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Todo el camino Gary puso su mejor máscara, las lágrimas habían sido sustituidas por un semblante frío y una mirada mordaz, sus compañeros se vieron tentados a burlarse de él y el espectáculo dado, pero, al ver su rostro, cualquier intento de ello murió antes de empezar, jamás lo habían visto tan serio, era como si fuese una persona inalcanzable y la incomodidad se hacía presente en quien lo mirara a los ojos más de unos cuantos segundos.

Los profesores ya estaban al tanto de lo acontecido pero nadie se atrevía a decir nada, después de todo, el muchacho había actuado de acuerdo a lo esperado según sus propios ideales y código moral, además de ser su mejor estudiante por mucho, pasando el "incidente" por alto, tomando aquello como un acto infantil de un fanático pues no era un secreto que los Oak atrajeran muchos seguidores.

No esperaba que aquello fuera pasado por alto pero tampoco quería que todo se volviera un circo más grande de lo que ya era, así que hizo lo que mejor sabía hacer, "fingir", estaba feliz pero triste a la vez, sin embargo, guardaría sus emociones hasta estar en un lugar seguro o al menos, lo suficientemente seguro para poder pensar fríamente en sus próximos pasos, por lo cual, se mantuvo en silencio todo el trayecto, solo hablando cuando era requerido y agradecer cuando era alabado por su impecable ponencia, estaba centrado y parecía estar calmado lo que llevó a sus compañeros a dejar aquel asunto de lado.

Hicieron el recorrido previsto por la ciudad y al llegar al hotel cenaron, al día siguiente tenían una agenda muy apretada y sería su partida de Ciudad Verde, por lo tanto, al término de la cena se les dió la orden de ir a sus habitaciones y preparar todo para el viaje de regreso a Sinnoh.

Gary se mantuvo lo más neutral que pudo, no podía llorar, no podía ser débil así que se hizo el fuerte y fue a su habitación preparándose para el día siguiente en donde irían a la Universidad de nueva cuenta y de ahí recorrerían su travesía hacía su hogar.

Al terminar de arreglar sus cosas no tenía ganas de dormir, de hecho, no tenía ganas de nada, ni de pensar, ni de moverse, sin embargo, se obligó a hacerlo, tomó una ducha y en la intimidad de ese momento recordó aquellos besos llenándose de una inexplicable calidez, la confusión lo invadió pero trató de olvidar todo su dolor y tristeza concentrado en aquel bello y maravilloso recuerdo, afianzándolo para no dejarlo escapar.

Al salir, tomó a su Pokémon entre sus brazos y lo acarició con ternura, perdiéndose en esa sensación, esa que siempre lograba calmar su agitado corazón y finalmente, cedió ante Morfeo, simplemente no quería pensar de más ni caer en la trampa de su mente, pues justo en ese momento no quería hacerlo...

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Al día siguiente partieron del hotel hacía la Universidad, las conferencias y los talleres fueron un éxito rotundo, algunos cuchicheaban por el suceso del día anterior, pero, él trataba de ignorarlo y mantenerse calmo, no obstante, lo más duro fue observar a su amado pelinegro y no poder ir hacía él y abrazarlo o besarlo nuevamente, no podía darse ese lujo y, aunque su corazón quería correr hacía él tuvo que poner todo su autocontrol en ello esperando que Ash hubiese captado el mensaje oculto el día anterior y que le perdonase por ello, a la vez que él mismo trataba de mantener intacto lo que quedaba de su fragmentado corazón, sin embargo, sabía que lo peor estaba por venir y que debía ser más fuerte que en ese instante para lo que venía, dándole una última mirada a su amado antes de desaparecer de nuevo de su vida, pero, eso de nueva cuenta no era un adiós, sino, un hasta luego...

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