Destino

24 - El poder de los Dioses

La noche estaba en calma. Tal vez demasiado. No había temblores. Ni tormentas. Quizás era la calma que precedía a la tormenta.

Yacía sobre la cama de ese cuarto que la mantenía cautiva, ese cuarto que (sentía ella) sería su tumba. Él se apareció a sus espaldas. No hizo el menor de los sonidos, pero ella sintió su presencia y volteó se repente. De un brinco se sentó en la cama.

- ¡Ryota! ¡Haz venido por mi!- dijo emocionada.- ¡Sabía que no me ibas a dejar a mi suerte!- continuó, olvidando todo lo que lo había maldecido al creer que lo que Umi le decía era cierto. Se puso de pie con la intención de abrazarlo, pero entonces, se dio cuenta que él en realidad no estaba allí era sólo una ilusión.

- No empieces con tus cursilerías. He venido porque necesito tu ayuda.

- ¿Mi ayuda?- preguntó sorprendida. Y entonces las palabras de la guerrera de Seres llegaron a su mente.- ¡Mi ayuda! ¡¿Estás aquí porque me necesitas?! ¡¿Te acuerdas de mi sólo cuando puedo serte útil en tus planes?!

- Shhh... Baja la voz, pueden oírse, y entonces no podré sacarte de aquí...

- ¿Me sacaras de aquí? ¿A cambio de que? ¿Cuál es el precio de mi libertad?

- Hikaru...

- Hikaru... Con qué se trata de esa mujer...

- Esa mujer... Es el último pilar, es la persona más poderosa de este maldito planeta... La necesito conmigo.. pero no puedo llevarla por su propia voluntad.

- ¿Vas a secuestrarla?

- Y tú vas a ayudarme.

- ¿Yo?

- Ya estás dentro del palacio.. lo demás es sencillo.

- ¿Cómo se supone que lo haré? - dijo enseñando sus muñecas desnudas.- Ese desgraciado destrozó mis pulseras... No soy nada sin ellas.- Ryota esbozó una sonrisa. Por su puesto que lo sabía. El siempre lo sabía todo. Colocó su mano derecha en el bolsillo de sus Jean y luego, usando su magia de teletransportación, lanzó un objeto hacia su hermana.

- Atrápalo.- dijo. Ella llegó a atraparlo en el aire. Luego lo observó con detalle. Era un antiguo medallón, con un zafiro incrustado. Ella lo reconoció de inmediato.

- Es... el medallón del abuelo.

- El medallón que Zhapiro le obsequio a Kotaro. Siempre fue la fuente de todo ese poder de hipnotismo. Ayudará a recuperar esos poderes que tienes muy en tu interior.- Kasumi despegó sus ojos del medallón, por primera vez desde que lo tuvo en sus manos, y miró a su hermano con cierta tristeza. No podía fallarle, no podía dejarlo solo, él ya necesitaba... y ella lo amaba incondicionalmente. Pero ya no quería luchar, ya no quería hacer nada que lastimara a Umi y a sus amigas. Estaba cansada de las cruentas batallas, de la sangre derramada, de ver morir a gente inocente. Estaba cansada de sus poderes, de sus habilidades especiales. Por primera vez en su vida, quería ser una persona normal, sin misiones, sin venganzas, sin planes malévolos planeados cual juego de ajedrez.- Kasumi... ¿cuento contigo?

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Las nubes negras comenzaron a amontonarse en el cielo, como si Céfiro presintiera que esa noche lloraría. Ella estaba intranquila. Había tenido pesadillas toda la noche, y ya hasta temía dormir. Estaba sentada en su cama, escuchando los truenos que anunciaban la inminente tormenta. Estaba inquieta, tenia un mal presentimiento. No dejaba de pensar en el sufrimiento de Céfiro, en Ryota, y en todo lo que había vivido con él durante su noviazgo. ¿Por qué nunca lo había notado? Si en Céfiro ella podía reconocer a las personas con poderes especiales, ¿por qué cuándo estaba en la Tierra ese poder parecía desaparecer?