Luego de que todos desayunaron y también de que terminaran de hacer sus quehaceres, los chicos decidieron pasar el rato viendo una película, sentados en el sofá.
Todoroki, Bakugō y Kirishima se encontraban sentados en el sofá viendo televisión.
—¿Que ustedes no planean irse a sus casas? — preguntó el pecoso mientras se sentaba encima de su compañero medio albino. Uniéndose a la matada de tiempo con los demás.
—Ya dije, ni crean que salgo de esta casa sin Eijirō — lo abrazó, mientras que el nombrado sonreía abochornado.
Todoroki solo se encogió de hombros.
—Ni te creas que te vas a llevar a mi kiribebe — alegó el pequeño.
—¡No me digas que hacer brócoli andante!
—¡El es mi compañero!
—¡¡Es mi novio!!
—¿Y que? ¡Conmigo se casó!
Discutieron quedando ambos quedando frente a frente a solo unos centímetros de sentar cabezas, o sentir la respiración del contrario encima del otro.
Ante la mirada de Todoroki todo estaba en calma, pero desde el punto de vista de Kirishima, un beso acabaría con la tensión.
Aunque sabía muy bien que el cenizo ladraría como un perro rabioso de tan solo pedirle que besara al pecoso.—Kirishima es mío y por eso, no iré sin el. — recalcó nuevamente el cenizo.
Izuku parecía estar perdiendo la paciencia por lo que contuvo el aire en sus pulmones antes de dejar un completo caos.
—¿Y si nos mudamos todos juntos? — irrumpió Todoroki, ganándose la mirada sorprendida del pelirrojo.
—¿Que mierda dic- ?
—¡Me encanta la idea! — Concordó Eijirō mientras sonreía para mirar a su pecoso amigo — Después de todo, un cambio de aires nos haría genial y aprenderíamos a convivir y llevarnos bien.
Bakugō suspiró, después de todo él iría donde Kirishima decidiera.
Y no porque estuviese obligado, sino por decisión propia.—Está bien ... — terminó por aceptar Midoriya, para que tanto como Shōto y Eijirō sonrieran totalmente dispuestos a todo.
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Los días en que Todoroki se encargaba de buscar una casa nueva con los que todos estuviesen de acuerdo pasaron, también así los días de la mudanza, donde fueron ayudados por algunos de sus amigos y madres quienes estaban muy contentas de que sus retoños se llevarán tan bien.
La casa estaba un poco alejada de lo que era el bullicio de las calles, estaba rodeada de árboles y vegetación. -algo a petición de Izuku-. También era un hogar sumamente gigante y también cómodo.
Cuando lograron cambiar muchos muebles a la casa nueva, está seguía viéndose algo vacía por lo grande que era, así que sus amigos totalmente motivados por Ashido quisieron darles una especie de bienvenida al hogar, llevando sus aportes para el gran hogar que claro, más de uno iría a visitar o hasta quedarse, si es que Bakugō no lis echaba a patadas.
Todo transcurría bien, demasiado bien como para que todo siguiese en calma.
—¡Me alegra que nos hayan invitado! — celebró Mitsuki sentaba en el sofá de la sala con otras mujeres.
—¿Pero qué dices? ¡Si te has invitado sola, y con las madres de mis "amigos"! — murmuró lo último, entre dientes.
—¡Joven Bakugō! ¡Has crecido demasiado! — dijo la señora Inko bebiendo su taza de porcelana que contenía dentro té.
Katsuki solo asintió con la cabeza, mostrándose calmado frente a la mujer en forma de respeto.
—Si era unas ternuras cuando eran pequeños — comento Rei, tan pacífica como su hijo.
Antes de que Bakugō negara rotundamente eso, se escucharon nudillos golpear la puerta principal.
Mientras se dirigía a regañadientes a abrir la puerta por la razón de que estaba solo ese día rodeado de señoras -justo en su día de descanso-¿Y porque solo? Pues, porque Todoroki ese día trabajaba y el brócoli junto con SU novio habían ido de compras para traer más víveres.
Cuando abrió la puerta su mirada cambio de forma inmediata, por dos mujeres.
—¡Hola Katsuki! — saludo la pelinegra — ¿Como está el mejor yerno del mundo?
—Amor — Le regañó la pelirroja — buenas Bakugō, perdona nuestra tardanza.
La mirada del cenizo se suavizó, por una extraña razón solía volverse vulnerable con esas mujeres... Y con el hijo de estas.
—Adelante — Habló Bakugō para moverse y darle paso dentro de su hogar a sus suegras.
Las mujeres entraron para asistir a la junta de madres que planeaban darle un visita sorpresa a sus hijos, pero al único que encontraron en la residencia fue al cenizo quien no logró deshacerse de ellas.
Las mujeres se quedaron charlando una buena hora con el fin de esperar a los demás, más la sorpresa no concluyó al Bakugō recibir un mensaje de Shōto diciendo que tardaría al llegar a la casa, por pasar a buscar a los chicos en el centro de la ciudad.
Las señoras acordaron en volver a visitarlos un día, donde todos estuvieran presentes de preferencia un Domingo. Antes de abandonar el lugar, Mitsuki y una de las madres de Kirishima se quedaron junto al chico mientras las demás se subían a sus autos (Inko esperaba en el de la señora Bakugō)
—Mocoso — llamó la rubia — Junto a tu suegra — miró a la pelinegra— les trajimos otro regalo, no es para la casa.
—¡Esta para ustedes cuatro! — agregó la mujer, para salir de la casa y dirigirse a su auto y luego volver con una caja de cartón, al parecer algo pesada.
—Espero que lo disfruten — levantó el pulgar Mitsuki mientras se iba, seguido de la otra mujer.
Luego de que todas se fuesen, Katsuki prefirió esperar a sus compañeros de residencia y novio para abrir la caja.
Y así fue como espero con una siesta.Cuando oyó ruido en la sala supuso que eran ellos, con los cabellos despeinados bajó las escaleras para ver qué se traían de bueno - y para besar a kirishima-
—Amor, ayudame con estas bolsas — pidió el pecoso a lo que Todoroki lo socorrío.
Kirishima quien también cargaba algunas cosas se detuvo para mirar la caja: — ¿Y esto, Katsuki? — preguntó el pelirrojo.
— Ni idea.
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Recíproco -Tododeku, Bakushima.
ComédieEllos eran cercanos y compartían la misma angustia de no poder declararse a las personas que le gustaban. Una jugarreta del destino hizo que se vieran envueltos en una maraña de mentiras, tales como la de una... Boda. -Capítulos sin mucho sentido...