Acostumbrarme a este pequeño espacio es un horror, ¿Cómo podía yo, decir que esto era una habitación? No he podido dormir, desde hace días no descanso con normalidad y se comienza a ver en mi rostro. Las ojeras entonadas, ojos vacíos, sin brillo y el opaco de mi cabello. Porque cada que pasa, yo me apago y sí, me dejo desvanecer. Mi compañera de cuarto, ha preguntado reiteradas veces si me encontraba bien y si, lo estoy, es el dolor.
Aquel se ha sumado con compañía de la soledad, hicieron palomitas y se sentaron a ver el desastre de mi vida. Las pesadillas comenzaron a comerme por dentro, no sé nada de mi madre, pero ella si sabe de mí, ha conocido a un hombre, uno que es mi profesor y aprovecha sus citas para preguntar por mi estado vital. Jacobo, se llama y no se parece en nada a ella. Es todo lo contrario, un hombre divertido, lleno de vida y sueños.
Sueños y desastres.
Mi próximo libro, si es que continuo con vida.
Amarré mi cabello, un largo mechón se desprendió de mi casco, suspiré y lo arroje al tacho de basura, no era la primera vez y tampoco sería la última. Los colores rubios se desprendían de mi cuerpo, como las idead y era una obviedad, que el estrés comenzara a participar.
Saque un pasaje de avión para el día de hoy, necesitaba verla una última vez, había tomado una decisión y espero que aquella no nos rompa el corazón.
Tome mi celular, las llaves y una pequeña mochila, donde albergaba mi dinero y documentos.
Me encamine hacia el hotel donde estaba mi madre, hablaría con ella antes de marcharme, necesitaba por una única vez decir cómo me sentía, lo que sabia y lo que haría.
Los pasillos del lugar de hospedaje, se encontraban en una soledad horrible, di mi nombre en recepción y subí por el ascensor. Habitación 322.
Las puertas de mi piso se abrieron, me tope con los ojos de Jacobo, el nuevo interés de mi madre, él se sorprendió bastante al verme y esbozo una sonrisa.
―Emma, buenos días ―comentó alegre
―Buenos días ―saludé
No tenía interés, ni el tiempo de quedarme en el pasillo para charlar, me bajé del transporte y con pasos firmes me dirigía hacia ella, mi estomago comenzó a dolerme. Hacia tanto que no sentía eso, esos nervios incurables. Toqué dos veces y esperé a que abriera.
Los cabellos rubios y sus ojos azules me recibieron, aquellos los cubría la misma sombra negra, no dormía al igual que yo.
―Volveré a la cuidad ―solté, tomándome el atrevimiento de no dejarla hablar ―Voy a verla ―su mirada se apagó. ―Si elijes pelear conmigo, será tu problema, si intentas detenerme, será tu problema, porque no voy a dejar que este sentimiento se muera en mí, necesito llegar y decirle lo que siento. ―apreté mis manos entre si ―Hasta el día de hoy me siento en soledad, todo esto no fue tu culpa, jamás lo fue. ―entre abrió sus labios para decir algo ―Tampoco fue la culpa de el
―Emma
―Fue mía, por permitir que entrara tanto en mi vida y que convirtiera el brillo de mí, en soledad.
―¿Por qué no entras y lo hablamos dentro? ―tomó mi mano, pero esta no se me hacía familiar, su tacto frio se sentía tan lejano, pero no era ella, era el mío, deslizo sus ojos a mis manos. Aquellas blancas y frías.
―¿Por qué? ―pregunté
―¿Por qué? ―repitió
―¿Por qué dejaste que lo hiciera? ¿Por qué lo dejabas tan solo?
―Emma, necesitas ayuda ―llevo su mano a su boca e intento sostenerme con más fuerza, pero era imposible cuando ni si quiera ponía resistencia de mi parte.
Dejo de sostenerme, dejé de respirar y comencé a caminar hacia atrás.
―¿Vas a volver? ―preguntó a mis espaldas
Sin contestar me fui, porque aquella persona jamás llego a considerarse madre y mi dolor, ese que vivía dentro de mi pecho, se llamaba infancia.
Para el momento que mis pies subieron al avión, mi teléfono comenzó a descontrolarse, llamadas de mamá, de la abuela y de mis hermanos.
La familia: Grupo de personas formado por una pareja (normalmente unida por lazos legales o religiosos), que convive y tiene un proyecto de vida en común, y sus hijos, cuando los tienen.
Apagué el celular, vería a Claris cuando busque a María.
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Aroma a Café
Roman d'amour¿Qué es el amor? No lo sé, dicen que es una sustancia que entra por tus ojos como una fuerte atracción. Que esta ahí, pero no lo ves hasta que empieza a picar y te saca ronchas enormes. Te lastimas, pero te gusta, es necesario ese pequeño dolor que...