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» Abuso (tortura)

Ambos se encontraron en el pasillo, uno estaba exhalando el humo de un cigarro con tranquilidad apoyado en la puerta, el segundo apareció luego de subir las escaleras, al verlo fumando hace un gesto y de inmediato le ofrecen uno junto al encendedor, ambos lado a lado se quedan en silencio, soltando ire de cuando en cuando.

--- ¿sigue ahí? --- pregunta el recién llegado --- ya quiero irme

--- el weon es masoquista, nada que hacerle

--- típico de weones como el

El humo poco a poco va llenando el pasillo, se escucha un grito desgarrador del otro lado de la puerta pero ambos lo ignoran.

--- que es weon, se hubiera puesto un temita al menos

El sujeto que estaba apoyado en la puerta suspira tirando el cigarro ya consumido al piso, por precaución lo apaga con el pie antes de incorporarse casi como un gigante dormido, estira sus piernas y con la diestra le da golpes bruscos a la puerta, escucha un par de maldiciones y un leve sollozo del otro lado. Quien abre era el más bajo del trío pero igual resultaba ser el más intimidante, sube el cierre de su pantalón con ya media sonrisa en el rostro y se cruza de brazos diciendo de forma no verbal "¿que es lo qué pasa?" El segundo que seguía fumando lo poco que le quedaba pregunta si consiguieron sacarle algo de información o ya no daba para más, quería volver a casa con su señora, recibe una negativa, que todos sus métodos resultan fallidos y se queja de la poca cordura que tiene el cautivo, junto a su testarudez. Uno propone una idea que saca unas sonrisas, solo les quedaba una opción, el último cigarro cae al piso antes de que los tres entren a la habitación cerrando la puerta tras de si.
 Así los vio llegar Manuel, había escuchado lo que estaban conversando y estaba aterrado, quiso retroceder, alejarse pero la pared estaba a sólo centímetros de distancia, además sus extremidades dolían demasiado como para levantarse y huir del lugar a donde fuera, aunque intentara correr su estado era deplorable gracias al hambre y su poco higiene por lo que tendría dos opciones, que alguien se diera cuenta de lo que estaba pasando o que lo encontrarían tarde o temprano donde quiera que fuera, era inteligente, sabía lo que le pasaría ahora, de nada servía correr. Ya no era la primera vez que pasaba, pero no significaba que se sintiera bien con eso. Respiro profundamente y todas sus articulaciones se relajaron, lo más que pudieron al ser atadas en una postura incomoda, sus brazos atados, juntos y colgando desde el techo con una cuerda que le parecía roer las muñecas, sus piernas, como si de forma independiente a su cuerpo quisieran protegerlo se cerraron sin ejercer tanta presión, estas permanecían atadas en rodilla y tobillos, uno de ellos incluso se burló llamándolo la sirenita, cerro sus ojos ya con resignación y solo, espero.

Aunque desde lo profundo de su subconsciente quisiera suprimir todo lo que estaba sintiendo no pudo, se sintió impotente al ver como uno lo volteaba dejándolo arrodillado contra la pared, la cuerda que lo sujetada de los brazos dejo de tensarse y ni él pudo con su peso, su cuerpo se proyectó hacia adelante golpeando su rostro, sin embrago no se quejó, no tardo mucho para que otro volviera a atarlo esta vez con las manos a sus espaldas, sabiendo lo que venía respiro profundo e intento salir de ahí, aunque fuera de forma mental. Como distractor se enfocó únicamente en los pocos buenos recuerdos que tenía, y a su mente volvió nuevamente pedro, en como pasaron de ser extraños a los mejores amigos, en cómo le mostro un genuino apoyo, en cómo se preocupaba por él, como sabia distinguir que días estaba bien y cuando estaba mal, cuando aun así respetaba su privacidad cuando no quería hablar, lo que volvió a su mente como un recuerdo nítido fue ese día en el que lo salvo de sus abusadores, aunque no lo había visto bien sabía que se había interpuesto entre el trio y el, como un ángel protector, como lo había consolado y preocupado por el desde entonces, aunque en el fondo le costaba creer que lo apoyaba. Por un momento, solo un momento, pensó en que el aparecería otra vez, echaría abajo la puerta y lo rescataría de este infierno, pero era realista, eso solo pasaba en los cuentos e historias, esto era la vida real y era todo lo que tenía.

Maldijo para su interior.

No supo cuando rato lo tuvieron así, dándose azotes contra la pared con una música demasiado alta que le impedía reconocerla al menos y aunque en sus pensamientos le dieron algo de libertad lo sintió todo, absolutamente todo, el ruido baja un poco y uno de los hombres lo toma del pelo obligando a mirarlo de forma incomoda y le volvió a hacer la misma pregunta de siempre

--- ¿vas a hablar?

El discurso siguió acompañado de otras frases como "podemos seguir toda la noche" "si no cooperas te llevaremos a la camita" u otras acompañadas de insultos, palabras hirientes, atacando a su personalidad, denigrándolo, pero no dijo palabra. Uno de ellos aun con la mano sujetando su cabeza la estampo una y otra contra la pared, esta vez no pudo evitar gritar de la desesperación y el dolor que estaba sintiendo pero el hecho de que fuera inentendible lo molesto aún más, repartió puños por todo su cuerpo, el infierno se hizo interminable hasta que se cansó y todos se fueron, no sin antes darle una patada en el estómago. Lo dejaron así, retorciéndose de dolor y sollozando, con cuidado se dejó caer al piso para seguir lamentándose otro día mas, deseando estar muerto. 

» me wa a matar

» corrigiendo errores técnicos, aquí no paso nada


The angst challenge 『  MexChi 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora