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Pasaron unos días, preparaba el almuerzo mientras Steve llegaba de correr como todas las mañanas. Acostumbro acompañarlo pero por alguna razón no quise hoy.

Tocaron a la puerta.

— cariño, se supone que tú traes tus propias...— abrí la puerta. —...llaves.

— ¿podemos pasar?

— claro. — dije y dejé que pasaran.

— ¿aquí vives?

— esto me trae deja vù's y sí, vivo aquí con mi novio.

— ¿y dónde está?

— ya llegué, amor. — dijo llegando.

— justo a tiempo. — dije. — cariño, ¿recuerdas a Sif? — asintió.

— recuerdo cuando eras escuálido. — dijo ella.

— y ellos son los tres guerreros, Hogun, Volstagg y Fandral.

— ¿con que tú eres el tipo que me quitó a mi prometida? — le preguntó serio y después rió. — no te preocupes, tienes mucha suerte, Ingrid es una excelente mujer.

— lo sé. — dijo abrazándome de la cintura y lo abracé también.

— espera, ¿él es el soldado por quien estás...?

— ¿muy enamorada? Sí. — Steve sonrió. — quédense a almorzar.

— no, gracias, solo vinimos por una cosa. — dijo Sif.

— ¿qué cosa? — preguntó Steve.

— una respuesta. — respondió mirándome. — es sólo cuestión de decir sí o no, Ingrid.

— no lo sé, ¿no me puede dar más tiempo?

— ya te esperó bastante. — dijo Fandral y miraron a Steve. — ¿aún no has hablado con él?—- Steve me miró.

— ahora tendré que hacerlo. — suspiré. — gracias por venir, chicos, fue lindo de su parte pero si tengo una respuesta él la sabrá, todo lo ve y todo lo oye. — dije.

— bien, fue un gusto conocerte, soldado.- dijo Volstagg y se marcharon.

— ¿qué tenías que hablar conmigo?

— Odín dijo que por mi valentía y agilidad en la batalla de Nueva York rompería una ley. — lo miré por un segundo y volví a desviar la mirada. — la cuál es que ninguna princesa puede tener el título de guerrera, puede tener el entrenamiento para defensa personal pero no la de un guerrero. — suspiré. — es algo machista, los príncipes si pueden.

— ¿y por qué no le diste una respuesta?

— porque no sabía qué contestarle, debía hablar contigo primero, es un entrenamiento que dura muchos años, si fuera a Asgard a entrenar... para cuando vuelva a Midgard tú ya no estarías vivo, tendrías mucho de haber muerto así que debía pensarlo, mi sueño o mi novio, siempre hay dilemas así, así que no te...

— deberías ir. — dijo interrumpiéndome.

— ¿qué?

— es algo que has anhelado hacer y ahora tienes la oportunidad, debes aprovecharla.

— Steven, ya decidí que no iré.

— pero yo estoy diciendo que lo hagas, recuerdo que cuando nos comenzamos a conocernos decías que desde niña deseabas ser guerrera pero estaba prohibido y ahora te está dando la oportunidad.

— ser una guerrera de Asgard es lo mismo que ser una agente de SHIELD, mismo trabajo, mismo riesgo, solo diferente lugar y diferente armamento.

— Ingrid, debes hacer tu sueño realidad.
— no me iré y punto, esta discusión se acabó.

La hija de Loki [Steve Rogers/Capitán América]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora