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» celos

Ella era muy alta y con un cuerpo delgado sacado de las revistas de modelos, un largo y bien cuidado pelo rubio dorado como el mismo sol junto a unos vivaces ojos color verde claro, sin duda ella era hermosa, también tenía un agradable acento argentino combinado un poco con el chileno por los todos los años que llevaba viviendo en el país. La conoció cuando se la presentaron como una amiga del trabajo, su nombre era Martina y con una sonrisa gentil le depositó un beso en la mejilla como saludo. Esa tarde comieron los tres juntos en la sala de estar, la compañía de la argentina (como Manuel le había empezado a decir) era agradable no cabía duda, era del tipo de persona con quien podrías pasar una tarde aunque se conocieran hace relativamente poco, ni siquiera se había dado cuenta que la noche ya estaba presente sobre el cielo, la joven se tuvo que retirar al ver lo tarde que era y Pedro se ofreció para acompañarla hasta su casa.

Luego de ese primer encuentro las visitas de la argentina comenzaron a ser cada vez más frecuentes, en ocasiones era por mero trabajo que traían a la casa, otras en cambio solo eran para divertirse pero poco a poco comenzaron a excluirlo cada vez más de sus salidas, había que ser un tonto para no darse cuenta de lo que pasaba. No podía culparlo, nada le impedía a Pedro hacer crecer su círculo de amistades pero no podía evitar ser algo egoísta, sentía que lo estaban dejando a un costado con tanta salida, estaba mal que pensara así pero simplemente no podía impedir pensar de esa forma, por suerte era bueno fingiendo y ninguno de los dos se dio cuenta de sus celos estupidos. Aunque sería más difícil si su compañero parecía tan empeñado en no hacer otra cosa más que hablar de ella.

— ¿tan loco te trae?

Pregunto en broma una vez cuando estaba sentado con el control remoto en mano y con Pedro a sus espaldas en un paseo frenético, le estaba contando otra de las famosas historias de la argentina.

— tal vez

— oh...

— ¿qué pasa?

Para su sorpresa Manuel solo negó con la cabeza, tras apagar el televisor dio un excusa vaga de que no se sentía bien y fue a encerrarse a su pieza, confundido de todas maneras lo sigue, golpea tres veces para preguntar si este está bien pero le pidió que lo dejara solo un rato. Esta vez no se puso a llorar, poco a poco iba asimilando que sus fantasías solo se quedarían allí aunque con ese tipo de comentarios se le hacía muy difícil, igual era su culpa por sacar en tema, tironea un poco sus cabellos por nerviosísimo y este gesto tuvo un extraño gesto calmante en el, solo así pudo ponerse a meditar un tema que tarde o temprano iba a salir. ¿Por cuánto tiempo seguiría viviendo aquí? Pedro corría con gran parte de los gastos de ambos haciéndolo sentir un parasito que se aprovechaba de su buena voluntad, tampoco podría estar viviendo eternamente en ese lugar, llegaría un momento en el que buscaría formar una familia y terminaría por convertirse en un mal tercio, como todavía no conseguía trabajo era muy difícil saber que haría. Si de el dependiera se quedaría eternamente viviendo con el pero sería demasiado abuso.

Con la cabeza algo más calmada salió alegando que le vino un dolor de cabeza y tenía sus pastillas en la pieza.

Pasaban los días y pronto se hicieron habituales las llegadas de la argentina para almorzar, no podía evitar sentir culpa al ver como ella lo trataba bien pero recibía sus cortantes respuestas, en el fondo seguía siendo un niño enojado porque otro quería jugar con su mejor amigo, aún así intentaba ser lo más cordial con ella y al parecer valoraba el esfuerzo. Desgraciadamente para él terminó haciéndolas de cupido con el parcito, la argentina un día le confesó mientras Pedro iba a la cocina por algo para tomar, con algo de vergüenza dijo que se sentía muy atraída por él y como Manuel tenía el título de amigo le pidió que la ayudara a saber si sentía lo mismo, le aseguró en su dialecto que "Pedro estaba muy atontonao' por ella", sonrió aplaudiendo con ambas manos pero al ver que volvía a aparecer recobró la compostura, le dolió admitir que tras esos ojos color verde veía un brillo especial al hablar de el. Por otra parte el mexicano se lo contó mientras ambos tenían una "noche de hombres" viendo películas y tomando cerveza, Manuel comentó con cierta aura misteriosa que quizás si podría salir con ella.
Le tocó ver sus risas cada vez que la argentina aparecía tras la puerta, los titubeos de Pedro cada vez que resaltaba lo bien que se veía ese día, no podía evitar pensar que se le hacía muy tierna toda esta situación, por un lado a su amigo pese a que aseguraba ser hombrecito para sus cosas cuando ella andaba cerca le era imposible no ponerse nervioso, y por otro lado la argentina que aún con una personalidad muy fuerte dejaba a relucir su lado más... romántico.
Era evidente.

Les dio un pequeño empujón y finalmente gracias a la ayuda de Manuel terminaron por salir con pareja, cuando llegó Pedro todo emocionado de que por fin eran pareja le dijo como broma que se había tardado mucho, por la euforia que estaba sintiendo el enamorado no se dio cuenta de los apagados ojos contrarios, esa anoche se la pasó mirando al techo y diciéndose mentalmente te lo dije en un bucle eterno, no se sentía triste por haberlo dejado ir, poco a poco se iba deshaciendo de esos pensamientos tan egoístas, se consoló a si mismo antes de dormir pensando en que mientras Pedro fuese feliz el también lo sería. Lo suyo no era amor, era dependencia y nada mas.

The angst challenge 『  MexChi 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora