CAPITULO 24 MARIO

444 25 0
                                    

Llevaba ya casi una hora dentro de su coche, mientras caía una fuerte lluvia, trataba de mirar por el vidrio del segundo piso de la fortuna y al mismo tiempo veía quien entraba y salía del gimnasio, pero no lo veía por ningún lado, tampoco estaba seguro de si se encontraría con el entrenador, no quería verlo, sería algo vergonzoso para él. Aun que supuso que él tampoco era un hombre que hablara de su vida sexual, con todos los clientes. Pero aun así espero a ver que entrenador estaría. Mario no había visto a Antonio, desde hacía ya una semana, una semana en que su esposa cada día, le preguntaba qué ¿Por qué no iba al gimnasio?, algo sospechoso, ya que entrenar siempre era parte de su vida y con la época de lluvias tampoco podía salir a correr, ya estaba oscureciendo, cuando al fin se decidió a entrar, fue porque alcanzo a ver al otro entrenador, que estaba explicándole a un hombre bajito, como usar la caminadora. Bajo del coche, ya tenía puesta la ropa deportiva.

Mario Corrió hasta la puerta para intentar no mojarse, objetivo que no cumplió, pues llego empapado, coloco su dedo en la rejilla de recepción, esta se abrió, al entrar se dirigió a los vestidores, con un poco de miedo de encontrarse con Antonio, pero un una muy pequeña esperanza de si encontrarlo. El gimnasio estaba casi vacío, solo un par de mujeres que estaban haciendo desplantes con mancuernas de 5 kilos, dos mujeres más, que platicaban con voz alta, lo que habían hecho en el día, el señor bajito que vio desde la ventana y en el área de pesas estaban tres hombres con cuerpos enormes, que seguramente se dedicaban al fisicoculturismo. Cada que terminaba una serie de ejercicios, se ponían frente al espejo y contraían sus músculos.

-hace mucho no te veía por aquí- dijo un hombre a sus espaldas

Mario reconoció su voz, sonrió y dio media vuelta

-Pedro, tienes toda la razón, quise descansar también tenía mucho sin verte ¿Ya puedes entrenar?

-sí, el doctor, me levanto el castigo de dejar de entrenar hace unos días, pero no había tenido tiempo

-¿Por qué? ¿ya tienes a una mujer?

-seguro lo escuchaste en la oficina

-algo escuche de eso

-así es, Joan y yo hemos estado saliendo, pero aún no hay nada serie

-¿Por qué?, se ve que te gusta y mucho

-¿Gustarme? Creo que es algo más que eso, la deseo y al mismo tiempo quiero cuidarla

-¿Sabes a lo que me refiero?

Mario le dio una sonrisa –Tu ya te estas enamorando

-Pero no debería, soy muy joven aun, no quiero estar con nadie permanentemente, solo quiero complacerme de vez en cuando

-estoy seguro que ya es muy tarde para eso, tampoco creo que debas jugar con ella, si solo quieres coger, además no quiero que haya dramas suyos en la oficina

-pero el problema es que estoy casi seguro que le gusta alguien más, tal vez sea de la oficina

-no quiero ser dador de malas noticias, pero tal vez tu no le gustas –mario al instante de haberlo dicho sintió, remordimiento, pero sabía que lo ocurrido entre Joan y el hace un par de semanas.

Pedro dijo una grosería, con mucho coraje

Estuvieron platicando y entrenando durante las siguientes dos horas, Mario dejo d oponer atención en lo que hacía el entrenador, aunque durante algunos momentos sus miradas se cruzó, pero nunca pasó de eso.

Mario estaba haciendo sentadillas, mientras cargaba más de sesenta kilos en pesas, detrás del estaba pedro para ayudarle, en cualquier momento que no pudiera más, Mario se veía en el espejo al igual que a pedro, tener siempre a un hombre de tras le hacía sentir incomodo, pero por alguna razón, ahora parecía un tanto excitado, las posiciones que hacía y la manera que pedro se inclinaba para ayudarle, hacía que sus nalgas rosaran con la entrepierna de Pedro, que estaba bastante distraído, mirando a unas mujeres del otro lado del Gym. Lo que le llevo a preguntarse como seria esa situación, si quien estuviera a su espalda fuera Antonio. Su miembro comenzaba a levantarse, cuando terminar con las repeticiones, no necesitaba verse más a sí mismo en esas posiciones. Tal vez antes le hubiera dado igual, pero ahora sentía que no podía siquiera bromear con esa clase de juegos, seguramente jamás volvería a pel lizcar el pezón de ningún hombre heterosexual.

-Mira eso

Mario volvió la mirada, hacia donde miraba pedro, era hacia las caminadoras, dos mujeres estaban corriendo en la caminadora, haciendo que sus pechos revotaran, de tal forma que no podía pasar desapercibido, miro alrededor, algunos hombres las miraban con descaro, ellas parecían no darse cuenta, mario sintió que el solo verlas no solo le estaban excitando, pero decidió dejar de verlas, le dio un golpe en el estómago a pedro para que dejara de mirar

-A cuerda te que estás enamorado

-no bromes con eso, espero estar equivocado –dijo pedro y ambos dieron una carcajada

En ese momento fueron interrumpidos, por un hombre, que se notaba hacia mucho ejercicio, moreno, cabello muy bien cortado y muy galán, seguro era el hombre que todas las mujeres desearían, pero cuando abrió la boca para preguntar si habían terminado con sus repeticiones de sentadillas, salió una voz bastante afeminada, y al notar sus movimientos mario vio que era bastante femenino.

-¿Qué esta pasado ahora, que todos los hombres varoniles se están volviendo gay? –pregunto pedro cuando ya estaban en el vestidor

Mario se sintió como descubierto, aunque sabía que no hablaban de el

-Aunque eso es mejor para nosotros ¿no?, tenemos más mujeres para nosotros –dijo pedro que no espero a que mario hablara

Se desnudaron y pedro le dio una nalgada a mario que ya estaba desnudo con la mano abierta a mario, que sonó por toda a habitación y corrió para evitar que mario hiciera lo mismo.

Mario noto el gran miembro que colgaba de la entrepierna de pedro, era enorme y estaba flácida, quedo sorprendido, nunca había visto una verga tan grande, ni la de Antonio era tan grande como la de pedro, <seguramente me dolería mucho>, pensó mario. Pero aun pensando en el dolor, su miembro se levantó, se dirigió a las regaderas, mientras se duchaba se masturbo, los chorros de semen salieron bastante rápido, pensaba en su esposa, en pedro, pero sobre todo en lo mucho que deseaba que Antonio estuviera dentro de él. No podía seguir evitando el pensamiento y tendría que hacer algo al respecto.

Abrió whatsapp, desbloqueo el numero celular de Antonio y escribió...

LA FORTUNA  (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora