Sábado (Día 2)

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"Ven, mi amor, en la tarde del Aniene y siéntate conmigo a ver el viento. Aunque no estés, mi solo pensamiento es ver contigo el viento que va y viene."

Usualmente los hombres después de salir en una cita con alguien platicamos con nuestros amigos de ello, y lo que es más común que se presuma es que tan lejos se llego físicamente, todos lo hemos hecho y negarlo sería algo hipócrita... pero contigo nuevamente era diferente, cada vez que pensaba en lo que quería hacer contigo -físicamente hablando- solo me venía a la mente estar a tu lado, ya fuese platicando, riendo, abrazándote, nunca pensé en ti de otra forma y no porque no me atrajeras, sino porque yo no quería presumir esas cosas banales y pasajeras a mis amigos, les quería presumir lo que realmente quería conseguir de ti: tu amor.

El segundo día en la mañana platicábamos cuando te dije:

S

"Deberías venir a saludarme, ayer me tocó a mi"

B

"Estás muy lejos, aparte estoy desayunando"

S

"Es que ahorita mismo debo estar aquí por si me necesitan, no me puedo mover, ven tú por favor"

B

"Mejor cuando puedas vienes"

Y me molesté que no se tomara la molestia de ir a verme, así que salí a comprar algo cuando al ir saliendo del recinto mi teléfono sonó:

-¿Donde estas? -me preguntaste-.

-Vine a la tienda, ¿Por? -pregunté tímidamente-.

-Estoy en tú lugar, vine a verte de sorpresa.

Aquello me alegró como no tenías idea aunque en aquel momento no podía regresar porque estaba formado en la fila para pagar así que te dije para ganar tiempo:

-No te creo.

Y me comunicaste a un amigo que se encontraba en el mismo lugar que yo, así que entonces te creí.

-Estoy en la fila de la tienda, ve a tú lugar y de regreso te paso a ver, ¿Te parece? -pregunté con cierto temor-.

Esas dos acciones fueron lo más bonito que podrías haber hecho, porque me demostraste que te importaba, que a pesar de que muchas veces me equivocaba o me enojaba por cosas sin sentido para ti era importante que no lo hiciera, nunca olvidaré que fuiste ese día.

No pasé inmediatamente a tu lugar a mi regreso porque me pidieron hacer unas cosas urgentes, así que quedamos de vernos unas horas después. Cuando fui saliste y ahora si recuerdo bien cómo ibas vestida llevabas un vestido color rojo muy bonito y unos zapatos beige de tacón alto, la verdad es que si lo recuerdo tan bien es porque aquel día nos tomamos una foto y he pasado horas enteras viéndola, sobre todo cuando tu ausencia se hace más pesada, pero en aquel momento no tomamos la foto porque te llevaba un pequeño regalo que espero a día de hoy sigas recordándolo y porque las actividades del día ya habían iniciado, así que quedamos en volver a vernos al medio día.

Para el medio día cuando me disponía a buscarte me encontré a Brock, Miel y sus respectivos amigos que no recuerdo sus nombres, y cuando vi a Miel fue como si...

Nada.

No me provocaba absolutamente nada, fue como si todo lo que tuvimos no hubiera sucedido, pero por educación accedí a caminar con ellos, sobre todo porque no quería parecer de esos que solamente botan a una mujer sin previa explicación, quizás en otro momento lo haría.

Pero recuerdo que la ruta que tomábamos la elegía yo de manera astuta para llegar a donde tú estabas, Brock se dio cuenta y se separó pero yo seguía caminando con Miel y sus amigas, ella me contaba algo a lo cuál no le prestaba yo atención porque estaba enfocado en buscarte, y fue cuando te vi, esperándome -porque por mensaje te había dicho que iría- y sonreíste cuando nos viste acercarnos, saludaste a todos e inmediatamente comenzamos a platicar los dos como si no hubiese nadie más razón por la cual Miel se retiró junto con sus amigas pero primero se despidió de los dos, recuerdo que en aquel momento me besó la mejilla de una forma "posesiva" como si ella quisiera demostrarte que yo era suyo, pero no podía estar más alejada de la realidad.

Y por eso en aquel momento me sentí un poco mal por ella, porque la hice a un lado, pero ambos sabíamos lo que había, y yo a ti te quería como sé que a ella nunca podré lograr quererla, yo era feliz contigo allí más que en ningún otro lugar.

Antes de irme te pedí que nos tomáramos una foto -si, aquella que me ha servido para sobrevivir los días fríos y las noches tristes desde tu ausencia-, así que puse mi mano alrededor de tu cintura y tú hiciste lo mismo con la tuya. Curiosamente aquel día yo llevaba una corbata color rojo, del mismo tono que tu vestido -o por lo menos muy similar- que la gente empezó a decir que íbamos combinados, hasta en eso tú mente y la mía llegan a pensar de la misma forma, o quizás solo fue una curiosa coincidencia del destino, aunque recuerdo otro evento al que íbamos a ir vestidos del mismo color sin siquiera saberlo pero cuando supiste eso decidiste cambiar tu outfit para guardar apariencias, entonces quizás solo quizás después de todo no pensemos tan diferente.

No he puesto todo lo que pasamos aquellos días, solo lo público porque hay pláticas, risas, juegos o cosas que son solo de nosotros dos y de nadie más, puedo sonar repetitivo y estoy seguro que no será la última vez que lo mencione pero quiero dejarlo claro, cada mensaje, cada nota de voz, cada llamada no la puedo poner por escrito porque no quiero compartir los pequeños detalles que hacen de nuestra historia especial para que algún día se usen en otra historia inventada, basta con que tú y yo sepamos de ellos.

Volví a mi lugar admirando la foto, lo bien que nos veíamos y con el corazón latiendo a mil, mirarte era lo más placentero que había experimentado en la vida, así que regresando a mi lugar empecé a escribir la primera parte de la historia. Ya había empezado esa semana pero no fue hasta esa foto, hasta ese momento en que abandoné a seguir con los juegos de niños de Miel para solo estar hablando contigo, que supe que mientras no te dijese tendría que liberar todos esos sentimientos en algún lado, además que también eventualmente me gustaría que los comprendieras, porque cuando yo estoy contigo sé que puedo hablar sin restricciones, sin tapujos, sin pena, pero cuando se trata de expresar mis sentimientos, por muy elocuente que sea tú me intimidas, me haces sentirme abrumado por esos ojos hermosos, es cómo si me hipnotizaran y olvidara todas las palabras que he escrito para ti, por eso quisiera que con este escrito comprendas un poco más de lo que has llegado a significar para mi pero sobre todo quiero que sepas esto:

Eres increíble.

S.D.E. ÁgapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora