CAPITULO 14 MARIO

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El sol apenas asomaba por el norte de la ciudad, pero por el sur, las nubes se veían grises, y ahora mientras Mario corría por la avenida Juárez, la lluvia, de esa que casi ni se siente, le mojaba. No estaba seguro de querer regresar a casa, había pasado el tiempo pensando en aquel hombre del vestidor, Antonio se llama. Lo recordaba perfectamente, para su desgracia fue interrumpido, por un chico gordo. Se sentía excitado, por pensar en aquel momento. Llegaría a cogerse a su esposa, pero pensaría en un hombre. Eso no podía ser posible.

Mario se sentía como un hombre heterosexual. Le gustaban los deportes, veía el trasero a las mujeres nalgonas. Tenía amigos heterosexuales con quien hablaba de mujeres. Era atractivo para la mayoría de ellas, sus amigos le envidiaban por es frente a la sociedad, era lo que se consideraba un hombre, pero ahora a sus 34 años tenía dudas, sobre quien era.

Entro a su casa, subió corriendo la escalera, y se desvistió, estaba erecto en ese momento, miro a su esposa dormida aun en la cama.se acurruco a su costado, para poder cogerla de lado, pero ella no estaba dispuesta, al menos no en ese momento, ella no reacciono. Se metió al baño, y saco su celular, entro a su pagino porno preferida, pero eso no alcanzaba a excitarlo como debiera, abrió la regadera, sintió el agua caliente recorrer su cuerpo. Llevo su mano derecha a su miembro que no estaba completamente erecto, comenzó a sobarse lentamente. Tenía la imagen de su esposa en la mente, pero entonces le vino la imagen de Toño, ese hombre de buen cuerpo, su pene se puso erecto totalmente, comenzó a masturbarse, y uso su otra mano, para sobarse el ano, enseguida metió un dedo, aquello le daba mucho más placer. Apenas un par de minutos aguanto, salió su leche disparada, para chocar con el azulejo del baño.

Salió de su trabajo más tarde de lo normal, había logrado mantener una conversación normal, pero algo incomoda con Joan, que afortunadamente no divulgo su fallido encuentro sexual. Algo que aun temía Mario que se supiera.

Se dirigió a la fortuna, al salir del trabajo. Para su fortuna estaba casi vacío, solo un par de hombres gordos y una mujer que no era delgada, pero tampoco se le podría considerar gorda. Llevaba leggins rosas y peinado de coleta. Apenas entro Mario sintió la mirada de la mujer sobre él. Se sabía cómo la tentación y el deseo de algunas mujeres, pero al estar solo ella. Le hacía sentir incómodo.

Se dirigió al vestidor, donde se cambió, espero unos minutos de más. Como con la esperanza de encontrarse a Toño, pero eso no ocurrió. Comenzó la rutina de pecho, primero con poco peso, para calentar el cuerpo, para la segunda repetición, ya estaba cargando veinticinco kilos. Aun acostado sentía la mirada de la mujer. Trataba de no voltear la cabeza hacia dirección de ella. Pues seguramente ella se sentiría más incómoda que el mismo.

Entro un chico gordo, se veía joven tal vez veinte años, se acercó al instructor. Enseguida lo reconoció, pues es quien llego con interrumpirlo aquel día que estaba a punto de hacer algo Con Toño, al que aún no había tenido la suerte de ver. Escucho que este le decía que comenzara a hacer cardio, el chico le hizo caso, aquello le hizo recordar, cuando hace más de diez años se inscribió en el gym, Mario fue gordo, durante gran parte de su adolescencia, No tenía éxito con las chicas, Se burlaban de él, pero nunca se dejaba. Terminaba siempre golpeado pero estaba casi seguro de que el golpeaba aun peor a quienes se burlaban. En la Preparatoria decidió adelgazar y en la universidad ya era un tipo delgaducho, pero cuando termino la carrera ya era un tipo musculoso. Se sentía muy orgulloso de lo que logro con su cuerpo.

Mario siguió haciendo pecho, pero con el banco en otra posición, pero con menos peso. Entonces el chico gordito volvió a hablar con el entrenador, segundos después el joven se acercó al banco donde se ejercitaba Mario, no dijo nada solo se detuvo. Y miraba hacia todos lados. Y a veces por los espejos miraba que este le miraba completo. Se volvió a sentir incómodo. Se sentó y vio que la manca de al lado estaba siendo ocupada por uno de los tipos gordos, que cargaba más peso de que podía, ya que se tardaba mucho en hacer cada repetición

-¿Vas a usarlo? –pregunto Mario refiriéndose a la banca

-Sí, pero esperare a que termines-

-¿Cuánto peso cargas? –pregunto para saber si podían intercalar el uso de la herramienta

-Solo cinco kilos –dijo el chico- Apenas voy empezando –dijo algo apenado

-No te debe dar pena, seguro después mejoraras –

-Eso espero –Dijo con una media sonrisa

Mario volvió a acomodarse sobre la banca, entonces inconscientemente su vista se dirigió a la entrepierna del chico, se veía que estaba erecto, tal vez no totalmente pero su pene parecía ser un poco más largo que su panza, Dejo de verlo y siguió con su rutina.

El Gym comenzó a llenarse de más gente pero Mario no tenía ganas de regresar a casa, el chico gordo ya se había ido, llevaba casi dos horas en el gym, pero no quería ver a su esposa, quería ver a Toño, ¿También será casado?, se preguntó. De edad estaba casi seguro que sería por su misma edad. No dejaba de pensar en el miembro erecto de Toño, se le antojaba y tenía ganas de poner su lengua sobre él. Sentía ganas de besarlo por todos lados, su miembro comenzó a erectarse, la mujer que estaba a un costando, haciendo barra, mientras cargaba veinte kilos en barra. Se dio cuenta y le sonrió al espejo, Mario se dio cuenta. Ella era delgada, con el físico de alguien que no puede cargar veinte kilos. El regreso la sonrisa y le guiño el ojo. Durante la siguiente media hora ella no se alejaba de Él, forzándolo a adelantar su hora de retirada.

En las regaderas que estaban divididas, pero sin puerta ni cortina, Mario pudo ver el cuerpo de un par de hombres uno de ellos, un señor de bigote, gordo y peludo, Mario no sintió atracción, ni por haber visto su pene, que en ese momento se veía pequeño, paso frente a otra regadera, donde el que se bañaba era un joven delgado, con cuerpo marcado, al que alcanzo verle un par de nalgas redondas y un pene largo y delgado. Al Entrar se dio cuenta como el chico delgado había salido corriendo del compartimiento donde se encontraba el señor gordo, Ahora que lo pesaba no había visto a ninguno de ellos entrenando. Seguramente solo iban a buscar sexo. Sintió como su cuerpo se prendía al imaginar la escena. El agua tibia cayó sobre su cuerpo, se bañó lo más rápido que pudo par ano interrumpir más. Salió en toalla a la cintura. Unos minutos después mientras abrochaba el cinturón, escucho claramente un leve grito de placer seguramente del chico joven. Salió rápido del vestidor y salió de la fortuna.

-¡hey! ¿Cómo estás? –Le hablo un hombre a sus espaldas mientras abría el coche

Se giró rápidamente: Era Toño, con un pantalón leggins pegado a sus marcadas piernas, dejando ver un bulto entre ellas, una playera deportiva que también llevaba pegada al cuerpo, su rostro de facciones masculinas, esta vez llevaba barba de unos días y una gran sonrisa. Mario sintió que las piernas le temblaban.

-Cuanto tiempo sin verte –dijo Toño, tomándolo de la mano y dándole un fuerte abrazo, Mario sintió que se derretía entre sus músculos

-Bien y tu como has estado –Atino a penas a decir

-muy bien cabrón

Siguió un momento incomodo, Mario no dejaba de verlo y Antonio no dejaba de sonreírle

-Deberíamos de ir a tomar algo –dijo Toño

-Si claro, se de un bar al que podríamos ir

-yo me encargo, yo sé a dónde llevarte, seguro te gustara mas

-¿El viernes te parece bien?

-Sí, claro, entonces es un hecho, Dame tu numero celular –Dijo Toño

Mario se lo dicto

-entonces te llamo el viernes cabrán seguro te divertirás –le pareció que le dirigía una mirada perversa, que cambio al instante

-Si claro, solo tendré que inventarle algo a mi esposa – Mario se arrepintió de haber mencionando a su esposa pues la cara sonriente de Antonio cambio a una cara de sorpresa

-Esas esposas, siempre estorbando –Dijo Antonio

Otro momento incomodo

-Ya subiré a entrenar, si no podría pasarme todo el resto de la tarde contigo –volvió a sonreír –Tal vez hasta toda la vida

Toño estiro la mano al igual que Mario y se despidieron, esta vez no hubo abrazo.

Mario lo miro subir las escaleras, Entro a su coche

-Voy a tener una cita con un hombre – dijo en voz baja, sonriendo, recordó haberse burlado del chico marica de su grupo de la universidad, su expresión cambio –Soy un Marica 

LA FORTUNA  (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora