6

3 0 0
                                    

"Sin valor, el resto de las virtudes son inútiles."

-Esa es una respuesta muy fuerte, ¿Lo sabes? -su voz denotaba asombro-.

-Claro que lo sé, hasta antes de conocerla a ella nunca había pensado en el matrimonio como algo real en mi vida, ni como una opción -confesé-.

Y era verdad, había conocido muchas mujeres a lo largo de mi vida, algunas muy hermosas, otras muy inteligentes, algunas muy nobles pero ninguna de ellas me hacía querer compartir todos mis días con ella, porque a pesar de cualquier cualidad que pudiesen tener -física o mental- consideraba que era necesario algo más, esa complicidad que solo se encuentra con una persona que esté al mismo nivel mental que tú, pero no porque los demás sean menos o porque tú lo seas, no , va más allá de eso, y solo se puede intentar explicar porque sentirlo es muy distinto, es inexplicable la sensación que tienes cuando estás con esa persona, cuando hablan de cualquier tema y ambos coinciden, y yo sentí que tenía eso contigo, por eso al haber admitido mis sentimientos por ti no podía pensar en otra cosa que no fuera pasar el resto de mi vida a tu lado, cualquier otra cosa me parecía insignificante, como si solo una vida entera a tú lado fuese mi única opción para ser feliz, o eres tú o no es nadie, y sé que eso suena intenso, sé que la felicidad no depende de una persona y créeme que mi felicidad no depende de ti pero si estoy seguro que la felicidad absoluta solo la lograré a tú lado, esa felicidad que muy pocas personas logran en su vida -a veces sin buscarla- estoy seguro que solo contigo la podré alguna vez experimentar.

Entonces volvió a preguntar:

-¿Y que piensas hacer al respecto?

Y allí mi mundo se paralizó, porque sabía de mis intenciones contigo, sabía en donde deseaba estar y permanecer -a saber a tu lado-, pero lo que no sabía era cómo actuar porque hacía años que no me sentía así, inclusive puedo asegurar que jamás había estado en esa posición.

-No lo sé, porque no estoy seguro que ella sienta lo mismo por mi, sé que piensa en mi como un buen amigo pero jamás ha dado indicios de nada más, a pesar de que ambos coincidimos en muchas cosas -confesé nuevamente-.

Y allí se partió mi corazón, porque entonces me di cuenta que mis sentimientos no eran recíprocos, que yo no era Brock, ni tu mejor amigo, ni nadie de los que alguna vez supe que habías estado interesada en ellos, y eso me mató, porque mis sentimientos por ti eran muy fuertes, muy intensos, y sabía que no podría contenerlos más, que aunque no te lo dijese todas mis acciones estarían basadas en lo que siento por ti y no en la razón, y aquello nos iba a destruir como no teníamos idea, y me lamenté, me sentí estúpido por pensar en que podrías sentir algo por mi teniendo tantas personas a tú lado. Pero detrás de todo eso, muy en el fondo de mi subconsciente había una pequeña chispa de luz entre toda esa oscuridad, una que recordó que yo no sentía esto por ti hasta llegado cierto punto, que hubo un detonante a que mis sentimientos por ti fluyeran, y allí, solo allí vi las cosas de una forma un poco diferente.

-Aunque algunas veces siento que la forma en que nos miramos denota más que una amistad, como si quisiéramos congelar ese momento y nunca dejarlo atrás, aunque algunas veces también pienso que eso le da miedo, enamorarse de mi, porque sabe que -a diferencia de los demás estúpidos que la han pretendido- yo jamás la dejaría ir, jamás la decepcionaría, jamás le dejaría de recordar lo hermosa, inteligente, divertida, buena persona, luchadora, valiente que es.

Y después continúe con una de las cosas más intensas que he dicho, escuchado, leído en mi vida:

-Y sabe que la amaría tanto y de una forma tan intensa que todo lo que venga después de mi no tendría sentido.

Y no me detuve a pesar de que sabía que estaba diciendo cosas muy intensas y que pensaría que estoy loco o demente:

-Y da miedo ¿Sabes? Encontrar a una persona con la que coincidas en tantas cosas y poder perderle, confesar lo que sientes o que te lo confiesen y que todo se derrumbe, que nada vuelva a ser lo mismo, da mucho miedo.

Bueno, al fin de cuentas no importa ya, estoy Loco y demente por ti, así que continúe sin detenerme siquiera a respirar:

-Pero también estoy harto de tener miedo, de no querer arruinar lo que tenemos, porque si sé que ahora mismo ella no me va a querer de ese modo, pero no puedo perder el tiempo sin que sepa lo mucho que yo le quiero, lo mucho que pienso en ella todas mis mañanas y lo mucho que la sueño todas mis noches, no quiero que piense que no hay nadie en este mundo que no la pueda amar como ella realmente se lo merece, y al final del día si terminamos juntos o no será otro boleto pero no quedará en mi el ¿Qué hubiera pasado si? No, eso no, porque estoy seguro que aunque haya 1% de esperanza no bajaré las manos en la lucha por ganarme su amor -concluí soltando el poco aire que me quedaba-.

Y mis palabras eran sinceras, no llevaban un doble significado o un falso valor, no, sino que expresaban algo de todo lo que sentía por ti, y estaba muy decidido aquella noche a contarte, pero las palabras de mi mejor amigo me detuvieron:

-No eches a perder todo por tus impulsos, tantea el terreno primero y ve si ella le importa si estás con ella o no, si realmente le dolería perderte, no le hables por algún tiempo y ve si le importas, no tus consejos, ni tu sabiduría, sino tú.

Y en aquel momento le di la razón, pero dolía no poder decirte lo mucho que te quiero ni lo mucho que te pienso, así que me rendí al alcohol esa noche, sintiéndome derrotado en la primer batalla para ganarme tú amor.

S.D.E. ÁgapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora