22 - Emboscada

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Durmió plácidamente toda la noche. Había olvidado lo agotador que el ritual de la regeneración de armas podía llegar a ser. Despertó con un vacío inmenso en su corazón. Por tercera noche consecutiva ella no había visitado su cuarto y eso estaba pesándole. De verdad se había molestado.

Del otro lado del palacio, una niñita de cabellos dorados admiraba el hermoso día, sentada en las escalinatas que llevaban al jardín central. La observó desde lejos, no podía dejar de pensar que se parecía a su hermana y eso le dolía. ¿Acercarse o no acercarse? Ese era el dilema. Tomó fuerzas, respiró profundo y suspiró.

-Por Fuu. - pensó, y se acercó.

-Solicito permiso a esta hermosa damita para sentarme. - dijo con su tono galante.

-Eres el rey de este planeta... puedes hacer lo que desees... ¿o no es así? - Ferio suspiró, ¿de dónde sacaba una niña de 5 años respuestas tan maduras? Ella era muy obstinada, como su madre. Se sentó resignado. - ¿Vienes a decirme que debo perdonar a mi madre o a pedirme que te llame papá?

-En realidad... vengo a pedirte que no estés molesta con Fuu, ella no tiene la culpa de nada, el único culpable de todo soy yo...

-¿Tú?

-Yo la dejé sola cuando más me necesitaba, ella pensó que jamás podría regresar aquí e hizo lo que creía mejor. Te dio un buen padre y se preocupó porque llevaras una vida normal y feliz.

Si... mi papá... digo Jie, es genial, él siempre me ha querido y cuidado mucho.

-Trata de perdonarla ¿sí? Ella está muy triste con todo esto...

-¿Aun la quieres? - preguntó de repente, sorprendiendo a Ferio con la pregunta

-La amo como el primer día.

-Ustedes harían una linda pareja... ¡Tú cabello combina con sus ojos! - rió divertida. Ferio sonrió ante el comentario.

-Lástima que las cosas no siempre se den como uno quiere.

-¿Sabes? Ya no estoy tan enojada.

-Me alegro mucho de oír eso. - dijo Ferio mirándola de manera casi hipnótica. Aun no podía creer que esa pequeña fuera su hija. ¡Cuántos deseos tenía de abrazarla y besarla! Pero entendía sus tiempos y que ella siempre había visto como padre a otro hombre. No sería fácil que ella lo acepte.

-¿Por qué me miras de esa forma?

-Bueno... es sólo que... tú me recuerdas mucho a ella. - acabando la frase casi en un susurro.

-¿A ella?

-Esmeralda... mi hermana... Tú tía.

-¿La princesa Esmeralda? ¿De verdad me parezco a ella?

-Mucho...

-¡Es increíble! Jie solía llamarme princesa... ¡Jamás me hubiera imaginado que soy una verdadera princesa!

-Si... una princesa. - dijo un poco desanimado. Realmente no le agradaba mucho la idea de que lo fuera y mucho menos que pudiera llegar a sufrir lo que sufrió su hermana. De repente, comenzó a entender las razones de Fuu y comenzó a pensar que lo mejor era que ella volviera a Mundo Místico

-Y... ¿qué se siente ser rey?

-Es lo peor que me pudo haber pasado en la vida. Eres responsable por la paz y el orden de todo el mundo. Todos esperan que tomes decisiones por ellos, que respetes los protocolos, que des grandes discursos y que te cases y tengas hijos para darle un heredero al trono. No tienes vida privada y te conviertes en el centro de atención a donde quiera que vayas. Pero lo hago por Céfiro.

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