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» Consuelo

Los días siguientes al accidente fueron tan similares a una película de suspenso como de terror, pero aun así pasaron como lo hacían las páginas de un libro bajo más manos de un apasionado joven que lee novelas de amor a la espera del tan famoso final feliz, pagina por página lee los conflictos, besos furtivos, llantos y dolores de los protagonistas hasta que finalmente logran estar juntos. El en parte se sentía más tocado por una historia trágica y desesperante, pedro pensaba que su lector debería estar pasmado por todas las penurias que ambos debieron pasar, quizás lloro al verse reflejado o se rio en los escasos momentos de comedia que tuvieron, o quizás solo lo querían ver sufrir nunca se sabía. Existencialismos de lado da un suspiro atravesando la puerta con lentitud para que la silla se moviera lo menos posible.

Al menos en su historia su compañero de desventuras había sobrevivido.

Manuel seguía con vida de puro milagro, el edificio no era particularmente algo y el impacto de la caída lo absorbió en gran parte su espalda, aunque gracias a los curiosos e igualmente a las personas preocupadas pudo recibir atención médica con rapidez, pero ya nunca podría volver a caminar, su cuerpo aun con el paso de los días seguía muy golpeado y algo drogado para sobrellevar el dolor, recordaba con amargura cuando lo oía llorar por las noches suplicando que parara, pese a todo ahí estaba, al menos estaba mucho mejor. La única buena noticia que tenía poco a poco volvía ese Manuel que se había marchado tiempo atrás y con el aquel brillo en sus ojos que daba por perdido. Pese a todo el Manuel que conocía ya se había ido.

Lo acomoda a un costado del sillón y procede a echarse al mismo algo agotado pero al momento de intentar estirar sus piernas estas chocan con algo y extrañado levanta un poco la cabeza para ver al objeto, se encontró con su guitarra, todavía con algo de polvo pese a usarla hace poco, estaba desgastada y rayada, pero era su guitarra, se endereza lo suficiente para lograr sostenerla entre sus manos, observo cada uno de sus rasguños, los pedazos de scotch que unían ciertas partes, los restos de stickers a los costados, repaso son suavidad sus cuerdas una por una. También vio los ojos de Manuel sobre sus hombros y con lentitud se voltea, da un último vistazo antes de acomodarse lo suficiente para empezar a tocar. No supo bien que pensar de su melodía, un ritmo melancólico y triste que parecía no encajar del todo poco con la situación de superación que estaban viviendo, sus ojos se volvieron a encontrar mirándose un largo rato, reviviendo su historia, lo lejos que habían llegado, solo en ese momento comprendió que ese día en el que lo salvo de las pedradas habría sellado su destino para siempre, si nunca lo hubiera hecho no estaría en esa situación, no estaría sufriendo, no habrían tantas lágrimas, pero ahí estaba acomodando su cabeza en el hombro de Manuel quien lloraba en silencio, sus manos pálidas y lastimadas solo atinaron a sostener su rostro entre estas, como si intentara mantenerlo siempre a su costado, allí cerro los ojos y por primera vez en sonrió aliviado, esta vez de verdad.

Se mantuvieron así, al compás de una melodía triste pero con una calma que jamás serían capaces de explicar.

The angst challenge 『  MexChi 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora