CAPITULO 5 CARLOS

933 48 1
                                    

Hacia ya casi dos meses de que la chica de recepción renuncio, su jefe solo le daba vuelta al tema, pues para él, era mejor ahorrarse un sueldo. Algo que a Carlos siempre le incomodo, pues siempre tenía que estar atendiendo a los posibles clientes y a los que ya estaban inscritos, creando momentos sin descanso. Pero esta semana se sentía bien por aquello, pues era viernes, durante toda la semana estuvo en espera del Gordito, que no aparecía y cada tarde le preguntaba al otro entrenador si alguien se había inscrito, tratando de que le diera alguna respuesta, pero no podía arriesgarse a preguntar solo por el muchacho, así que preguntaba por todos.

Su turno del viernes por la mañana estaba por terminar y sabía que no llegaría, pues todos prefieren inscribirse en lunes, seguramente no volvería a verlo y vaya que sentía la necesidad de hacerlo. Pero estaba casi seguro que no le gusto verlo masturbándose, pero entonces, ¿Por qué se quedó a que terminara? No sabía ni su nombre pero con frecuencia repetía en sus pensamientos la imagen del chico. Está muy bonito, Volvió a pensar.

-¡Hola entrenador!- Dijo la voz chillona de una mujer, que enseguida le puso la mano en su hombro derecho

-Hola –Dijo Carlos, volviéndose a verla, llevaba leggins negros y una playera con cuello "V" que hacia lucir sus pechos, que no eran tan grandes. La mujer llevaba el cabello recogido en una coleta y en definitiva no se le podría llamar guapa, pues parecía no tenerla.

-Hace demasiado ejercicio –Le dedico un sonrisa y apretó sus músculos –Un día deberíamos vernos fuera de la fortuna

-Debes comenzar en la elíptica –Dijo ignorando la pregunta y la expresión de sorpresa de la mujer –después te vas veinte minutos a la máquina de correr y después haces veinte repeticiones, tres veces de desplantes –Dijo Carlos que enseguida le dio la espalda, con eso la mujer no tendría necesidad de hablarle hasta dentro de una hora y para ese momento ya no estaría allí.

Cuando se dieron las tres, Carlos dejo al otro entrenador, al que le volvió a preguntar cuantos se habían inscrito la tarde anterior, pera su mala suerte no menciono a ningún gordo, porque Martin era muy condescendiente con ese tipo de cuerpos, fuera hombres o mujeres, así que se lo mencionaría.

Bajo las escaleras, para salir del gym, y al salir por la puerta choco con un hombre que se notaba unos años menor que Carlos, con un cuerpo musculoso, que iba vestido de manera formal con una maleta en la mano. Solamente de disculpo, había visto a ese hombre algunas veces, pero no pensó más en ello. Camino hacia su coche, un platina rojo, subió y encendió el motor, tendría que ir a recoger a su hijo pequeño de con su hermana, con la cual esperaba no pelear, porque cada día que se veían se hacía una discusión por cualquier cosa que fuera. Manejaba por la avenida Nacional, llevaba diez minutos conduciendo, escuchando la radio, una de las cursis que tanto odiaba. Cuando lo vio, a unos metros, parado, platicando con otros chicos.

El gordito reía a carcajadas escandalosamente, se había puesto hasta rojo de tanto que reía, en Carlos apareció una gran sonrisa, el sonido de los claxon comenzó a escucharse detrás, El semáforo estaba en verde, y El gordito lo vio. Pero no hizo ningún tipo de gesto. Carlos siguió su camino en el coche.

Su corazón latía rápidamente, podía hasta escucharlo, estaba emocionado, como hace mucho no lo estaba ¡Qué tontería!- Dijo, y golpeo el volante. –apenas ha dejado de ser niño.

Entonces tuvo la idea incorrecta de volver sobre la misma avenida, llego al retorno y se regresó, para su suerte el semáforo volvió a ponerse en rojo, pero El gordito ya no estaba, solo los chicos con los que había estado riendo, movió la cabeza de izquierda a derecha, buscándolo, más adelante sobre esa avenida, iba con un chico delgado, caminando a un lado. Otro de sus amigos, supuso Carlos.

Carlos los siguió en el coche, solo un par de cuadras, hasta que llego a otro semáforo que se puso en rojo, eso acorto la distancia, ahora los veía mejor, el chico delgado llevaba pantalón de vestir, mientras que el gordito llevaba jeans azul, ajustados, haciendo que su trasero se viera grande, así como le gustaba a Carlos, también llevaban playera roja solo que de diferentes estilos, el semáforo se puso en verde, logro casi alcanzarlos, pero no los arrebaso, se estaciono en un espacio vacío, los chicos se habían detenido en la esquina, donde algunas personas esperaban el transporte.

El gordito tomo las manos del chico delgado y las apretó con fuerza, a eso le siguió un beso en los labios, a la vista se veía intenso, las personas que estaban a su lado, ni se inmutaron ante la muestra de amor.

-¿Porque haces eso?- pregunto Carlos a su vacío coche

Los chicos se separaron y siguieron caminando tomados de la mano

Carlos ahora sabía que aquello que pensó hacerle al gordito no podría ser, era claro que no era de closet, una relación con alguien libre; no era discreta, no podía arriesgarse. Si sus hijos se enteraban, seguramente habría muchos problemas, incluso sus hijos seria molestados por su culpa y no, eso no podía pasar. Arranco el carro de nuevo y esta vez fue directo a casa de su hermana. 

LA FORTUNA  (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora