14 - Los rebeldes

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Observaba desde una colina como atacaban al palacio. Era unos cien rebeldes. Sabía que no eran los suficientes como para hacerle competencia a la guardia real, ni en cantidad ni en habilidades. Pero era una forma de demostrar de lo que eran capaces, era una forma de alertar al rey y toda su comitiva. El movimiento crecía día a día, pronto serían los suficientes como para destituir al rey de su trono. El ataque que estaba comandando era sólo una advertencia.

Todo comenzó cuando los rebeldes lanzaron una bomba dentro del patio delantero del palacio, que estaba separado del resto del terreno por un alto paredón. Las alarmas de la guardia real se encendieron de inmediato y los centinelas salieron para ver que estaba ocurriendo. La batalla comenzó y era sangrienta. Los rebeldes intentaban por todos los medios ingresar el palacio. Ella les había dado la orden de que busquen al rey. Pero los centinelas no se lo iban a permitir de ninguna manera. Observó satisfecha. Si él pretendía sembrar el temor y la incertidumbre en los cefirianos, seguro que después semejante batalla, le gente comenzaría a ver flaquear a su gobierno. Eso provocaría el temor en algunos, en otros, probablemente, la simpatía con el movimiento rebelde. Sin dudas, la cantidad de revueltas se incrementaría con algo así.

Gurú Clef llegó hasta la entrada, dónde los centinelas combatían la arremetida rebelde. Latis ya se encontraba allí y Hikaru lo acompañaba.

-¿Qué es lo que está ocurriendo? - preguntó telepáticamente a su hombre de confianza.

-Los rebeldes nos atacan... He dado la orden de contraatacar... Sé que luchar contra los nuestros no es lo más aconsejable, pero están dispuestos a todo... Y no podemos permitir que lleguen a Ferio. - Hikaru se asomó a la puerta de entrada al palacio para observar lo que ocurría. Desde allí sólo podía ver a los centinelas lanzando piedras por sobre la pared a través de catapultas. Le recordó a las ancestrales batallas medievales que había estudiado en la escuela.

-¿Dónde está Ferio?

-Desayunando con Tabaris.

-Seguramente ha escuchado.

-He mandado a que lo vigilen, de ese modo no podrá llegar hasta aquí...- - ¿Hikaru?- dijo Lantis, abandonando la telepatía al ver que la joven guerrera del fuego se encontraba paralizada, como en shock. Se acercó a ella. - ¿Hikaru? ¿Qué te ocurre? - Hikaru se tomó el pecho y comenzó a llorar.

-¿Por qué? ¿Por qué ocurren estas cosas? ¿Por qué pelean? ¡Puedo sentirlo! Céfiro está sufriendo... está sufriendo porque su gente se pelea entre ella. - Umi llegó al lugar a tiempo para ver como el portón de entrada al territorio del palacio caía en manos de una bomba puesta por los rebeldes. Había unos 10 metros de parque entre el paredón que separaba al bosque del palacio y la entrada a la edificación principal. Los rebeldes comenzaron a entrar.

-¡Hikaru! ¡Aléjate de la puerta! - gritó Gurú Clef, entonces Latis la tomó del brazo y la alejó de allí. Umi observaba incrédula. No podía creer lo que estaba viendo.

-Los rebeldes comenzaban a ingresar al terreno del palacio dotados de armas blancas. Los centinelas se lanzaban a la batalla cuerpo a cuerpo con armas aún más sofisticadas. Unos cuantos de un lado y del otro caían mal heridos, golpeados o sangrando. ¿Acaso Céfiro estaba transitando el mismo camino doloroso y sangriento que había transitado la Tierra? ¿Acaso la pureza y simplicidad de Céfiro estaba dando lugar a la frivolidad y materialismo de la Tierra? ¿Eso era lo que provocaba un sistema de reinado similar al medieval? No era posible, no podía estar pasando. Clef levantó en alto su báculo y embocó su magia. Cubrió al palacio en un extraño escudo dejando la batalla por fuera de ella. Umi se preguntaba porque ese escudo lucía diferente a los otros que Clef había empleado para protegerlos. Algunos rebeldes que lograron esquivar a los centinelas llegaron hasta la entrada al edificio e intentaron entrar, pero fueron electrocutados por el escudo de magia y cayeron sin vida al suelo. Umi se horrorizó ante la escena. Clef, el propio Clef, era capaz de matar a su gente.

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