CAPITULO 30 MARIO

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Se estaciono frente a su casa, mario puso los ojos en blanco cuando vio el coche de su esposa estacionado en su lugar, dio un golpe en el centro del volante, trato de respirar hondo para relajarse, pero no funciono, esta vez golpeo el techo, lo que hizo que se le doblara la muñeca, maldijo en voz alta, solo esperaba que su esposa no le estuviera viendo desde la ventana, aquello le haría sentir sumamente avergonzado.

Pero no solo fue durante ese día, ya habían pasado un par de días en que no podía mejorar su actitud y sabía muy bien porque, Susana y Antonio ¡SE CONOCIAN!, ¿Cómo PUEDE SER ASI? Gritaba siempre en su mente, siempre solía pensar en que tanto podían o llegaron a platicar Susana y Antonio. Porque mario por supuesto que conocía a su esposa, ella platicaba demasiado, con cualquier persona, podía conocer a una persona en el súper y después de una hora esa persona desconocida ya conocía toda su historia de amos e incluso hasta sus problemas, así que que tanto le habría contado Susana a Antonio, claro sin que Antonio supiera quien era el esposo, pero seguramente sabría algunas cosas. A demás Antonio, de verdad se acostaría con cualquiera, ¿siempre ha sido así? ¿Tendría que hacerse exámenes médicos?, pensar en aquello le hacía sentir pavor. Pero al final lo que más sentía eran Celos, le costaba admitirlo pero eran Celos, no podía pasar más de un minuto sin pensar en que estaría haciendo Antonio en ese momento, estaría con otro hombre o estaría trabajando.

Su celular lo saco de sus pensamientos, Antonio le marcaba por quinta vez en el día, tenía que impedir que le siguiera llamando, ahora que había llegado a casa, así que contesto

-¿hola? –se escuchó una voz masculina del otro lado de la línea

Mario no respondió, sentía el sudor recorrer su frente

-¿hola? ¿Mario? ¿Por qué no contestas?

Mario siguió sin responder

-te juro que no sabía que Susana era tu esposa, solo hablamos sobre el entrenamiento...

-¿y de mí? –mario soltó de repente

-¿de ti?

-sí, ella nunca te hablo de su marido

-claro, debió mencionarte algunas veces, pero me imagine que lo hacía, porque pensó que trataba de llevarla a la cama, pero esa nunca fue mi intención

Mario se quedó callado otra vez

-por favor, por favor no te quedes callado, necesito verte

-¿A mí? O a cualquiera de los tipos que conoces en la fortuna –dijo mario- he llegado a casa, prefiero que no me hables –agrego y colgó

Mario borro ripiadamente las llamadas recientes, afortunadamente no tenía ya más mensajes de Antonio, así que bajo del coche y entro a la casa.

Apenas dio un paso dentro de la casa y Susana ya gritaba su nombre, se escuchaba desde su habitación en el segundo piso, mario subió rápido, pensando en la excusa que le daría, para no tener sexo con ella, no se sentía de ganas, pero al entrar a la habitación de detuvo y se quedó muy cerca de la puerta

-¿Qué haces?

-estoy empacando

-eso... veo –dijo mientras ella trataba de cerrar una maleta- ¿A dónde iras? ¿Con quién?

-a casa de mis padres amor ¿A dónde más podría ir?

-pero no me habías avisado

-no, porque no lo tenía planeado, será una reunión solo de hermanos y mis padres, lo organizaron hoy, y olvide llamarte –dijo ella, sin mirarlo- Lo siento –la disculpa lo dio como si de verdad lo sintiera, pero no lo veía

LA FORTUNA  (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora