Destino

04 - ¿Qué fue lo que nos pasó?

"Amigas por siempre"

Observaba la impactante metrópoli desde el mirador de la Torre Tokio. Era un hermoso día soleado, aunque bastante frío. Jamás había notado la belleza de su ciudad. Los últimos cuatro años había estado tan embelesaba con Céfiro, tan encerrada en el deseo de volver que no había notado la belleza de su ciudad. Irónico. Ahora que tenía que partir hacia otros rumbos se daba cuenta de cuánto amaba Tokio. Es que uno no sabe lo que tiene hasta que los pierde. Su padre la había inscripto en una universidad de Inglaterra, en la carrera de administración de empresas. Creía que era la mejor preparación que ella podía tener para llevar adelante sus empresas y mantenerlas en la cima. Se sentía muy estúpida. Había estado muy ocupada en sus sueños infantiles que se había olvidado de que algún día debía crecer. Pero la vida se encarga de recordarlo tarde o temprano. En lo único que había pensado en los últimos cuatro años era en Céfiro. A las únicas personas que había visto eran a Hikaru y a Fuu y de lo único que habían hablado era de cómo encontrar una manera de regresar. ¿Por qué se había separado de todos sus amigos? ¿Por qué había dejado a un lado su vida, sus intereses? Si hasta había descuidado sus estudios y, en los últimos tiempos, había abandonado la esgrima. Todo en pos de juntarse cada semana en la Torre Tokio con la esperanza de que algo las regresara. Pero eso nunca había ocurrido. Cuatro largos años habían pasado y no habían logrado volver, ni siquiera tener un leve contacto. Y entonces se daba cuenta de que jamás había pensado en su futuro, jamás había pensado en que iba a ser de su vida. Acababa de cumplir la mayoría de edad y se había recibido a duras penas de la preparatoria. Y jamás había pensado en que quería estudiar. Y su padre había aprovechado esa situación para decidir por ella. ¿Cómo decirle que no quería viajar? De todos modos, no tenía otros planes para su vida. Y tampoco podía vivir con la ilusión de volver. Separarse de ellas le dolía un montón, pero tal vez era lo mejor. Tal vez era momento de dejar sus sueños de niña y convertirse en una mujer con todas las letras.

Las había llamado para contarles apenas sus padres le habían comunicado la noticia. Pero sus ocupaciones les habían impedido reunirse hasta ese día. Hikaru estaba muy ocupada decidiendo que estudiar y en dónde, mientras que Fuu estaba atareada con su ajetreado comienzo en la Universidad de Tokio. Era su último día en Japón, al día siguiente partía su avión rumbo a Inglaterra. Era el día elegido para su despedida. Y el lugar, la Torre Tokio, su lugar de reunión preferido desde hacía cuatro años. Y, por primera vez, Umi había sido la primera en llegar. Habían prometido hacer como si fuera un día como cualquier otro, no mencionar que sería el último día que se verían hasta quien sabe cuándo. Quizá tenga la suerte de poder volver para el receso de Navidad, pero eso dependía de cómo le estuviera yendo con sus estudios.

Hikaru y Fuu llegaron un poco más tarde. Conversaron un rato en el mirador y luego fueron a merendar a uno de los cafés de la torre. Era lo que siempre hacían después de esperar un rato a que la misteriosa luz dorada aparezca. Pero ese día era como cualquier otro, ¿qué podría hacerlo diferente para que fueran transportadas? Las esperanzas morían, esta vez parecía que para siempre. Umi viviría en Inglaterra por los próximos cuatro años, por lo menos. Por más que Fuu y Hikaru tuvieran tiempo de juntarse cada semana en la Torre Tokio, no podrían ser transportadas sin ella. Era hora de despertar a la realidad, era hora de crecer y olvidarse de Céfiro para siempre.

-No quisiera irme.- dijo Umi, después de aguantar todo el día sus ganas de llorar.

-No te preocupes Umi... Estaremos en contacto... Tal vez no sea lo mismo, pero las distancias no romperán nuestra amistad.- dijo Hikaru.

-Prométanme que siempre vamos a ser amigas...

-Claro que si Umi... Amigas por siempre...