario ese pequeño dolor que...