—Sonría por favor — repite el fotógrafo las mismas palabras que llevo escuchando en un lapso de corto tiempo, yo sonrió a la cámara por quinta vez, ya quiero salir de aquí.
—Señorita Elissa, necesito que me dé una sonrisa sincera — me dice mirándome exasperado e irritado, al parecer no soy la única que esta sufriendo con esto, lo bueno es que soy la última ya que me levanté un poco tarde y las demás madrugaron para las fotos, incluso no he desayunado todavía y todo por estar aquí frente a un hombre el cual su paciencia se esta agotando con rapidez.
—Esta es una sonrisa de verdad — digo entre dientes y de nuevo muestro mi sonrisa, la rueda los ojos.
—No voy a tomar la foto hasta que en verdad este lista — es lo último que dice antes de alejarse y sentarse frente a la computadora dentro del salón, suelto un suspiro cansada, realmente no estoy muy feliz que digamos, Jack se enojó por que llegue tarde, escuche por los pasillos que Damián ha tenido una cita con Sky, tampoco entiendo por qué estoy enojada por eso.
Y lo peor de todo es que me bajo el periodo, me duele los ovarios, mis hormonas estas alborotadas y este fotógrafo no puede aplastar el botón y tomar una simple foto.
Quiero llorar y a la vez quemar el jodido palacio.
—Buenos días.
Y entra la persona menos esperada, lo miro por pocos segundos antes de desviar la mirada desinteresada.
—Alteza, buenos días— saluda el fotógrafo haciendo una reverencia con rapidez, él le sonríe y luego dirige su mirada hacia mi persona.
-—Hola Eli.
Se acerca con toda la calma del mundo, ya quisiera yo estar tan tranquila.
—Hola Damián — saludo, él me sonríe achinando sus ojos y el fotógrafo me mira asombrado, evito mirarlo, no debo darle una explicación del porque tuteo al príncipe.
—He escuchado que no quieres colaborar con el fotógrafo y vine hacerte compañía porque estoy seguro que no saldrás hasta que él tome la foto perfecta — dice divertido, yo lo miro molesta.
— No es mi culpa que no aplaste un sencillo botón y me tomé una simple foto — me quejo como una niña, el fotógrafo, que se llama Scott, me mira indignado.
—Alteza, iré por algo de tomar, porque el dolor de cabeza me matara, con su permiso.
Desaparece antes de que le diga lo cuan exagerado es, aun así, sonrió satisfecha, no me cae tan bien que digamos.
—Entonces no quieres sonreír a la cámara.
Acorta nuestra distancia en cinco pasos y en segundos lo tengo junto al frente, muy cerca.
—¿Qué haces Damián? — pregunto con una ceja arqueada.
—Tu sonrisa es hermosa y cuando lo haces tus ojos brillan y tu rostro se ilumina de alegría, sinceramente me encanta que lo hagas— habla casi en un susurro, esta tan cerca que nuestras narices se rozan y las respiraciones de los dos se mezclan en una sola.
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El Príncipe Damián
Подростковая литератураUna vida llena de reglas y algunas restricciones, un padre un poco estricto, una madre llena de energía y ganas de vivir, una hermana rebelde, un hermano que pienso que es adoptado, pero mis padres insisten que no lo es, aun así, lo amo y, por últim...