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» insomnio (por pesadillas)

— ¿y como te ha ido hoy?

— se podría decir que bien, eran hartas preguntas igual

— ¿que ya te vas a acostar?

— estoy cansado sorry

Iba a protestar por dejarlo tomar once solo pero al ver sus ojeras no puso resistencia a su partida, cuando vio que abría la puerta para entrar a la habitación agrega que cualquier cosa le avisara, Manuel se quedó mirándolo un rato hasta finalmente asentir y entrar sin añadir nada más. Camino a la suavidad de su cama se encontró con un espejo que lo hizo detenerse, ahí comprendió porque Pedro lo había dejado irse en vez de sentarlo en una silla y ponerle una taza de té al frente y un pan a un costado, las ojeras que le llegaban a las mejillas parecían seguir avanzando hasta que tarde o temprano llegarían aún más abajo, se veía verdaderamente lamentable, lleva ambas manos a sus mejillas masajeando un poco las mismas. Solo se encogió de hombros dejándole estar.
Ya listo con una polera vieja se deja caer sobre su cama sin molestarse en abrirla para dormir como corresponde, aún así no tarda en caer dormido a los segundos después, en algún momento de la noche alguien lo había cubierto con las frazadas para evitar un resfrío.

El escenario era el mismo de siempre, un páramo desierto con brillantes colores en el cielo, esos mismos colores en algún momento perdían su luz convirtiéndose en una masa oscura de lluvia que lastimaba su cuerpo aún en sueños, pero esta vez era diferente, no eran de esos sueños exóticos y extraños que siempre ocurrían, eran recuerdos de las situaciones que vivió durante todo su periodo escolar, gracias a las conversaciones con el psicólogo que lo veía había desenterrado memorias que creía olvidadas, volvieron a su mente en forma de sueños para torturarlo aún cuando dormía, la primera noche no le produjo muchos problemas, aunque a cada día que pasaba los recuerdos se iban haciendo cada vez más reales y sombríos, mezclando sus vivencias con la capacidad que su mente había adquirido de volver todo a la peor situación posible.
Esa mañana despertó con un mal sabor en la boca.

Las siguientes noches fueron parecidas, no importaba cuan cansado llegará por no dormir lo que correspondía, tan puntual como un reloj suizo despertaba en la madrugada de un salto con el corazón latiéndole a mil por hora y obligándolo a pasar la noche en vela, después gracias a eso no tenía ganas ni de dormir, el té fue cambiado por tarros de café para mantenerse despierto todo lo que pudiera, lo único que su cuerpo conocía como descanso eran los minutos en los que no resistía más y descansaba la vista un momento, al darse cuenta de que estaba durmiendo se obligaba a despertarse. Esta rutina nuevamente lo llevó a un periodo de irritabilidad con malas caras, aún más seria de la que ya tenía, el cambio fue evidente pero ninguno dijo nada, el preocupado de estar leyendo o en su trabajo, y el otro en su casi desaparecida pareja, ahora que lo pensaba no había sabido de la argentina en un largo tiempo.
Un día luego de recordar el evento más doloroso de su vida, físicamente hablando, volvió a casa sintiéndose paranoico, había llevado más veces sus manos al mentón de lo que recordaba para comprobar que no había pasado nada, esa tarde tampoco comió nada. Solo quería acostarse sobre su cama y dormitar un poco sin caer en el sueño, pero como había escapado tanto de el apenas estuvo recostado cayó profundamente dormido. Su pesadilla esta noche era una escena muy familiar.

Caminaba por la escuela de su infancia apretando las correas de su mochila con fuerza, si de partida el establecimiento daba toda la impresión de dar miedo imagínenlo ahora con las luces apagadas, la iluminación de todos los pasillos dependían únicamente de una luz que venía del exterior pero esta no era el sol, se adentró entre el laberinto de pasillos que parecían llevarlo a ninguna parte en realidad. Cuando escuchó las risas sus pasos se aceleraron.
Los reconoció al instante solo con su voz y no esperó hasta que ellos aparecieran al doblar la esquina, sus pies se movían rápido a través de un pasillo que no parecía tener final, no le importó, siguió corriendo y corriendo hasta que sus propios pies lo hicieron caer, asustado por estar a merced de sus abusadores intenta levantarse cuando un impacto le llega en el brazo, muerde sus labios para soportar el dolor, se dijo que por ningún motivo debía ser alzando por ellos, aunque ni rastro hubiera. No le importó que sus piernas se cansaran el siguió corriendo hasta su ruidosa caída al piso, con rapidez voltea encontrándose cara a cara con sus abusadores de rostro desfigurado, intentó alejarse como pudo pero estos enseñaron sus manos y la sangre se congeló en sus venas, la segunda piedra impacta en su brazo con fuerza sacándole un grito, en la desesperación intenta levantarse para seguir escapando pero un dolor conocido se hizo presente en su rostro.

Despertó pegando un grito e incorporándose de golpe de su sueño, con ambas manos cubriendo su mandíbula intacta, había sido demasiado real, el escándalo obviamente despertó a Pedro quien alarmado entro a la habitación, mucho no tarda en comprender la situación, se sienta a un costado suyo con una sonrisa que buscaba tranquilizarlo.

— tranquilo, ya pasó, ya pasó...

El cabello de Manuel fue peinado suavemente con sus manos, no tarda mucho en tranquilizarse y como si hubiera tomado pastillas para dormir vuelve a caer a los brazos de Morfeo mucho más calmado, Pedro se mantuvo un momento más en la habitación hasta asegurarse de que estaba durmiendo bien, cuando estuvo seguro se levanta con cuidado para para retirarse a descansar, no sin antes despeinar con suavidad sus cabellos y volver a cubrirlo con la frazada. Una vez estuvo seguro se marchó.
Esa fue la primera noche en mucho tiempo en la que Manuel durmió tranquilo.

The angst challenge 『  MexChi 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora