Te quedan 3 minutos.

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Te quedan tres minutos de oxígeno Gary.
El rubio temblaba y jadeaba mirando con temor a la nada.
Siento frío H.U.E. ¿T-tu sientes frío?
Sólo siento dos cosas Gary, el vacío y la nada—respondió la IA con voz monótona.
¿Sabes que? Es la sombra, siempre es como diez grados más frío en la sombra—suspiro el rubio observando como salía vapor cada vez que hablaba.
El espacio está hecho enteramente de sombra.
Si supongo que si, debo encontrar algo de "no sombra"—respondió Gary flotando debajo del resto de una nave que obstruía el  paso de la luz del Sol.
¿Dónde diablos esta? ¡Ah, mira!—jadeo de felicidad el rubio mirando hacia la luz.
Pero poco le duraría ya que en un instante el calor se volvió casi insoportable haciendolo sudar excesivamente y lastimando sus ojos no adaptados a tanta luz.
¡Me lleva! Ahora hace un calor de los mil demonios aquí.
Segundos angustiantes pasaron en los que el rubio floto lentamente sobre toda la extensión luminosa del espacio, se sentía como una salchicha para azar, cocinandose lentamente si no fuera porque la zona de "no sombra" acabo y regreso a la oscuridad perpetua. Para ese entonces Gary ya no sabía que era peor, el calante frío o el ardiente calor.
Sólo había estado unos segundos en la sombra y ya sentía como el hielo se formaba a los costados de sus ojos y boca y ni hablar del resto de su cuerpo. La herida de su abdomen se sentía como la mierda, donde había corrido su sangre ahora era un montón de escarcha que al mínimo movimiento cirugía y se rompía.
Su tiempo se estaba agotando, el mareo ya había sesado y ahora daba paso al profundo sueño. Se sentía tan cansado, aún si estaba flotando se sentía como si fuera de plomo y sus párpados cargasen dos barras de metal cada uno. Por más que su cuerpo le pedía a gritos dormir, no lo haría, no quería hacerlo.
No quería dejar sólo a su amigo antes de tiempo, si para él era una mierda y estaba muriendo, ¿Cómo sería para H.U.E.? Que tenía que presenciar su muerte y no sólo con eso, quedarse con su cadáver hasta que se le agotará la energía. No, debía quedarse todo el tiempo que pudiese, por H.U.E. quien aguanto todo y más por él.
Poco a poco sentía como perdía sensibilidad en su cuerpo que se congelaba cada vez más, conforme los minutos pasaban. Ya no sentía la punta de sus dedos, su cara se sentía más rígida de lo normal. Definitivamente estaba muriendo.
Y no había nada que pudiese hacer para evitarlo.
Gary, te quedan dos minutos de oxígeno.

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Diez minutos.- [Garycato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora