06 - Recuperando el pasado

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"No importa cuánto te alejes de tu destino, la vida, tarde o temprano te vuelve a poner en él"

La noche estaba templada, pero un poco más oscura de lo normal. Había algunas nubes que surcaban el cielo, pero nada porque alarmarse. Miró hacia arriba con un poco de asombro. Las cúpulas del palacio eran impactantes. Había cambiado mucho desde la última vez que había estado allí. La vieja fortaleza de cristal había dado lugar a un maravilloso palacio de estilo medieval. De pronto se sintió la princesa que siempre había soñado ser. Pero la realidad distaba mucho de parecerse a sus sueños infantiles. Ser princesa en Céfiro se asimilaba más a una pesadilla. Quizás en la Tierra también era así. No había sido mucho más feliz la historia de la princesa Diana. No dejaba de asombrarle la popularidad que aquella triste princesa tenía en Inglaterra. Aún no había olvidado todo lo que Céfiro había significado para ella. Aún no había superado la muerte de Esmeralda, no había olvidado el deseo de protegerlos. A pesar de todo lo que había intentado por conseguirlo

La voz de su amigo la sacó de sus pensamientos. Lo escuchó, pero no logró comprender lo que estaba diciendo. Volteó a verlo. Llevaba a su pequeño en brazos, su mujer estaba a su lado. Formaban una hermosa familia. De repente vinieron a su mente su deseo de convertirse en madre, frustrado de la peor manera.

-¿En dónde andas, Umi?- preguntó Ascot. Umi negó con la cabeza.

-Sólo recordaba...

-¿Lo extrañas?

-No te imaginas cuanto.

-Lamento que no puedas regresar...

-También yo... Pero, ¿qué hacer? Este es mi destino. Cada vez que Céfiro nos necesite seremos convocadas y no nos podremos ir hasta que cumplamos con salvarlos. No escaparé de él... sería en vano.

-Este mundo tiene cosas muy injustas... Pero siempre he creído que todo pasa por algo.

-Creí que podría a forjar mi propio destino.

No importa cuánto desvíes tu camino, la vida, tarde o temprano, te vuelve a poner en él. - Umi miró extrañada a su amigo ante la frase que parecía tan fuera de lugar. Quería preguntar a qué se refería, pero no se animó a hacerlo, tal vez por miedo a su respuesta. - Vamos, debes animarte a entrar de una vez. - dijo abriendo la puerta del palacio. Umi miró hacia adentro. Su amigo seguía conociéndola a la perfección. ¿Cómo había adivinado que sentía pavor con la sola idea de volver a entrar allí? Era increíble como el palacio le daba escalofríos. ¿Por qué? Ni siquiera ella lo sabía. Entró, muy a su pesar, pero tenía temor de cruzarse con ciertas personas. La verdad era que no quería cruzarse a nadie en absoluto, no tenía deseos de ver a nadie, ni siquiera a las que había llamado sus amigas. El único que la hacía sentir como en casa era su amigo Ascot, quizá porque le recordaba a su novio. ¿O era su novio el que le recordaba a Ascot?

Caminó sin rumbo por los pasillos del palacio. Hablar con Clef para que le devuelva sus poderes no le había resultado nada fácil. Desde que regreso a Céfiro, hablar con Clef nunca le había sido fácil. Ascot y Kahamla se habían ido con él. El mago les había prometido que les entregaría la mejor habitación del palacio. Entonces, la soledad la había vuelto a invadir. Esa soledad que solía sentir cada vez que viajaba a Hollywood sin su novio, esa soledad que siempre había estado oculta en algún lugar de su corazón, pero siempre matizada por la gente que la rodeaba. En las últimas horas no había podido sacar a Brandon de su mente. Se sintió inusualmente culpable por todos esos años de noviazgo en los que no había sido del todo sincera con él. Siempre había sentido un poco de culpa por no poder contar aquella aventura adolescente, a pesar de que siempre había intentado hacer de cuenta que nunca había sucedido. Y él siempre supo que había algo de su pasado que ella ocultaba, pero siempre había respetado sus silencios.

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