EMPIRE [Steve Rogers]

28. Seth

📍 Necrópolis de Dra Abu el-Naga, en la orilla occidental de Luxor

—Aquí es — murmuró Amirah, al detenerse frente a la tumba de mediano tamaño que se encontraba casi en ruinas.

—¿Estás segura? — el millonario giro sobre sus talones para echarle un vistazo a todo el lugar y luego volvió a los ojos de la castaña — porque no quisiera tener que regresar luego.

—Sí, Tony. Estoy segura.

No en vano había repasado tantas veces el mapa hasta aprenderlo de memoria.

—¿Y qué se supone que hallaremos dentro? — preguntó Steve y frunció el ceño al ver como Amirah soltaba un suspiro tembloroso.

—Con suerte... a Seth.

—Recuérdenme otra vez por qué estamos aquí — dijo Clint, dudoso — ¿En qué momento decidimos que esto era una buena idea? 

—En el momento en el que la ventaja se volvió indispensable — respondió Natasha de forma automática pero al arquero su contestación no le pareció suficiente.

Tenía un mal presentimiento.    

—Pues al mal paso darle prisa — dijo Thor y se abrió paso entre ellos para caminar hasta el montón de montón de roca que simulaba la entrada al Templo.

—¿Y qué? ¿Le vas a hacer un agujero? — Tony miraba con incredulidad al asgardiano — Hay que tener delicadeza con estas cosas, rubia.

—¿Te refieres al montón de roca?

—Oigan, basta — les pidió Steve, colocándose entre ambos con un gesto fastidiado — No es momento para esto.

—Parecen un par de niños — murmuró la pelirroja con una sonrisa divertida — Amirah, podrías...

Dejó la oración en el aire al darse cuenta de que Amirah ya no se encontraba a su lado. La buscó con la mirada y al encontrarla en uno de los costados de la estructura, se acercó a ella.

Allí había otra entrada.

—Eso fue rápido — respondió la castaña en su dirección con una sonrisa que pronto se borró al regresar la mirada al frente y encontrarse a Caelan saliendo del Templo.

El pulso se elevó por los cielos y por un figaz momento deseo estar soñando.

—¿Creyó que podría burlarse de mí, Majestad? — dio un paso al frente y por instinto Steve y Thor se colocaron frente a la castaña, impidiendole acercarse — ya veo que has regresado a tus inútiles intentos por detenderme.

—Dale, por favor tienes que despertar — le dijo la castaña, sintiéndose ya desesperada — Lo que estás haciendo... lo que planeas hacer no es correcto.

—¡Oh basta! He recibido muchos discursos morales a lo largo de mi vida, no necesito uno más — hizo una pausa y apareció en su rostro una sonrisa que causó que un escalofrío recorriera la columna a Amirah — De hecho ni siquiera he venido a charlar.

Detrás de él comenzaron a aparecer varios hombres, a algunos los reconoció Amirah de la emboscada en Petra y el resto eran soldados ataviados en un traje negro con una misma insignia sobre el pechon del lado derecho.
Comenzaron a rodearlos y abriéndose paso entre ellos, salió después una mujer que la castaña logró reconocer al instante.