Domingo (Día 3)

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"Para mi corazón basta tu pecho

para tú libertad bastan mis alas

Desde mi boca llegará hasta el cielo

Lo que estaba dormido sobre tu alma"


Es raro como una persona puede hacerte sentir tan nervioso y tan seguro al mismo tiempo, siempre había tenido alguna de las dos pero jamás ambas a la vez, pero nuevamente contigo nada era igual, todo se sentía distinto: nuevos sabores, nuevos aromas, nuevas metas, nuevos proyectos... y esa es una razón más de porque te quiero tanto porque cuando creía que mi vida no era más que conformarse me hiciste ver lo equivocado que estaba y lo mejor de todo es que lo hiciste sin importar que no me gustara o que no fuese lo que quisiera escuchar en el momento sino sabiendo que era lo mejor, confiando en tus ideales.

El domingo era el gran día para ti, ibas a presentarte ante mucha gente así que supuse que llegarías temprano, pero que también estarías nerviosa, por lo tanto me propuse ser un apoyo moral para ti y hacerte sentir lo mejor posible. Desde temprano nos mandamos mensajes hasta que llegaste y te fui a ver, aquel día llevabas un vestido color negro casi en su totalidad excepto por algunos detalles blancos, unos zapatos negros de tacón y lo complementabas con tu reloj -sin pila por cierto- dorado, tu cabello iba suelto, sin ninguna clase de adorno pero parecería como si cada uno de tus chinos fuese curvado de forma individual, te veías magnífica y cuando te vi salir para encontrarte conmigo fue como una advertencia para mi, de que a esa increíble mujer tenía que darle absolutamente todo, que hiciera todo lo que estuviera en mis manos e incluso más para que ella sea feliz, para que no se sienta sola nunca más y en aquel momento confirmé que mi corazón ya no me pertenecía a mi sino que era tuyo, aún si la vida fuera tan cruel de juntarnos con otras personas supe en ese preciso instante que una parte de mi corazón siempre iría contigo.

Cuando terminamos de platicar y regresé a mi lugar solo podía pensar en lo increíble que te veías, no pensaba en absolutamente nada más, y te prometí que estaría en primera fila, que buscaría un lugar para poder verte e incluso grabarte, después de eso ya no nos mandamos muchos mensajes porque tenías que ir a prepararte pero el último que te envíe decía algo así:

S

"Quiero estar en primera fila porque me da orgullo verte allí, se que te has esforzado por esto y que lo seguirás haciendo. Éxito."

B

"Me vas a hacer llorar, hablamos cuando termine todo"

Y me gustó, pero no la parte de hacerte llorar sino que mis palabras causaran algo en ti, porque -como había dicho anteriormente- mis objetivos habían cambiado, obviamente tenía metas para mi, no todo iba a ser adularte a ti, pero aprovecharía cada segundo de mi vida para hacerte sentir bien, para alegrarte, para ayudarte, para apoyarte, para estar allí y demostrarte que todo era no porque tuviera deseos egoístas o quisiera algo más de ti, sino porque te quería y la verdad es que si algún día tu sintieras lo mismo sería el hombre más feliz en este mundo pero si no, estaría a gusto con saber que di lo mejor de mi, que cuando pude te traté como merecías ser tratada, alguna vez te lo dije: hay algunas personas -pocas pero las hay- que hacen cosas buenas por nosotros sin esperar nada a cambio, y a raíz de mis sentimientos aceptados recientemente era consciente que ahora más que nunca debía mostrar coherencia entre lo que digo -o dije- y lo que hago.

Tenía mis tiempos muy medidos para saber en que momento debía empezar mi camino hacia verte en primera fila pero justo cuando iba hacia allá me encontré a Miel, la saludé de lejos para no perder tiempo pero ella me hizo la seña de que la esperara porque quería hablar conmigo, la verdad es que le di aproximadamente 5 minutos -porque llevaba tiempo extra- pero conforme se acercaba la hora y veía que me podría retrasar supe que no la podía esperar más así que procedí a tomar el elevador y decender a la planta baja. Después me enteré que ella se sentía mal y fue a comprar medicinas, te mentiría si digo que me sentí mal por no haberla esperado, porque si lo hubiese hecho la habría tenido que acompañar, por ende me hubiera perdido tu participación, o quizás hubiese tenido una compañía incómoda conmigo y en aquel momento quería que solo fuese yo quien te viera en primera fila, sin nadie que me acompañara, para mi ese momento de tu vida era muy importante y quería disfrutarlo solo, admirarte en todo tu esplendor.

Llegué a la planta baja y me asignaron un lugar hasta enfrente a la altura que tú ibas a pasar, pero justo cuando iba de camino hacia mi lugar vi a tu mamá -quien también iba a participar- directamente a los ojos y pude ver su sorpresa al verme allí, porque sabía que aquello solamente confirmaba sus sospechas de lo mucho que me interesabas, así que también procedí a grabarlos a ellos para aminorar un poco la tensión que aquel contacto visual había causado en mi. Y entonces llegó tu momento, entraste a el escenario y no puedo describir lo mucho que se aceleró mi corazón, sentía que se podía escuchar hasta el rincón mas lejano del recinto... cuando hablabas era como si todo el mundo se hubiese quedado en absoluto silencio y lo único que mi mente podía escuchar era tu voz, eras como aquel cuento de las sirenas que una vez que escuchas su voz te pierdes, te captura, te vuelves de ellas, bueno al escuchar tu voz allí fue exactamente el mismo sentimiento, y sonreí porque de verdad me enorgullecía verte allí frente a todas esas personas, se me hizo un nudo en la garganta que tuve que contener de igual forma debido a que había mucha gente y no soy de los que lloran en público. Acabó tu participación e inmediatamente te mande un mensaje diciendo lo orgulloso que estaba de ti, un rato después fui a tu lugar, tenía unas ganas inmensas de abrazarte pero sabía que no sería el lugar, ni el momento adecuado, que debía ser más cauteloso, también aquel día te lleve otro regalo pero esta vez te lo di enfrente de tus papás a quienes también felicité por su participación, después de ello fuimos a caminar y me sentía la persona más orgullosa al ir a tu lado, pasábamos junto a gente que quizás conocía pero yo no tenía ojos para nadie mas que para ti.

Pero mi tiempo se acababa, así que decidí poner en marcha un plan que llevaba pensando días.

-¿Sabes que dije cuando Brock me mencionó que le gustabas?

-No, pero sé que no te caía muy bien.

-Jajaja, no no me caías muy bien, pero la primera vez que el me dijo le contesté: "¿Mi vecina? La que está muy buena pero siente que nadie la merece, ¿no?" -confesé-.

-Normalmente dicen eso de mi -dijiste mientras una ligera risa escapaba de tu ser-.

-Puede ser pero -justo en ese momento me puse un poco más serio- ahora no pienso así de ti, cuando hablan de ti y se atreven a decir algo malo no lo permito, si pudiera entrar en sus pequeñas mentes ni siquiera permitiría que se alojaran allí malos pensamientos acerca de ti, porque no puedo permitir que hablen así de alguien tan increíble como tú, de verdad no sabes lo mucho que has mejorado mi vida, lo importante que eres para mi, lo mucho que te quiero.

Y en aquel momento pensé que eso te haría darte cuenta de mis verdaderos sentimientos hacia ti, pero nuevamente me había equivocado.

Te dejé en tu lugar antes de ir al mio y pensé que el día había acabado de la mejor forma, pero estaba equivocado, porque después cuando estábamos mandando mensaje entre broma y broma surgió un pequeño juego el cual consistía en subir un estado a las redes sociales con una foto de los dos pero con un mensaje "comprometedor" así que yo cumplí y lo hice público pero tú no, así que me molesté severamente porque para mi ya no era juego del todo, era verdad el mensaje, pero lo que más me dolió fue que con tu respuesta -

B

"Te lo merecías por como me trataste"

- me golpeaste en donde más me podía doler en aquel momento: mi ego.

S.D.E. ÁgapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora