Mi celular comienza a vibrar de nuevo, una y otra vez, así que decido apagarlo, mi hermana puede ser muy intensa y al parecer Robert no le importó que le dijera que no me llamará.
Me levanto y sonrió al ver a Alec durmiendo, es muy tierno y no entiendo como lo hace, yo durmiendo sé que me veo fatal, voy al baño y cepillo mis dientes.
Tengo un cepillo en la casa de Alec, a veces me quedaba en ella por nuestras pijamadas y bueno necesitaba uno, me agarró una coleta y lavo mi rostro, mis ojos están rojos e hinchados al igual que mi nariz y una parte de mi labio, bajo a la cocina y comienzo hacer el desayuno, mi mejor amigo baja luego de unos minutos y me abraza por detrás, hace mucho que no nos veíamos.
—Hola pequeña, ¿estas mejor? — pregunta mientras se va a sentar en una silla, yo asiento.
—Gracias por dejarme quedar hoy, pero tengo que volver, mi hermana es capaz de llamar a la policía...— digo con mejores ánimos que ayer, suelta una carcajada.
—Como la otra vez — termina por mí.
Mi hermana llamo a la policía, en ese entonces era menor de edad y Alec recién cumplía su mayoría de edad y bueno todo se confundió y el terminó durmiendo una noche en una celda hasta que logre aclarar todo.
—Voy a tomar una ducha y te dejo en tu casa— anuncia, asiento
—¡Ya mismo está el desayuno! —grito para que me escuche
—¡Gracias, eres la mejor!— grita de regreso yo rio , bueno les contare un poco sobre él, Alec es mi mejor amigo desde hace unos diez años y es casi como un hermano, es heterosexual, lo aclaró por si acaso y tiene novia, me pasa por un año y está siguiendo periodismo, seguramente se preguntarán ¿cómo carajos su novia no tiene celos y deja que duerma en la misma cama que él? , pues fácil, su novia es mi mejor amiga desde que tengo memoria y ella sabe mejor que nadie que no le haría daño, aparte que gracias a mí se conocieron y terminaron siendo novios, lo sé, toda una cupido.
—¡Ya baja! — grito, escuchó como baja corriendo.
—Huele delicioso— dice con una voz cantarina, comenzamos a desayunar tranquilos, Alec sostiene mi mano, yo lo miro.
—Voy a matar a ese desgraciado— me dice serio, yo niego con una media sonrisa, esta no llega a mis ojos.
—no, realmente no lo vale.
Él se levanta y me abraza
—Es un imbécil, si me lo encuentro no respondo— me dice, yo me seco algunas lágrimas y le sonrió
—Gracias.
El me abraza de nuevo, yo rio.
—Eres mi hermanita, no voy a dejar que un imbécil como él se aproveche de ti y se salga con la suya— dice molesto, nos separamos y seca mis lágrimas.
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El Príncipe Damián
Teen FictionUna vida llena de reglas y algunas restricciones, un padre un poco estricto, una madre llena de energía y ganas de vivir, una hermana rebelde, un hermano que pienso que es adoptado, pero mis padres insisten que no lo es, aun así, lo amo y, por últim...