El destino los separó y dividió su camino en dos, pero ambos volverían a encontrarse por una promesa, una promesa que ambos hicieron y que honrarían aun si la vida se empeña en separarlos, pues ambos se aman y lucharán por volverse a encontrar, sin...
Giovanni, Delia y Ash comían tranquila y placenteramente como toda una familia ese día, Ash había logrado tomarle aprecio a aquel hombre así como éste al muchacho y ambos realmente se llevaban bien, ciertamente, Ash estaba agradecido con lo que tenía y no podía pedir más para él y su madre, solo Gary completaría plenamente su felicidad.
La comida paso tranquila hasta que Delia anunció algo que llenó de felicidad a ambos varones, ella anunció que estaba embarazada.
Ash estaba muy feliz con aquello, siempre había querido un hermano y ahora lo tendría, alguien a quien cuidar y proteger, alguien más a quien amar...El júbilo no se hizo esperar y ambos hombres comenzaron a consentir a la feliz madre.
Ese mismo día, Delia observaba el televisor mientras tejía y Mr. Mime le facilitaba el estambre, cuando, de pronto algo le llamó la atención, llamando de inmediato a su hijo quien no dudó en acudir enseguida con Pikachu en su lomo como de costumbre.
Frente a él, Gary se encontraba en televisión dando una entrevista sobre su universidad, Ash entonces se quedó quieto y en silencio en su sitio, observando al castaño con detenimiento y grabando su rostro a fuego en su mente, no había duda que era él, era tal y como lo recordaba, solo que más alto y con el cabello un poco más largo además de sus facciones más definidas, sin duda, ya no era un niño, ahora era todo un hombre.
Tragó saliva y poco a poco se empezó a mover para sentarse entre su madre y aquel Pokémon que su madre había adoptado como uno más de la familia, pues Mr. Mime la acompañaba cuando se quedaba sola en casa e iba con ella a todos lados, tal y como Persian lo hacía con Giovanni; los Pokémon eran parte de la vida de todas las personas y se creía que todos debían tener consigo uno a su lado como protección y como símbolo de suerte ya que se creía que estos eran espíritus guardianes y en la siguiente vida se reencarnaría en el Pokémon que se ha elegido como acompañante y, aunque la mayoría tenía más de uno, usualmente solo uno era el favorito o el que te acompañaba hasta la tumba.
Delia dejó de tejer y observó atenta el rostro de su hijo, del cual, escurrían tenues lágrimas traicioneras, las cuales, el pelinegro no se había percatado que había dejado salir.
Ella no era tonta, y, aunque en un principio, creyó que el amor que su hijo tenía hacía Gary era solo un juego de niños que querían experimentar el mundo, al irlo viendo crecer se dió cuenta que no lo era, pues, por accidente más de una vez lo escuchó hablando con sus Pokémon sobre él y sus sentimientos, así como, en un descuido había leído sin querer una de las cartas que escribía en sus cuadernos, ahora, ella ya no podía ignorar más ese hecho ni fingir que no lo sabía, era su madre y lo reconocía, ella estuvo equivocada, su hijo en verdad amaba a su amigo de la infancia.
Sin decir palabra alguna, la señora se levantó y acercándose a su hijo lo abrazo como solo una madre puede hacerlo a la vez que él se aferraba a ella y dejaba salir sus lágrimas.
El Ketchum estaba feliz por Gary, de hecho, estaba muy orgulloso de él, pero, de tanto tiempo de no verlo no pudo evitar romperse entre los reconfortantes brazos de su madre, no pudo evitar llorar al oír su voz una vez más ni pudo evitar notar que éste no era del todo feliz.
Desde hace tiempo, Ash había buscado información de todo tipo sobre Gary así como de su familia e incluso todas las investigaciones posibles de éstos, solo para poder saber donde estaba o cómo estaba e indudablemente lo había conseguido, más aún, con Tracey como gran admirador del profesor Oak y seguidor de todos sus trabajos, ahora, verlo y escucharlo aunque fuera solo por televisión le provocaba miles de sensaciones indescriptibles, ansiando aún más el día de su reencuentro, sin embargo, sabía que aún faltaba para eso ya que ambos aún no lograban sus metas.
Después de un rato, por fin Delia le dijo algo que él siempre quiso escuchar y que lo llenó de alegría:-hijo mío, no importa de quién estés enamorado, yo te apoyo, te amo Ash; perdón por no comprender tus sentimientos antes, cuando quieras, puedes hablar conmigo de lo que sea, no te jusgaré, solo te aconsejaré-.
Ante ello, el pelinegro solo pudo decir:-gracias-.
Aquello le quitaba un gran peso de encima, ya que seguía pensando que decepcionaría a su madre por sus gustos y odiaba decepcionarla ya que no quería hacerla sufrir, pero, oír aquello de sus labios lo liberaba de aquel peso que llevaba encima y abría paso a que pudiese hablar con su madre abiertamente de su sentir, en verdad, no podía estar más feliz con la familia que tenía...
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