CAPITULO 17 CARLOS

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No estaba completamente seguro, pero creía que más de diez años pasaron, desde la ultima vez que se sintió así, nervioso, frustrado, con ganas de hablar con alguien en especial, con solo ganas de poder escuchar su voz. Se sentía como un niño adolescente, que muere de ganas de besar por primera vez. Ahora solo faltaban quince minutos para la media noche, Carlos aun con la esperanza, por séptima vez, marcaba su número. Solo le contesto la voz de la mujer, diciéndole que ese número celular se encontraba apagado. Carlos arrojo el celular sobre la cama, que cayó dando unos pequeños saltos. Intentaba hacer los planes con Rudy, para el día siguiente, que sería viernes, pero seguro el joven le mintió, no quería salir con alguien mayor, pero hubiera sido mejor que no le dijera que le llamara, si ni siquiera planeaba contestar.

Se metió a la cama, solo con bóxer de licra, hacia demasiado calor para dormirse si quiera con algo más de ropa, volvió a tomar el celular, tenía mensajes que no le interesaba leer de familiares y amigos, nada relevante. No había llamadas de nadie, volvió a marcar

- ¿Hola? –contesto la voz de Rudy, algo distorsionada

- ¿Rudy? – con una inmensa sonrisa, pues sintió la cólera desvanecerse, hasta salir por la planta de sus pies

-Si, soy yo ¿Quién es?

-Soy yo, Carlos, tu entrenador –

-Ah, hola ¿Cómo estás? -dijo Rudy en un tono cortante

- ¿Bien y tú?

-Bien, Dijiste que te llamara

Hubo un silencio largo del otro lado

-sí, claro, podemos vernos mañana...

Hubo otro silencio que esta vez le pareció a Carlos, duro una eternidad, abrió la boca para decir algo, pero Rudy le interrumpió

-...a las 10 de la noche

-me parece perfecto a ¿Dónde paso por ti?

-podría ser cerca del centro histórico, pero te enviare mi ubicación-

-está bien

-Hasta mañana –dijo Rudy, que colgó enseguida

Carlos se recostó, con una sonrisa en los labios, no pudo dormir enseguida, pues no sabía a donde podrían llevarlo, pero... es que acaso eso era una cita romántica o solo sexo. Esperaba que fuera la segunda opción, pues no quería inmiscuirse de más en algo que podría hacerlo terminar mal socialmente. Pero también estaba seguro de que el sexo solo sería una vez y no volvería a saber de él. Lo sabía pues así eran sus relaciones con los hombres y eso siempre le gustaba, pero ahora, sentía ganas de conocer a este joven mucho mejor, quería formar parte de su vida. Pero eso podía ser. Se durmió pensando que tendría que superar aquel sentimiento, tratando de convencerse que solo una sesión de sexo seria mucho mejor y dolería menos.

Aquel día paso rápido, se dedicó a llevar a hacer el lonche para su hijo pequeño, llevo a su hijo a la preparatoria, llego a su trabajo un poco tarde, pero mientras hacia todo eso, seguía pensando en lo que pasaría aquella noche. En la fortuna, como siempre cada viernes estaba casi vacío, solo los que más amaban hacer músculos, son quienes nunca faltaban, revisaba la lista de quienes debían pagar, casi la tercera parte de los inscritos debían el mes, pero seguramente muchos de ellos ya habían tenido su ultimo día de Gimnasio, por voluntad propia.

El poco trabajo evitaba concentrarse grandes lapsos de tiempo en otra cosa que no fuera Rudy, en momentos deseaba dejar de pensar en el chico, pero se limitaba a sentirse mal unos segundos para siempre en caminar sus pensamientos a su gordito. Se sentía emocionado e intimidado, por el mundo que se negaba a aceptar a personas como él. ¿Cuantos de sus conocidos podrían dejar de dirigirle la palabra por ese motivo? O peor aún, sus hijos, se preocupaba por ellos y los amaba, aun con las malas noticias que llegaban a tomar. Pero ¿si se enteran?, al menos trataría de mantenerlos alejados, para protegerlos. Pero para protegerlos sería mejor no llevar la vida que a plena vista de todos aun lograba ocultar.

LA FORTUNA  (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora