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» llanto

Detengámonos a pensar un momento, en una situación normal cualquier persona se alteraría al enterarse de que su pareja le fue infiel, Martina no era la excepción, estaba tan conmocionada por la noticia que se apartó un par de pasos para intentar calmarse, juntándolo a que además quien le dijo semejante declaración ni siquiera la veía a la cara hizo que le hirviera la sangre, a ojos cerrados respira profundo, sabía que una reacción demasiado agresiva podría afectar negativamente a la dañada mente de Manuel, estaba enojada, pero no era una persona cruel, de todas maneras no quería sumarle otro motivo para programar más visitas con el psicólogo, atacarlo sería a su parecer un acto muy irresponsable, estaba al tanto de muchas cosas respecto al contrario y por mucho que le doliera ese lado maternal suyo no se iría del todo, seguía dolida, pero buscaría sus explicaciones para luego marcharse del lugar sin ser tan explosiva. Aún así sus palabras sonaron hirientes.

— que hiciste... ¿Que?

No recibió respuesta.

— ¡Manuel la puta madre responde!

Pronto se arrepintió de gritarle, al ver las primeras
lagrimas que corrieron por sus mejillas, cuando levantó la cabeza y vio sus ojos cristalizados la ira se suaviza un poco, pero al verlo dejarse caer sobre el piso de la azotea con un fuerte ruido su enojo se mitigó un montón, no estaba acostumbrada a ver a la gente romperse en frente suyo. Tuvo una serie de sentimientos encontrados en este punto.
Guarda silencio en lo que dura su llanto, sin saber muy bien cómo actuar ahora, abajo Manuel seguía con sus sollozos e intentaba decir algo entre tanto lamento, la argentina deja ir una risa nerviosa e incómoda, sería cruel pedirle explicaciones en ese estado. Sin importarle si su ropas llegaran a ensuciarse toma asiento en el piso a corta distancia, se acomoda un poco antes de intentar quitar las manos que cubrían su rostro, no opuso mucha resistencia, allí pudo comprobar el tan conocido dicho "los ojos son las puertas del alma", detrás de estos solo pudo ver arrepentimiento, ninguna pizca de maldad, se maldijo a si misma por desconfiar de el.
Sostuvo sus manos con cuidado mientras intentaba calmarlo, entre palabras de sosiego fue calmándose, con dos respiraciones profundas ya estaba más tranquilo.

— y-yo... — limpia los restos de lagrimas con su mangas, quería aclárale el asunto lo más rápido posible — yo tengo la culpa de todo, habíamos tomado mucho y... me dejé llevar, lo siento tanto

Deshace el agarre para cubrir su rostro otra vez, la culpa que sentía hacia querer esconderse de la mirada de ella, a quien tanto daño le hizo.

—  por favor perdóname

Su voz rota le destrozó el alma, cubre su boca con ambas manos con gesto culpable, pensándolo bien no sabía porque se sentía tan culpable la verdad, ah, cierto, el grito que dio. Atrajo el cuerpo contrario al propio para esconderlo en su abrazo, el llanto se hizo un poco más fuerte, una vez más sus dedos se enredaron en su cabello a modo de consuelo.

¿Tanto daño le hicieron a esta pobre alma que reacciona de esta manera?
Era demasiado joven, sus hombros cargaban con veintisiete años que se marcaban con dureza en un rostro serio, pero detrás de esa mirada en apariencia tranquila no había nada más que un adulto joven que había vivido cosas que nadie debería vivir a tan corta edad,  alguien tan dañado hasta el punto de creer merecer todo lo que estaba ocurriendo bajo la excusa de hacer algo que molestó a los demás. Con el tiempo lo había asimilado, ya no le importaba en realidad. Se aferró a su abrazo como un niño a su madre luego de una caída al suelo, seguía creyendo que no merecía su apoyo pero no intentó apartarla, necesitaba mucho un abrazo en estos momentos.
Mientras ellos seguían en silencio Pedro los veía con curiosidad a corta distancia medio tambaleante, la escena se le hizo tierna, eso si se sintió un poco celoso pero curiosamente no sabía por quién, esto le hizo sentirse confuso la verdad, a lo mejor solo era el alcohol en sus venas asi que no le dio importancia.

Martina se dio cuenta de su presencia pero ni se inmutó, señala con la vista a quién abrazaba y luego la devuelve a Pedro para encogerse de hombros, lo entendió como esperar a que se calmara primero antes de dejarlo ir, la argentina se separa un poco para quitar las lágrimas de su rostro, Manuel sonríe definitivamente más calmado, murmura un leve gracias antes de darse cuenta de que estaba en la escena, sonriendo con las manos en los bolsillos, devuelve la vista a los ojos verdes de Martina con una mueca algo triste, pero se preocupa de levantar su mirada en alto.

— vos estarás bien, no pasa nada

Ordena sus cabellos con una sonrisa tranquila, le hace un gesto a Pedro para que se acerque, era bastante tarde y todos debían dormir, los ayudó a levantarse, cuando limpiaba sus jeans de la tierra se dio cuenta de esa chispa que en algún momento tuvo ella, la misma chispa que estaba en sus ojos cada vez que veía a Pedro estaba en los ojos de Manuel, incluso juraría que vio algo similar en los de su pareja, sonríe con tristeza que supo disimular bien al apoyar sus brazos en los hombros contrarios a modo de despedida, anuncia su retiro diciendo que tenía que levantarse temprano mañana y con gracia se retira del lugar, con ambos a sus espaldas respiró profundo segura de su decisión. Los amigos se quedan mirando entre si un momento con algo de nerviosismo, es Pedro quien rompe el silencio.

— no me gusta que llores

— ah — sus mangas vuelven a sus ojos, aunque no hubiera lágrimas que limpiar — sorry

— no te disculpes

Ambos ríen al darse cuenta de que Manuel iba a disculparse otra vez, con gestos de la cabeza acuerdan volver al departamento para descansar, ambos abandonan el techo del edifico con el brazo de Pedro apoyado en el hombro de Manuel, su excusa era que le faltaba equilibrio, se lo permite apoyando el mismo su cabeza contra el brazo, inevitablemente acercándolo un poco más a si. Pronto el lugar queda vacío.

» estoy LLORANDO EN ESTA TRIBUNA

The angst challenge 『  MexChi 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora