CAPITULO 1 CARLOS

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El día aun no terminaba, Carlos camino lentamente desde su coche a la entrada de su casa, los músculos de sus grandes piernas aun le dolían, El día en el gym había sido intenso y ni que decir de las mujeres que apenas se enteraban que el seria su entrenador, se incomodaban al no tener el cuerpo perfecto u otras prácticamente trataban de estar cerca de Carlos y trataban de llamar su atención, lo tocaban de los brazos y pectorales. Pero incluso hubo mujeres que se atrevían tocaban las nalgas. Con lo cual debía de hablar con ellas, explicando que el solo hacia su trabajo. Con cualquiera de ese tipo de mujer le resultaba difícil trabajar. Pues la primera apenas lograba hacer las cosas bien y la segunda lo seguía por todos lados.

En definitiva prefería trabajar con hombres, aunque también se daba cuenta como algunos lo miraban asombrados, tratando de imitarlo y otros que lo miraban deseándolo, claro sin atreverse a acecharlo. Lo cual agradecía. En sus casi quince años siendo entrenador del gym, había aprendido a distinguir las mirabas que las personas en su trabajo le enviaban. Pero de cualquier forma nunca se atrevía a responder a ningún tipo de mirada, aunque lo deseara.

Llego a la puerta de la casa, dio un suspiro, ya eras casi las doce de la noche y dentro de su casa se escuchaba la televisión encendida en un canal de dibujos animados, lo que le hizo empezar a enojarse, pues eso significaba que su hijo de ocho años estaba despierto aun. Metió la llave en la cerradura y giro. Abrió la puerta, preparándose para regañar a su hijo, abrió la boca, pero la cerro enseguida, su hijo estaba dormido en el sofá. Carlos puso media sonrisa, el enojo desapareció totalmente. Cerro la puerta lentamente y después apago la televisión. Se acercó a su hijo y le dio un beso en la frente, para después levantarlo en sus brazos, camino y subió las escaleras, las piernas le dolían cada vez más, pero era un dolor al que estaba acostumbrado. Dejo a su hijo en su habitación y salió, después se dirigió a la habitación de su otro hijo de dieciséis años y sin tocar la abrió la puerta.

-Ya duérmete, Martin -le dijo a su hijo que estaba sentado frente a la computadora, en una página en blanco

-Estoy haciendo tarea- contesto el adolescente, sin cambiar su mirada de la página en blanco

-No te duermas tan tarde- le dijo, sabiendo que seguramente estaría viendo pornografía, o quedando con alguna chica, pero no quería discutir, de cualquier forma su hijo nunca le diría lo que realmente hacía. Solo esperaba que su hijo se portara mucho mejor de lo que el mismo lo había hecho en su adolescencia. Si no embarazaba a alguna chica o a una mujer mayor, como Carlos lo hizo, todo estaría bien

-No, ya casi me duermo-

Carlos cerró la puerta –Que fácil mienten los adolescentes- Pensó

Bajo las escaleras lentamente, Mas dolor. Es bueno que duela, dijo es voz baja

Se hizo una cena rápido, cuidando la dieta, de definición que estaba haciendo. Después se bañó rápidamente, no sin antes mirarse un buen rato en el espejo, primero con la toalla y después se la quitó, estaba muy orgulloso de su cuerpo y más de los dieciséis centímetros de carne que colgaban entre sus piernas.

Se fue a la cama, de repente se sintió demasiado caliente, sin pensarlo llevo su mano izquierda a su paquete, toco lo largo de su pene y sus huevos, su pene reacciono al instante, ahora no eran dieciséis si no veinte centímetros. Su grueso pene empezó a sacar liquido trasparente, Carlos se lo llevo a la boca y lo saboreo. Pero estaría mejor estar con alguien.

Durante el día había visto a hombres y mujeres con todo tipo de cuerpo, Carlos se consideraba bisexual, pero en las mujeres le gustaban delgadas y con un pecho prominente, pero desde hace unos años, sentía más atracción por el mismo sexo

Su gusto en hombres era algo más especial, y no, no le gustaban los musculosos, ni tampoco los chicos que caminan por la calle siendo divas, Carlos prefería a los hombre gordos, y si tienen pelo es pecho, mucho mejor, Pero aún más le gustaban los gordos jóvenes de no más de veintidós años. Pero para un hombre de casi cuarenta, parece que no debería de ser difícil encontrar esta clase de hombres que tanto deseaba, pero vaya que era difícil, En el gym, se podía distraer viendo los grandes traseros de los hombres gordos que trataban de bajar de peso, pero por ética laboral, nunca pasaba de más.

Solo uno le llamo la atención, lo recordaba perfectamente, tendría veinticinco años, con barba de candado y pelo en pecho, que se veía atreves de su playera sudada, siempre trataba de ayudarle aunque este no le pidiera ayuda, pero paso el tiempo, el chico adelgazo más de treinta kilos, toda la tentación que Carlos sintió por ese chico, desapareció.

Tomo su celular y entro a una página de pornografía, su favorita, hombres gordos cogiendo con otros hombres gordos, rara vez lograba encontraba algún video de un gordo siendo cogido por alguien con el cuerpo musculoso como el mismo es. Rodeo su verga con la mano derecha y la movió de arriba abajo, mientras uno de los gordos del porno daba quejidos como toda una dama, aquello lo prendía mucho más. Su mente lo llevo a imaginar que el tipo del video, se la estaba chupando, mientras el mismo agarraba las tetillas y se las pellizcaba. Tomaba sus bolas y las apretaba un poco, seguía saliendo precum, hasta que exploto, un largo chorro de leche salió y callo cerca de su boca, un par de chorros más le llenaron su pecho un poco peludo y siguió masturbándose hasta que su verga se fue tomando su tamaño normal. Con la mano limpia recolecto la leche de su cuerpo0 y se la llevo a la boca, le gustaba comérsela, aunque nunca se había comido la leche de otros hombres.

LA FORTUNA  (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora