2. Cleopatra

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Dos días después de aquella extraña reunión con Nick, ahí estaba Amirah, frente a la puerta del enorme Complejo situado a las afueras de Nueva York. 

Nerviosa, ansiosa y al borde de un colapso por estrés, atravesó las puertas de cristal solo para maravillarse con el interior de aquel moderno y tecnológico edificio.
Tony Stark tenía muy buen gusto y un excelente equipo de arquitectos, además, claro, de una fortuna infinita que podía gastar en expertos decoradores. 

-Justo a tiempo - Hill le dedicó una amplia sonrisa desde el ascensor, que permanecía con las puertas abiertas. 

-¿De verdad? - no pudo evitar sonar aliviada - No quería atrasarme, el tráfico era una locura - agregó mientras se acercaba para abrazar a María.

Se conocían de hace algún tiempo, Nick aprovechó una de las visitas de Amirah para presentarlas y desde el primer momento congeniaron muy bien.

Ambas eran muy reservadas, algo tímidas y hasta cierto punto tenían muchas cosas en común. Casi podría decirse que eran muy buenas amigas a pesar de los problemas de la agente para confiar en las personas.

-¿Estás lista? - Hill sonrió ante la negación plasmada en el rostro de la castaña.

Amirah podía ser la persona más desenvuelta y sociable cuándo estaba trabajando, era algo así como su lugar seguro, donde podía ser ella misma y le pagaban por eso. Pero en el momento en que el museo cerraba sus puertas, ella se transformaba completamente, dejaba dentro su actitud chispeante y llena de energía para adoptar una mucho más introvertida. 

Y a la agente sí que le parecía divertido porque a pesar de su nulo interés en socializar, Amirah le gustaba a las personas. 

-Estoy muy nerviosa - confesó la lingüista entre risas.

-Tranquila, todo saldrá bien. Ya lo verás - le frotó los brazos de forma conciliadora, al tiempo que le incitaba a comenzar el recorrido.

Conforme avanzaban, la castaña pudo notar un par de cosas; primero, que a diferencia de sus otras visitas, esta vez el Complejo se encontraba completamente vacío y segundo, que en lugar de abordar el mismo ascensor que Hill utilizó momentos antes, siguieron de largo hasta llegar al final del pasillo. Frunció el ceño cuándo se detuvieron delante del par de puertas metálicas ¡Era exactamente igual al otro!

-Si tu intención es confundirme, déjame decirte que lo estás consiguiendo. 

María soltó una pequeña risa. 

-No lo hago por eso. Al lugar a donde vamos solo tienen acceso los agentes del más alto rango, además de los Vengadores y Nick; es el único ascensor en este piso que sube a esa planta - explicó.

Colocó su tarjeta de identificación sobre el lector y una vez que la pantalla de este se iluminó en verde, se inclinó para colocarse a la altura del escáner de iris. 

La castaña observó todo el procedimiento con la boca abierta. Solo hasta que en la pantalla se mostró la foto de la coincidencia entre el iris de María y su identidad, las puertas del ascensor se cerraron. 

-Ok, tal vez también lo hice un poco por ver tu cara - Hill apretó los labios para reprimir la sonrisa divertida. 

Amirah quiso reclamarle, pero las palabra se atascaron en su garganta cuándo sintió el suelo bajo sus pies se movía. Una risita nerviosa se escapó de sus labios.

Los escasos cinco minutos que tardaron en llegar a aquel piso del que hablaba la castaña, las manos comenzaron a cosquillearle y tenía el estómago hecho un revoltijo. Nunca antes se había sentido de esa manera, su corazón latía contra su pecho de forma frenética. 

EMPIRE [Steve Rogers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora