CAPITULO 38 MARIO

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Lo primero que Mario notó cuando despertó, fue que su esposa no se encontraba a su lado, abrió los ojos bien y se sentó rápidamente , la luz entraba tenuemente atravesó de las cortinas, ella no se dio cuanta cuando despertó. Así que Mario pudo ver cómo es que ella, parecía que buscaba algo entre las cajas de zapatos.

-¿Qué haces? –le pregunto

-ya despertaste –dijo reflejando en su rostro un claro temor

Mario fingió no darle importancia a lo que ella hacia

-podrías venir a la cama –pidió Mario- es sábado, podemos ser rebeldes –le dijo Mario tratando de sonar tranquilo y relajado

-me encantaría, pero quede de ir a casa de mi mamá, para ayudarle con la comida

-pero apenas son las diez –señalo Mario, viendo el celular

-ya sabes cómo es –dijo Susana, como si eso lo explicara todo

-¿quieres que te acompañe?

-no –dijo ella de inmediato- mi mama quiere que solo asistamos sus hijos hoy

-entiendo, ojala no tarde mucho tiempo su comida. Para que regreses conmigo

-lo intentare, lo prometo –al decir eso, ella se puso de pie y se acercó a él, para darle un beso en los labios, que fue largo, pero no tanto como para que se convirtiera en el inicio de una buena sesión de sexo

Ella se separó de él y al dar media vuelta Mario le dio una nalgada, a la que ella respondió solo con una sonrisa picara

-¿encontraste lo que buscabas? –le pregunto Mario al ver que ella se dirigía al baño

-¿Qué?

Mario señalo hacia donde Susana se encontraba hace tan solo unos segundos en el piso

-ah, buscaba unos tenis, pero mejor usare otros- al decir lo último se encerró rápido en el baño

Mario se levantó rápido de la cama y fue directo al closet, rápido encontró lo que buscaba, el celular, justo cuando lo tomo en la mano, comenzó a vibrar, era obvio que Susana le había bajado todo el volumen, no contesto la llamada, solo se dirigió a mensajes, allí encontró lo que buscaba, el número desconocido, el mismo que le acababa de marcar, había mantenido una conversación con ella. Mario no tenía mucha prisa en volver a poner el celular en su lugar, ya que sabía que su esposa se tardaba más tiempo bañándose que el mismo.

Los mensajes eran cortos y sencillos, decían que se querían mutuamente, a Mario le sorprendió que no usaran las palabras "te amo". A él eso le causo un poco de emoción, pues tal vez aún era el único al que le decía que amaba. Pero siguió leyendo, encontró la fecha, el lugar y la hora en que se verían, El sábado a las 12, en un hotel businnes, a las afueras de la ciudad, seguro tardaría una hora en llegar, también le dio el número de habitación en que se encontraba. Susana le había puesto impedimentos a Antonio para verse ese día, solo porque Mario estaría en casa y no tenía escusas para desaparecer todo el día, sin que sonara como una excusa repetitiva, pero al final accedió, el que le dio la idea fue Antonio.

Mario sintió la furia nacer dentro de él, estuvo a punto de arrojar el celular por la ventana, pero se contuvo de hacerlo, tenía muchas cosas que decirle a Antonio y ahora sabia donde se encontraría, guardo el celular donde estaba y espero a que su esposa saliera de bañarse

-¿qué te parece si mañana vamos de paseo? –dijo en cuanto salió del baño, solo con una tanga puesta

<Al menos ya sé quién te quitara eso> pensó Mario viendo, como se ponía el brassier

LA FORTUNA  (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora