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»Desesperación

El ruido de las ruedas de una maleta rasgaron el silencio del departamento, los ojos de la dueña miraron con detención cada rincón como si estuviera buscando algo. Un costado Pedro dio un suspiro medio contrariado antes de cerrar la puerta.

- gracias por venir Itzel

Su melliza se dio vuelta con un giro para mirarlo con una leve sonrisa.

- pues claro, si para algo estoy yo hermanito

Itzel luego de terminar la enseñanza media en Chile había retornado a su patria, según ella se desenvolvía mejor en ese ambiente, no se había encariñado con el país al contrario de pedro, luego de su ida siguieron con la comunicación, aun con sus contantes peleas seguían siendo hermanos ademas ya estaban mas grandes, la razón que trajo a la mayor de los Sanchez fue manuel, cuando eran estudiantes lo había conocido apenas, no ayudo el hecho de que el jovencito no fuera muy conversador pero su naturaleza herida y marcada vulnerabilidad activo su instinto de madre, incluso había hecho el esfuerzo no ser demasiado invasiva con el, al enterarse de que sus problemas persistían aun en edad adulta y nada mas saber de su repentina desaparición había agarrado sus maletas y tomado el primer vuelo a santiago para servir de apoyo a su hermano, visitarlo y de paso ayudar a dar con su paradero. entre los dos acomodaron sus cosas en el cuarto de manuel con un silencio casi sepulcral, a pedro le hubiera gustado no perturbar el orden de su habitación hasta que volviera, tenia que hacerlo, sus cosas estaban aquí, tendría que volver por ellas, en especial la posesión mas valiosa, un cuaderno.

Este parecía tan poca cosa, ambas tapas de cartón estaban aguantando a duras penas mantenerse en su sitio, gran parte de las hojas o estaban rotas, manchadas o con partes menos, incluso una vez estuvo a segundos de perderse completamente a causa de un té derramado, sin embargo este cuaderno maltratado contenía el alma de Manuel en versos, estrofas y figuras literarias, este cuaderno había sido el que albergaba toda la poesía que había escrito a lo largo de su vida y como el mismo decía "lo mas simbólico de todas mis posesiones". A lo largo de su relación solo había tenido la oportunidad de leer dos o tres pero ahora con su ausencia había tenido la oportunidad de leer un par mas, no quiso continuar al no tener su permiso, ademas de que pensaba que era una invasión a su privacidad, por algo no le había permitido leer mas. Pensaba en todo eso mientras sostenía cuidadosamente entre sus manos dicho cuaderno, todo bajo la atenta mirada de Itzel.

--- bueno pues, ¿la verdad que nada de nada?

--- ya te lo dije Itzel ---el cuaderno por reflejo se apoya contra su pecho--- nada de nada, el mismo día renuncio a su trabajo y sus compañeros no saben donde fue a parar, ni siquiera volvió a la casa por su ropa o algo, nada

--- ¿me repites lo que dijo antes de marcharse?

Pedro dio un suspiro y lo contó todo, y con todo se refería a todo, cada problema, cada crisis, cada frase que recordaba y fue dicha por el, todo, ella solo asentía a brazos cruzados y gesto critico, casi como si analizara cada una de sus palabras, el desahogo duro mas de lo esperado, incluso habían pasado una hora o un poco mas de explicación y detalle de todo el escenario, incluyo ademas, el encuentro intimo por mucho que le avergonzara porque pensaba que cada detalle podía ser importante, pero ella no vario mucho en su expresión, aunque seguía atenta. Cuando finalmente termino su monologo se apoya en la puerta, aun con el cuaderno sobre su pecho, la habitación volvió a su silencio inicial hasta que itzel tomo la palabra.

--- ¿neta que todavía no te das cuenta?

--- ¿que?

--- Pedrito es tan simple, le gustas, te gusta, listo

--- ¿que?

— ah por favor, mira, se mostró distante cuando empezaste a salir con Martina y luego de que ellos conversaron en el techo ella te terminó porque se dio cuenta también, pero el pobre se culpa de su separación y por el se fue

Silencio.

— ¿Pedro?

— necesito aire

Los brazos de su hermana se extendieron un poco en su dirección con el intento de abrazarlo pero se retractó, lo mejor sería dejarlo salir un momento, quizás había sido un poco directa con sus palabras. Perdón por otro lado sólo había negado con la cabeza y se había marchado, subido las escaleras y allí arriba en la azotea solo se apoyó en la baranda de concreto, con un torrente de emociones demasiado alborotado en su cabeza, a el no le gustaba Manuel solo se preocupaba mucho por el, sabía la razón de cada lágrima, de cada cara deprimida, de cada crisis y le dolía en el alma verlo en ese estado, si, solo era preocupación, además "eso" no era normal, a el le gustaban las mujeres no los hombres, lindas, inteligentes, divertidas... quizás de tristes ojos color café, amantes de la lectura y con una escasa sonrisa que parecía darle vida a su rostro muerto.
Mierda...
Itzel tenía razón, siempre la tenía.

Darse cuenta, y finalmente aceptar, esa realidad, le hizo sentirse mucho peor. Donde podría estar, que estaría haciendo, se habría tomado su té de las cinco como todos los días... ¿lo extrañará?
No sabía que hacer, donde buscar, estaba sin pistas y con una desesperación brutal cargando en su pecho, necesitaba verlo, decirle que nada era su culpa por mucho que costara que se diera cuenta de esto, que se esforzaría en apoyarlo como siempre lo había hecho y más, abrazarlo aunque no fuera tanto de abrazos y hacerle sentir que no estaba solo, que nunca más lo estaría, pasara lo que pasara, siempre. Pero el no estaba para decirle todo eso, solo tenía el cuaderno que en ningún momento había soltado y reposaba contra su pecho, con cuidado lo libero de su fuerte agarre, ahí, con este entre sus manos dio un largo suspiro. Itzel tenía razón.

— ¿Pedro?

Incluso sabía cuánto duraban sus meditaciones.

— tienes razón, pero de nada me sirve asimilar esto si no está, tengo mucho que pensar todavía y me cuesta aceptarlo

— se que es difícil aceptar, pero si con esto eres feliz ¿que importan los demás? ¿O la desaprobación de la gente? Si eres feliz, poco importa lo demás

— siempre tienes razón

— sabiduría familiar, lo heredé de mamá — suelta una risa — ¿entonces ahora que haremos hermanito?

Pedro mira a la ciudad en constante movimiento antes de responder, Itzel vio en sus ojos un brillo que nunca había visto.

— lo voy a encontrar

The angst challenge 『  MexChi 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora