03 - Encuentros... ¿o desencuentros?

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"Extraños"

Gurú Clef caminaba de un lado para él otro. Estaba nervioso. Ferio lo observaba ir y venir desde su trono. Del otro lado, Latis y Ráfaga. Llevaban largo rato así, en silencio, sin nada que decir.

-Seguramente algo le pasó. - dijo por fin Ferio, rompiendo el silencio. - Él no suele llegar tarde, y mucho menos a una reunión convocada por ti. - Gurú Clef no lo miró, ni le respondió, ni detuvo su marcha. Tal vez ni siquiera llegó a escucharlo. Estaba demasiado encerrado en sus pensamientos, en sus preocupaciones. Tenía un mal presentimiento. Algo no estaba bien. Y esa sensación que tenía desde la noche anterior.

De repente, la puerta del salón del trono se abrió bruscamente. Los presentes voltearon a ver de quien se trataba. Se sorprendieron a ver a Umi allí parada. Llevaba un vestido blanco sin mangas y largo hasta los pies, con un cinto azul que marcaba su esbelta figura. Calzaba unas sandalias color blancas. Umi entró al salón del trono sin tener el más mínimo respeto y se dirigió al mago supremo sin notar a los presentes. De hecho, ni siquiera notó a Gurú Clef.

-¡¿Podrías explicarme por qué demo...nios.- Umi detuvo su marcha y se quedó sin habla al ver al gran mago. Gurú Clef había cambiado mucho, ya no era el niño de ojos tristes que ella había conocido, era todo un adulto que, por su apariencia, no parecía llegar a los 30 años. ¡Vaya cambio! Aunque lo que nunca cambiaba era su semblante serio y sus ojos tristes.

-¿Umi?- dijo Gurú Clef confundido. Estaba tan sorprendido como los demás de verla allí. ¿Es que había estado tan metido en sus preocupaciones que ni siquiera había podido sentir su presencia en Céfiro? - ¿Qué haces-

-¡Lo siento Gurú Clef!- dijo Ascot, que entró corriendo al salón del trono. Detrás de él llegaron Hikaru y Fuu, quien llevaba de la mano a su pequeña hija. - No pude evitarlo. - Se acercó a la inusualmente inmóvil Umi.- Te advertí que no lo hicieras.- le dijo en voz baja, Ferio se puso de pie. Estaba sorprendido por volver a ver a su princesa. Sorprendido y a la vez maravillado. Fuu estaba más hermosa que nunca. Llevaba unos pantalones babucha en color rosa pálido, muy del estilo de la ropa que solía usar Caldina y una remera blanca ajustada al cuerpo. Latis, por su lado, no pudo despejar sus ojos de la pelirroja, llevaba un vestido blanco, suelto, por encima de las rodillas. Aun así, podía notarse que tenía una hermosa figura.

-¡Déjennos a solas! - dijo Clef, molesto. El mago supremo no había cambiado su carácter. Latis lo conocía bien y por cada palabra que decía, él entendía las otras diez que prefería callar. Así que miró a sus compañeros y les indicó la retirada. Todos salieron sin decir palabra, aunque si con muchas preguntas.

-¿Quieres explicarnos que es lo que está pasando? ¿Por qué hemos sido convocadas? ¿Es que piensas que nuestra vida está a su disposición siempre? - dijo Fuu, ante el silencio de Umi, que seguía muda por la sorpresa de ver la nueva imagen del mago supremo.

-¿Cómo es que estamos aquí Gurú Clef?- continuó Hikaru.

-No lo sé...- dijo el mago con total franqueza. Entonces Umi reaccionó.

-¡¿Cómo que no lo sabes?! ¡Tú eres el mago supremo! ¡Tú lo controlas todo aquí!

-¡Pero no tengo la habilidad de abrir el portal, Umi! Ni siquiera pude sentir su presencia en Céfiro... Créanme, si no hubiera sabido, hubiera mandado a Fyula por ustedes.

-Si tú no nos trajiste, ¿entonces quién?

-La única persona que puede abrir el portal es... el pilar...- Umi y Fuu miraron a Hikaru. Ella se sintió incomodada por sus miradas penetrantes.

-¡Fuiste tú! ¡Tú abriste el portal! ¡Tú nos trajiste hasta aquí!

-Claro que no... Yo, ni siquiera sé cómo... Yo no pude hacerlo.

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