CAPITULO 9 CARLOS

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El domingo por la mañana Carlos mantuvo una conversación seria con su hijo, quien le aseguro no haber fumado otro churro desde lo ocurrido con Luis, le prometió haberse cuidado al tener relaciones tanto con Luis como con su mama, y prometió no verla otra vez. Pero para su hijo Martin, una promesa era tan fácil del romper, no estaba seguro, pero lo castigo, lo envió con la madre de su hijo, quien lo mantenía a raya, y su hijo pequeño estaba en casa de su hermana. Tenía el día libre.

Por la noche, Carlos estaba sentado en un bar, el bar más lejos de su casa que conocía; un bar gay, había ido a muchos durante su vida, pero ahora que era un adulto no se sentía tan cómodo en cualquier lugar y menos en los que están de moda, pues siempre estaba fuera del ambiente gay, en este bar se escuchaba rock y a veces heavy metal, eso le agradaba. En los otros bares se escuchaban la nunca pasada de moda Madonna (a quien admiraba secretamente) o algún artista nuevo que defiende a los gay.

El bar era llamado "La cueva", no era el mejor lugar, pero en su mayoría quienes asistían eran personas adultas, así de esa forma podía evitar cometer un error con algún gordito menor de edad. Llevaba todo el fin de semana caliente, pensaba en lo que su hijo le había platicado, se calentaba cada vez más. Masturbarse no bastaba para bajar su temperatura, estaba deseoso de un buen culito. Un culito como el gordito del gimnasio, pero que tenía novio.

Había notado en los últimos años, tal vez desde hace diez años atrás que los jóvenes gay comenzaron a salir del closet, muchos siendo apoyados hasta por su familia y amigos, a otros no les iba tan bien. Pero ellos podían vivir en libertad, había cosas de las que actualmente podías avergonzarte más que por ser gay, Por ejemplo: votar por el partido conservador te convertía en la burla de la llamada generación Millenial.

El bar tenia luz tenue, excepto por las luces de colores del centro, tenia unas diez mesas, y una barra larga, donde ahora estaba sentado Carlos, al fundo un grupo de hombres mayores, se veían de más de sesenta años, platicaban y reían, en otra mesa una pareja de un hombre delgado y otro gordo, se besaban tiernamente.

Sonaba de fondo una canción que Carlos estaba seguro era de AC/DC, pero no lograba recordar el nombre de esa canción. Terminaba de beber su cuarta cerveza corona, mientras que el bar tender, que era un hombre mayor, con panza, metía cerveza en el refrigerador casi vacío.

-No te había visto por aquí –Dijo un hombre que se acercó a su lado, era un hombre delgado, piel blanca que comenzaba a verse arrugada, de cabellera casi gris, vestía de pantalón de vestir, una camisa de manga corta y usaba lentes; era uno de los que estaban en grupo –Vienes seguido

-No tanto – se limitó a contestar Carlos, tratando de ignorarlo

-Dame dos cervezas- Dijo el hombre al bar tender- Claro, si te hubiera visto, jamás hubiera dejado escapar a un hombre como tú -El bar tender dejo las cervezas frente al hombre, y le dio un billete, en seguida puso una cerveza frente a Carlos

-Gracias

-Me gustaría obtener más que unas gracias

-¿Por una cerveza?

-Si –El bar tender entrego la feria del billete al hombre

-¿Qué es lo que esperas?

-¿Cómo te llamas?

-Manuel –Contesto Carlos, siempre usaba ese nombre para sus ligues, ya que hoy en día era muy fácil encontrar a alguien por las redes sociales

-Mucho gusto, yo soy Sergio- le dio la mano a Carlos, al que salud con un apretón fuerte – Te gustaría ir a otro lugar- Pregunto el hombre, aun sabiendo que el bar tender les escuchaba

LA FORTUNA  (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora