CAPITULO 10 MARIO

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Faltaban cincuenta minutos para la hora de entrada de Mario, tardaría vente minutos en bañarse y arreglarse y otros treinta minutos que tardaba el viaje en auto para llegar a su trabajo. Así lo había planeado, llevaba ya tres días evitando siquiera tocar a su esposa. La besaba porque la amaba. Pero desde lo ocurrido el sábado, su relación cambio de un día a otro, o tal vez evolucionó. Pero no estaba totalmente seguro de aceptarlo.

Abrió la puerta de su casa, rápidamente, tenía la ropa deportiva, pegada al cuerpo por el sudor de haber corrido, trotado y caminado, los últimos noventa minutos. Al entrar a su habitación, se encontró con su esposa, que llevaba puesto el pantalón de vestir negro, que formaba parte de su uniforme del trabajo en una oficina contable. Y se ponía los tacones en ese momento y no vestía nada más.

-tardaste más en llegar hoy -Dijo ella

-Si, no me di cuenta del tiempo -Dijo casi tímidamente Mario

-Te estuve esperando - ella se tocó los senos y camino lenta y sensualmente a su marido- No hemos tenido mucha acción, -le paso su brazo por atrás del cuello- Desde...

- Si, lo sé -Mario permanecía sin moverse

- ¿Qué ocurre? -ella retiro el brazo de Mario

-Nada, solo... solo... tengo que bañarme -camino rápido al baño

- ¿Tiene que ver con lo del sábado?

Mario se detuvo en la puerta sin voltear a mirarla

-si no te gusto no volveremos a hacerlo-

-Debo bañarme, ya se me hizo tarde -dijo Mario

Entro al baño, cerró la puerta, se desvistió. Dio la espalda al espejo y volteando solo su cara, trataba de observarse el trasero

-Tengo un buen trasero -Pensó Mario, llevo sus manos y se masajeo las nalgas

Después con sus dos manos separo sus nalgas, logrando ver su cerrado ano

-Ya me voy -Dijo su esposa del otro lado de la puerta -¡Te amo!- Le grito

- ¡Te amo! - le grito, se soltó las nalgas, abrió la regadera

El agua estaba fría, eso le puso la piel chinita, escucho que su esposa cerraba a puerta de la calle, lavaba su cuerpo y al momento de enjabonarse sus nalgas, se entretuvo más, empezó a masajear alrededor de su ano, su largo miembro comenzó a levantarse. Lo tomo con su otra mano.

Cerro la llave del agua y se llenó los dedos con jabón, resbalo su dedo índice, dejo salir un sonido de placer, su miembro estaba erecto completamente, trato meter su dedo, pero su cuerpo se resistía, hasta que al fin entro y comenzó a meter y sacar su dedo, la sensación era demasiado placentera, deslizo un segundo dedo, siguió metiendo y sacado ambos dedos, mientras frotaba mi miembro con la mano libre. Hacia ambas cosas cada vez más rápido. Comenzó a mover su dedo, apenas se daba cuenta que lo hacía, hasta que estallo, el por primera vez sentía un orgasmo, pero no en el pene, sino en el ano. Dio un grito algo fuerte y su semen salió, cayendo en la pared del baño. Saco sus dedos del ano y los limpio. Se bañó rápido, al salir se dio cuenta que tardo más en el baño de lo que pensó.

Llego a la oficina quince minutos tarde, camino a su oficina, su jefe le dio órdenes, se llama Pedro un hombre mayor, gordo, pero siempre fue tema de conversación entre los empleados y empleadas, el gran paquete que se le marcaba en el pantalón, Mario durante un segundo desvió su mirada a la entre pierna del jefe, esperaba que no lo hubiera notado.

-Soy heterosexual- Dijo Mario en voz baja, cuando entro a su oficina

Para la una de la tarde Joan entro a su oficina, Esta vez llevaba tacón alto y un vestido blanco entallado, que dejaba ver sus buenas piernas. Su cabello castaño corto quedaba perfecto para su bella cara.

-Buen día Mario-

-Hola Joan, buen día -

-Traje estos archivos -dijo ella, que llevaba una carpeta en sus manos y se la entrego- estaba pensando que tal vez podamos ir a comer juntos

-Si claro, te veo en una hora

-Perfecto- dijo ella y salió, moviendo aún más su trasero, llamando totalmente la atención de Mario o de cualquier persona que la viera.

Una hora después, Mario esperaba a Joan cerca del elevador, para bajar al comedor, solo quedaban pocas personas en el piso, ella caminaba hacia Mario, era muy guapa, sabía lo que ella quería, y él no estaba muy dispuesto a dárselo, siempre que se sentía tentado por otra mujer, pensaba en su esposa, en su belleza y su hermoso cuerpo, pocas mujeres podían llegar a competir con ella. Pero Joan si que se le acercaba mucho en la perfección.

-Perdón, solo tengo que entregar esto- señalo un sobre que tenía en la mano- a mi jefe

-te acompaño

-Hace mucho calor hoy verdad -Dijo ella

-Así es, uno no siempre se acostumbra a estas temperaturas

-casi siempre se puede hacer algo para quitarse el calor de encima

-Tienes toda la razón -respondió Mario, entendiendo por completo lo que quería, pasaron por los baños y por cubículos hasta que llegaron a la oficina del jefe que tenía paredes de cristas, con la mejor vista de la ciudad, y un escritorio muy grande con cosas sobre ella -No esta -Dijo ella y entro y dejo el sobre sobre el escritorio

- ¿qué es lo que te gusta hacer para bajar el calor? - Dijo ella, mientras caminaban de regreso hacia el elevador

-creo que es algo que discutiría con mi esposa

-tal vez podría ayudarte-

- ¿A mí? -pregunto Mario, dudoso pues ella nunca fue tan directa

-si

Mario no respondió, por un lado, sentía la necesidad de que seguía siendo el mismo tipo, que podía tener sexo con cualquier mujer cuando quisiera y mas ahora necesitaba confirmar su heterosexualidad, así que cuando estaban frente a la entrada de los baños de hombres, la tomo del brazo y la llevo adentro. Ella sorprendida, se dejó besar por Mario, a penas y se tocaban los labios, no existía pasión entre ellos

-Espera- dijo ella cuando pudo- ¿No hay nadie? -susurro con una risita

Mario reviso todos los cubículos, estaban vacíos, siguió besándola, sentía sus senos pegados a sus pectorales, la fue llevando al último cubículo del baño, cerró la puerta y le quito la blusa y rápidamente desabrocho el sostén de Joan, sus pochos brincaron. Mario se los llevó a la boca, comenzó a morderlos y lamerlos.

Ella llevo sus manos al cinturón del Mario, lo desabrocho al igual que el pantalón que cayó a sus tobillos, bajo su bóxer y ella rasgo levente con sus uñas sus huevos, esa sensación lo éxito aún más. Joan se arrodillo como pudo y comenzó a lamer su pene, después lo metió completamente a la boca, Mario o disfrutaba, pero no podía evitar sentirse un poco culpable. Entonces Joan levo sus manos al trasero de Mario, quien se éxito, su mente volvió a concentrarse en el placer, pensó que ella haría lo mismo que Susana, pero no fue así. Ni siquiera se acercó a su ano

-Espera -dijo Mario en un susurro

-¿qué ocurre? -dijo ella dejando su boca libre

-Lo siento -Mario comenzó a subir su bóxer

- ¿te vas?

-lo siento, mi esposa... no puedo hacerlo -

Susana más rápida que Mario, se vistió

-Entiendo que no quieras hacerlo -dijo avergonzada

-Lo siento, no debió de haber pas...

Susana lo cayó con un beso, para después limpiar el labial con su mano, de los labios de Mario

-por favor no te sientas ofendida

-Aquí no ha pasado nada -dijo Joan abriendo la puerta del cubículo y salió rápidamente del baño.

LA FORTUNA  (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora